Ejemplos con cariños

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Golfo, un perro callejero, explica a Reina que con la llegada del bebé los cariños hacia ella por parte de sus dueños serán menores, pero al llegar el bebé Reina se da cuenta de que no es así, tan solo que las cosas sin diferentes y que ella se encargará de cuidar al niño también.
Ya famoso en Europa, siempre le mandaba cariños mediante periodistas argentinos y llegó a opinar que Erico era más que el propio Pelé.
Rodeada de cariños y atenciones y colmada de homenajes de admiración, pasó allí una feliz temporada que alivió su espíritu, pero no detuvo en su carrera la mortal enfermedad.
El personaje interpretado por Pierre Bouvier observa por la ventana los cariños entre ellos, y luego la chica mira el departamento desde donde su novio la estubo observando, para luego irse en un taxi y dejar al joven con el corazón roto.
Sus cariños malogrados de hembra infecunda iban hacia todos los niños de diversas nacionalidades que vivían cerca de ella, tratándolos con varonil dureza de palabra al mismo tiempo que los cuidaba y acariciaba.
A esa carta pertenece este párrafo: Muy hidalgos corazones he sentido latir en esta tierra, vehementemente pago sus cariños, sus goces, me serán recreo, sus esperanzas plácemes, sus penas, angustias, cuando se tienen los ojos fijos en lo alto, ni zarzas ni guijarros distraen al viajero en su camino: los ideales enérgicos y las consagraciones fervientes no se merman en un ánimo sincero por las contrariedades de la vida.
De modo que Juan, a quien había conmovido aquellos cariños, dejó la finca, dos días después de haber llegado a ella, no bien supo que los indios, a pesar de su esfuerzo, corrían peligro de que se les quitase de las manos la posesión temporal que, en espera de la definitiva, había Juan obtenido que el juez les acordaseel juez, que había recibido el día anterior de regalo del gamonal un caballo muy fino.
¡A Juan que, suponiéndola apenada, no bien acabó con cuanta prisa pudo su empeño en el pueblo de los indios volvió a la ciudad, y de allí, aprovechando la noche por sorprender a Lucía con la luz de la mañana, emprendió sin descansar el camino de la finca a caballo y de prisa! ¡A Juan, que con amores muy altos en el alma, consentía, por aquella piedad suya que era la mayor parte de su amor, en atar sus águilas al cabello de aquella criatura, no tanto por lo que la amaba él, sin que por eso dejase de amarla, sino por lo que lo amaba ella! ¡A Juan que, puestos en las nubes del cielo y en los sacrificios de la tierra sus mejores cariños, no dejaba, sin embargo, por aquella excelente condición suya, de hacer, pensar u omitir cosa con que él pudiera creer que sería agradable a su prima Lucía, aunque no tuviese él placer en ella! ¡A Juan que, joven como era, sentía, por cierto anuncio del dolor que más parece recuerdo de él, como si fuera ya persona muy trabajada y vivida, quienes a las mujeres, sobre todo en la juventud, parecían encantadores enfermos! ¡A Juan, que se sentía crecer bajo del pecho, a pesar de lo mozo de sus años, unas como barbas blancas muy crecidas, y aquellos cariños pacíficos y paternales que son los únicos que a las barbas blancas convienen! ¡A Juan, que tenía de su virtud idea tan exaltada como la mujer más pudorosa, y entendía que eran tan graves como las culpas groseras los adulterios del pensamiento!.
El terror le duró largo rato después de despierta, y sólo a fuerza de cariños pude tranquilizarla, prometiéndole además el exterminio del afinador, en cuanto le cogiese a tiro.
Ni la benevolencia de Cortina, ni los cariños y palmaditas de hombro del Ministro de la Gobernación, Sr.
Como despertara este simpático nombre los recuerdos y cariños del buen Milagro, se apresuró D.
Decía esto, ya vencida de los cariños y de la superior fuerza muscular de su hija, que después de tenderla en el lecho y de acomodar su cabeza en el descanso de las almohadas, dábale palmaditas, pronunciando dulces términos filiales.
