Ejemplos con cantaras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Y no sería el más bello complemento del cuadro que tú cantaras misa en Burgos el mismo día de la profesión de Gracia, y que.
Dicen algunos que sentía grande afán por el dinero para poder subvenir a sus prodigalidades, porque siendo ostentoso en hacer sacrificios, y esplendoroso en agasajar sus huéspedes, para esto necesitaba tener abundantemente qué gastar, otros, por el contrario, le acusan de escaso y mezquino, diciendo que vendía las cosas de comer que le regalaban. Sucedió con Fílides, criador de caballos, que Temístocles le pidió un potro, y como aquel no se lo diese, le amenazó que en breve había de volver a su casa en caballo de madera, dándole a entender que le suscitaría acusaciones y pleitos entre los de su familia. En la ambición y deseo de gloria excedió a todos, tanto que, siendo todavía joven, a Epicles el de Hermíone, citarista muy obsequiado de los Atenienses, le pidió muy encarecidamente que tañese en su casa, ambicionando que allí concurriesen muchos en su busca. Habiéndose presentado en Olimpia, quiso competir con Cimón en banquetes, en tiendas y en todo lo que era brillantez y aparato, mas los Griegos no se lo llevaron a bien, porque a éste, todavía jovencito y de una casa distinguida, creían que aquello podía tolerársele, mas a aquel, que no era conocido por su linaje, y que les parecía se iba elevando más de lo que a su mérito y facultades correspondía, teníanselo a vanagloria. Fue declarado vencedor, puesto al frente de un coro de trágicos, contienda en que ya entonces se ponía gran diligencia y esmero, y por esta victoria puso una lápida con esta inscripción: “Temístocles Freario presidía el coro, Frínico los instruyó, era arconte Adimanto”. Llegó, sin embargo, a poner de su parte a la muchedumbre, ya hablando a cada uno de los ciudadanos por su nombre, teniéndolos de memoria, y ya mostrándose juez inflexible en los negocios de los particulares, así, a Simónides de Ceos, que, siendo él estratega, le pidió una vez una cosa fuera de lo justo, le respondió: “Ni tú serías buen poeta si cantaras fuera de tono, ni yo un magistrado cual conviene si hiciera gracias contrarias a la ley.” Otra vez, chanceándose con el mismo Simónides, le dijo que en dos cosas obraba sin juicio: en zaherir a los de Corinto, que habitaban una gran población, y en hacerse retratar, teniendo una cara tan fea. Al fin, elevado ya, y congraciado con la muchedumbre, hizo que prevaleciese su facción, y que por el ostracismo saliese Arístides desterrado.
¿Y no sería el más bello complemento del cuadro que tú cantaras misa en Burgos el mismo día de la profesión de Gracia, y que.

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