Ejemplos con camino

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada, mostrando la ranilla, sin fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco la arena ardiente del camino.
# #el camino asaeteado de estrellas#, the rays of starlight shining through the branches of the trees suggest arrows.
Entre el redondo trote duro de los caballos, Platero alzaba su raudo trotecillo agudo, que necesitaba multiplicar insistentemente para no quedarse solo en el camino.
Aunque estudió en la Universidad de Sevilla, no le llamaba Dios por ese camino, y desde muy joven encontró en la poesía el desahogo de su alma exaltada y sensitiva.
Confío que nunca me motejarás, ni con el pensamiento, por haberte empujado por ese camino.
Volvió en seguida al camino recto de sus cavilaciones.
Pero si la Juana se ha orientado por el camino de perfección, y comienza a ejercitarse en la paciencia y otras virtudes, débese, ante todo, a una circunstancia en apariencia insignificante y en rigor importantísima, la cual ustedes han procurado, que no yo.
Yo, por la violencia de mi amor, me sentí violento en la lengua: Nos escapamos, porque es el único camino que se nos abre, y si tú no lo sigues conmigo, es que no me quieres.
¿Calzado de fábrica?pensó Belarmino, desviándose del camino recto, buen calzado será ése que no está hecho a la medida.
No sigamos por ese camino, Apolonio, porque tendríamos un disgusto.
Pagaron los carreteros, y arreando sus bestias alejáronse hacia la ciudad, llenando el camino de chirridos de ruedas.
Pepeta iba a seguir adelante, hacia su blanca barraca, que asomaba entre los árboles algunos campos más allá, pero hubo de permanecer inmóvil en el alto borde del camino, para que pasase un carro cargado que avanzaba dando tumbos y parecía venir de la ciudad.
¡Ladrón! ¡Después que se había quedado con su escopeta! Y emprendió el camino hacia Valencia, temblando de frío, sin saber adónde iba.
Pero en la tarde, cuando vió venir por el camino a unos señores vestidos de negro, fúnebres pajarracos con alas de papel arrolladas bajo el brazo, ya no dudó.
¡Virgen Santísima! El carro se salía del camino, atravesaba el ruinoso puente de troncos y tierra que daba acceso a las tierras malditas, y se metía por los campos del tío , aplastando con sus ruedas la maleza respetada.
El camino aquel, afluyente al de Alboraya, no iba a ninguna parte.
Ya alcanzaba a contemplar su huerto, ya se reía del miedo pasado, cuando vió saltar del bancal de cáñamo al propio , y le pareció un enorme demonio, con la cara roja, los brazos extendidos, impidiéndole toda fuga, acorralándolo en el borde de la acequia que corría paralela al camino.
Ya no sabía con qué objeto había llegado hasta allí, tan lejos de la parte de la huerta donde vivían los suyos, y acabó por dejarse caer en un campo de cáñamo a orillas del camino.
Al incorporarse asomó la cabeza por entre el cáñamo y vió en una revuelta del camino a un vejete que caminaba lentamente, envuelto en una capa.
Y la vaca y el ternerillo trotaban por el centro del camino de Alboraya, hondo, fangoso, surcado de profundas carrileras.
Las montañas del fondo y las torres de la ciudad iban tomando un tinte sonrosado, las nubecillas que bogaban por el cielo coloreábanse como madejas de seda carmesí, las acequias y los charcos del camino parecían poblarse de peces de fuego.
Desde entonces, los campos que hacía más de cien años trabajaban los ascendientes del pobre labrador habían quedado abandonados a orilla del camino.
Pero aquella mañana, Pepeta, influída por su reciente encuentro, se fijó en la ruina y hasta se detuvo en el camino para verla mejor.

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