Volvió a la carga Lea, tratando de vencer a su hermana con cariños y ternuras, ya que los razonamientos no habían sido eficaces, y media hora larga empleó en este sistema de expugnación, a ratos creyéndose victoriosa, después abatida y desalentada por los revuelos que hacía la otra, movida de una pasión irresistible.
Había trabajado en las fábricas, había servido a una familia como doméstica, pero al fin sus hermanas le dieron el ejemplo, cansadas de sufrir hambre, y allí estaba, recibiendo unas veces cariños y otras bofetadas, hasta que reventase para siempre.
En el caballete de Currita, sobre el cuadro mismo que estaba pintando, colocó Paquito con sumo cuidado su obra maestra Luego, riéndose como ángeles del cielo, con la agitación de las grandes expectaciones, con la candorosa confianza en el más santo de los cariños, corrieron presurosos a ocultarse entre los innumerables cachivaches, debajo de una papelera antigua de acero, ocultos por un gran tapiz, que tenía unas figuras muy largas, muy secas, muy feas: las tres Parcas Veíase desde allí el caballete, destacándose en medio el monigote, y los dos niños, muy agazapados, muy juntitos, apretándose el uno contra el otro, contemplaban su obra.
Varias veces me hizo también ir a su cuarto en ocasión en que no estaba solo, sino con una mujer hermosa y elegante, aunque vestida con descuido, y esta mujer me celebraba de bonita y graciosa, y me hacía mil cariños.
Y ante las abnegaciones y los rendimientos de los acendrados cariños, no podrán ser en su pristina simplicidad, el joven y el amante.
Echose de la cama tal como estaba, y casi a la fuerza, mezclando los cariños con la autoridad, como se hace con los niños, le hizo acostar.
Fortunata se reía, y para calmarle aquel desasosiego que sus estrafalarios pensamientos y aprensiones le causaban, prodigole aquella noche, hasta que se separaron, los cariños y cuidados de una hija amantísima con el mejor de los padres.
Hasta las palomas, hija mía, hasta las palomas cuando pasan de cierta edad, se hacen cariños así de una manera sesuda.
Con los mutuos cariños crecía la confianza, que empieza por ser inocente y va adquiriendo poco a poco la libertad de indagar y el valor de las revelaciones.
En los últimos años, Coletilla entraba, como hemos dicho, en el período álgido de su frenesí político, la cólera era su estado normal, y era cosa imposible que en sus fanáticas obsesiones pudiera aquella alma irascible tener cariños y finezas para la pobre compañera que tanto las necesitaba.
Lleváronle casi en triunfo al palacio, y fácil es hacerse cargo de los cariños y obsequios de que fue objeto por parte del Rey y de la Princesa.
Cariños a Sybil y un millón de gracias por tu remedio americano.
Debo advertiros, sin embargo, que yo no le conocí más odios ni otros cariños que el reflejo de mis sentimientos.
Un día, esta infeliz, que estaba escardando en una haza, sacó de la tierra, al revolverla con el almocafre, una muñequita muy vieja, estropeada, sucia y desnuda, pero, en vez de despreciar a la muñequita y apartarla de sí con asco, la miró con la más tierna compasión, la tomó en sus brazos, la hizo mil cariños y se la llevó a su casa.
Le hablaba de cerca, al oído, brindando desayunos, ofreciendo cariños, susurrando galanterías.
Don Probo no tenía ni hondos cariños ni íntimas amistades, solterón sin relieve social ni sentimental, tímido y torpe con las mujeres, indiferentes a todos, cuando desapareciese de entre los vivos sería como brizna de paja un día de aire.
Convenían en que la esposa y la hija del desaparecido eran personas excelentes, sólo que, de puro buenas, especialmente la mamá, nadie podía aguantarlas, y Broade, hastiado de babosos cariños, había huido de la cadena conyugal, yéndose no se sabe a qué regiones desconocidas.

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