Ejemplos con canelón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entre las especies que crecen en las márgenes del arroyo se hallan: seibo, el canelón, la palma pindó, el laurel y el curupí.
Al lado de su maestra Amalia Pérez Díaz y junto a grandes actores que enriquecían la inquietud de Alberto Acuña, Roberto Moll, Jorge Palacios, Henry Sakka, Chony Fuentes, Catherine Fulop, Franklin Virgüez, Caridad Canelón entre otros.
En esta década, tuvo una gran importancia el exitoso Ciclo de Oro de Rómulo Gallegos y la producción de grandes telenovelas como Estefanía, protagonizada por Pierina España y José Luis Rodríguez y Elizabeth, con Caridad Canelón y Orlando Urdaneta.
Si se tiene por averiguado que para esta fiesta célebre la asendereada corporación echó la casa por la ventana, resultando una verdadera solemnidad literaria, a juzgar por el kilométrico programa en que figuraban como notas de atracción una «oda» de Florindo, cuya lectura duró tres horas de reloj, y el discurso final, tornasolado y flamígero, que pertenecía por derecho propio al no menos flamígero y tornasolado joven don Arturo Canelón.
Por de pronto, aquellas hondas reflexiones, más hondas aún que las de cualquier Paquito Berza sobre la solución de un problema antropológico, tendían hacia la radiante y magnífica persona de Arturo Canelón.
Y excepción hecha de don Anselmo Espinosa, a quien un violento ataque de bilis postró en cama, honraban con su presencia el acto todos nuestros más conocidos personajes, a saber: Florindo Álvarez, en calidad de poeta épico, Arturo Canelón, con su carácter de periodista, orador y revistero luminoso, el general León Tasajo, acompañado de tres militares más, Jorge de la Cueva, cuyo traje arrebatador anonadaba al concurso, Francisco Berza, como monopolizador de la sabiduría, y Luis Acosta, que fue a sentarse muy cerca de la mesa, en el fondo del salón.
Empingorotado de esta guisa y bañado por la protectora luz que irradia, a veces, la improvisada gente de buen tono, se presentaba el joven Canelón en todo sitio público con aire de conquistador favorecido y luminoso, como podemos ver por el recibimiento que acaban de hacerle las Pérez y las Tasajo juntamente.
A él, Canelón!.
Y las damas, temblando de emoción y de placer, agitaban desde sus asientos los pañuelos y los pintados abanicos, sacrificando los quilates más o menos subidos de su emperifollada nobleza en aras de la fraseología estrepitosa de aquel Canelón.

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