Ejemplos con caliginoso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Todos los habitantes del buque sentían después del almuerzo una tendencia al sueño, abrumados por el caliginoso ambiente entorpecidos por una elaboración pesada, anonadados y felices al mismo tiempo por las voluptuosas contracciones del tubo digestivo en plena tarea asimilatoria.
Por los balcones abiertos penetraba el hálito caliginoso de las neones de verano, cargado de enervantes perfumes.
¡Conque esto es hecho!—¡Adios, Madrid! Te dejo ensayando zarzuelas y discursos parlamentarios, disponiéndote a levantar la Puerta del Sol y a reunir un nuevo Congreso de diputados, esperando la del cielo, esto es, agua llovediza que temple el rigor de tu caliginoso ambiente, y confiando en la venida del Lozoya y de una buena compañía de ópera italiana.
Pero la luz del día ¡bendita sea mil veces!, disipó aquel delirio caliginoso en que mi pensamiento con angustia se revolvía como un loco en su jaula.
»Pero en el hic et nunc, en que tímidos y vacilantes juzgamos irremediable nuestra desgracia, cuando circuidos de horrores y faltos de consejo, hollábamos caliginoso pavor, y palpábamos atezadas lobregueces, ecce Corinna venit, ecce benigna rutilante estrella que aparece a nuestra vista para serenar tan deshechas tempestades.
Según se aproximaron, vieron que era Ostrow, que, envuelta en humo caliginoso, ardía por uno de sus extremos.
Discurriendo y batallando así incesantemente, algo como fiebre se apoderó de él, que a las altas horas de la noche, sumiéndole en caliginoso letargo, llegó a producirle deslumbradores delirios.
El polvo de un cercano derribo traía la ceguera sobre la asfixia, y ofendía los ojos aquella bóveda azul sin el regalo de una sola nube, que con la vivísima luz resultaba de un celeste clarucho y caliginoso.
Ni un soplo de aire, ni un ruido turbaran la calma solemne de la naturaleza: las frondas, los arbustos, los cañaverales silvestres, todo parecía dormir ese caliginoso letargo que imprime el estío en la naturaleza, narcotizada por la influencia de los rayos de un sol ardiente en los climas cálidos y meridionales.

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