Ejemplos con caras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todos los criados tenían un aire común de seminaristas famélicos o de mandaderos de monjas, actitudes humildosas, ademanes de todo sea por Dios , caras largas, huesudas, amarillas.
Los murciélagos, asustados por la luz, volaban torpemente, rozando con sus alas las caras de los dos jóvenes.
Pues son las más caras: dos pesetas cuesta cada una.
¡Vino y más vino! Y conforme circulaban las cañas, los entrecejos más fruncidos, las caras más tristes, los gestos duros.
Miraba con ojos de rabia todas las caras conocidas y burlonas que se agolpaban en la verja.
Las puertas de los palcos abríanse con estrépito, y aparecían en las barandillas, cubiertas con los colores nacionales, las mantillas blancas, las caras risueñas, los peinados con flores, toda una primavera que era saludada a gritos por los entusiastas de abajo, puestos en pie sobre los banquillos de madera.
Las casas como cortadas por el mismo patrón, los trajes iguales, las caras parecidas, unísonas las voces.
Allí permanecía confundido en el grupo de curiosos que atisbaban las caras hermosas, y lo mismo abrían paso a las señoritas que volvían de misa con el devocionario en la mano, que echaban piropos a las criadas emperejiladas, que, doblándose al peso de las cestas, metíanse entre la varonil barrera para comprar un mazo de flores.
¡Más de medio mes sin ganar un peso! Nuestros gastos habían subido considerablemente, hubo que pagar a una criada, y fué preciso comprar no sé qué medicinas muy caras que recetó Sarmiento, y vino de suprema clase para la enferma.
Barbarita abría cada ojo como los de un ternero cuando su mamá, sentándola sobre el mostrador, le enseñaba abanicos sin dejárselos tocar, y se embebecía contemplando aquellas figuras tan monas, que no le parecían personas, sino , con las caras redondas y tersas como hojitas de rosa, todos ellos risueños y estúpidos, pero muy lindos, lo mismo que aquellas casas abiertas por todos lados y aquellos árboles que parecían matitas de albahaca ¡Y pensar que los árboles eran el té nada menos, estas hojuelas retorcidas, cuyo zumo se toma para el dolor de barriga!.
Aquí en esta obscuridad, donde no podemos vernos las caras, una luz inefable sale de ti y me inunda el alma.

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