Ejemplos con calamitoso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Valdivia describe el estado calamitoso en que quedó la colonia: Mataron veintitrés caballos y cuatro cristianos, y quemaron toda la ciudad, y comida, y la ropa, y cuanta hacienda teníamos, que no quedamos sino con los andrajos que teníamos para la guerra y con las armas que a cuestas traíamos.
Pues, ¿y dónde me deja usía estas ? No me gusta que los regulares se ocupen de estos asuntos, y desearía que concretándose a su ministerio de paz, aguardaran tranquilos lo que los tiempos futuros traigan de calamitoso para nuestro instituto.
pero es calamitoso lo que pasa.
::¡Es un zib calamitoso! ¡Maldito sea quien se compadezca de él!.
trance calamitoso, era la de no haber sido severo con ella, la de no.
Y es que a esas horas, en aquel tiempo calamitoso, comenzaba para los pueblos en que no había una fuerte guarnición, el peligro de un asalto de bandidos con los horrores consiguientes de matanza, de raptos, de incendio y de exterminio.
Se han recogido testimonios en los cuales consta que algunos de los custodios destinados a la vigilancia de los campos, evidenciaban rasgos humanitarios, al preocuparse por el estado calamitoso de los detenidos:.
Las máximas de los dos amigos no eran de las muy a propósito para alcanzar grandes medros en esos días de tan calamitoso desbarajuste social, y en que los hombres entendidos en la política principiaban por traidores, para después de sacar jugo a la rebeldía terminar por leales vasallos del rey.
Sí, su tío era tonto, tonto rematado, un hombre calamitoso, en su buena fe, un hombre sin seso, un maestro contra la realidad, el apóstol de todo lo extravagante, ficticio y convencional que engendra en su estado morboso el pensamiento humano.
-Atolondrado me vea yo a garrotazos -prosiguió el poeta-, si esta composición pindárica no es la más acabada pieza que ha salido jamás de cabeza humana, pero ni el público la ha gozado hasta ahora, proh dolor, ni sé cuándo me veré con dinero para imprimirla. ¡Oh livor!, ¡oh ignorancia!, ¡oh siglo calamitoso y fatal a los alumnos de las Musas! ¡Yo sin capa! ¡Yo sin haber almorzado todavía! ¡Yo debiendo cincuenta reales al padre procurador del Carmen por los alquileres de mi desván! ¡Yo que he puesto en verso el Flor Sanctorum de Villegas, el Roselli, y el Sánchez De Matrimonio! ¡Yo, que he escrito un curso completo de artes y ciencias que puede ir en carta! ¡Yo, que he comentado los Comentarios de Góngora, y he traducido al castellano los prólogos de Huerta, y me muero de necesidad! ¿Quién ha sido el coco de Madrid y sus literatos de muchos años a esta parte? ¿Quién ha hecho callar a tanto hombrón erudito, a tanto sonoro cisne, a tanto Anfión armónico? Sí, señor, debajo de mi cama tengo muchas obras de crítica que aun manuscritas han dado terror al orbe. ¿Qué sería, oh Cilenio raudo, si hubieran sudado los tórculos para publicarlas? Pero ¿qué me canso en manifestar mi suficiencia exótica, si el mismo Apolo...?
::¡Pero en cuanto estoy con él a solas, he aquí que de pronto se siente poseído de ardor guerrero! ¡Ah! ¡es un zib calamitoso!.
::¡Me pertenece en propiedad un zib calamitoso! ¡Es de cera que se derrite, pues cuanto más se le toca, más se ablanda!.
Al oír estas palabras, exclamó Califa: ¿Pues no es cierto el proverbio que dice: Calamitoso como el rostro del mono.
¡Y sentí que sobre mi corazón se abatían pesadamente todas las calamidades del mundo y sobre mi espíritu la desesperación, las tristezas y las preocupaciones! Y dije para mi ánima: ¿Es posible que yo, que vine aquí cruzando los mares con mil millares de dinares de oro y además el importe de la venta de mis treinta navíos, haya podido gastar toda esta fortuna en la casa de ese calamitoso viejo de betún, para salir ahora de ella completamente desnudo y con el corazón roto y el alma humillada? ¡Pero no hay recurso ni poder más que en Alah el Glorioso, el Altísimo!.
Entonces sintiose muy enfurecido el emir Othmán y el gritó: ¡Oh calamitoso eunuco de pez! ¿No te da vergüenza permanecer, mientras hablo yo, tendido en postura indolente como un holgazán cualquiera?.
Entonces el rey se encolerizó en extremo, y gritó: ¡Oh el más calamitoso de los visires! ¡Esta noticia que me anuncias vale tu cabeza! ¡Por Alah! ¡Si es realmente ése el estado de mi hijo, te mandaré crucificar encima del minarete más alto, para enseñarte a no darme consejos tan detestables como los que fueron la primera causa de esta desdicha! Y se precipitó hacia la torre, y seguido del visir penetró en la habitación de Kamaralzamán.
No fue, sin embargo, el calamitoso viaje lo peor, sino la llegada.
Diego habla elocuentísimamente en público, pero es calamitoso cuando escribe.

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