Ejemplos con caballerizos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los mayordomos se encargan del día a día de la Guardia, son criados de los oficiales superiores, cocineros, encargados de los cuervos, contables, caballerizos, marineros, comerciantes, cazadores, granjeros, sastres, herreros.
En este, que era de los de pesca, se daba un tono inaudito: de Madrid contaba maravillas y rarezas que embobaban a sus oyentes, en la Corte tenía innumerables relaciones, conocía marquesas, camaristas, actores célebres, caballerizos y gentiles hombres de Palacio.
Habríale gustado dar convoy a la Reina y a su hermanita, pero casi todo el camino fueron una o dos jornadas por delante, con su lucido acompañamiento de damas, caballerizos, escolta y numerosísima servidumbre.
El Ministerio es una cuadrilla de viejas flatulentas, rapaces, embrujadas, el Real Palacio, una casa de Tócame Roque, donde los dómines y las azafatas, las mozas de retrete y los caballerizos, a diario se tiran de los pelos, la Tesorería, el puerto de arrebata-capas, el Regente, un repleto de oro, Rodil, un payaso, Capaz, un San Miguel, un.
Cuando el Rey no asistía se trocaba el orden, y entonces podía sentarse en el piso tercero de las , cerca de los caballerizos de S.
Arremolinábase la gente al verlas pasar, las damas las saludaban con los pañuelos desde los coches, arrojándoles flores muchas de ellas, y una turba de gomosos a caballo trotaban a uno y otro estribo del coche, a guisa de caballerizos.
Cada individuo de la Familia Real iba en el suyo, resultando una procesión que cogía medio Madrid, con la multitud de batidores, correos, lacayos, escoltas, carruajes de respeto, palafreneros, caballerizos y demás figuras admirables que recreaban la vista y el alma.
Cuando subieres a caballo, no vayas echando el cuerpo sobre el arzón postrero, ni lleves las piernas tiesas y tiradas y desviadas de la barriga del caballo, ni tampoco vayas tan flojo que parezca que vas sobre el rucio: que el andar a caballo a unos hace caballeros, a otros, caballerizos.
Pues, ¿cómo sabes tú preguntó don Quijote que los grandes llevan detrás de sí a sus caballerizos?.
El Ministerio es una cuadrilla de viejas flatulentas, rapaces, embrujadas, el Real Palacio, una casa de Tócame Roque, donde los dómines y las azafatas, las mozas de retrete y los caballerizos, a diario se tiran de los pelos, la Tesorería, el puerto de arrebata-capas, el Regente, un santón repleto de oro, Rodil, un payaso, Capaz, un Tío Carando, San Miguel, un.
En este, que era de los de pesca, se daba un tono inaudito: de Madrid contaba maravillas y rarezas que embobaban a sus oyentes, en la Corte tenía innumerables relaciones, conocía marquesas, camaristas, actores célebres, caballerizos y gentiles hombres de Palacio.
Desde el Retiro, donde me paseaba con Casianilla, veía yo en mi mente las carrozas de la Casa Real, los arreos del guadarnés, los soberbios caballos que pausadamente tiraban de los coches, el mover rítmico de las cabezas de los brutos adornadas de vistosos plumachos, las bordadas libreas, las blancas pelucas, el sinfín de jinetes palatinos y militares, los timbaleros y clarines, reyes de armas, monteros de Espinosa, caballerizos, correos y carreristas, los mancebos, lacayos y palafreneros, y por fin, los regios novios y el acompañamiento de coronadas testas, de Príncipes, embajadores y magnates, que componían el cortejo nupcial.
Su madre había sido azafata, su tío alabardero, su abuelo guardamangier, otros tíos segundos y terceros, caballerizos, pajes, correos, monteros, administradores de la cabaña de Aranjuez, etcétera, etc.
Un soldado lo cruzó en explorador, y detrás echáronse el ministro, su estado mayor, los regimientos, las mujeres, los carros, el ganado, las caballadas produciendo los alaridos de los caballerizos y de los carreros, las voces de mando de los oficiales y los gritos de las mujeres y los niños asustados, un concierto monstruoso que realzaba el formidable rezongo de la corriente.
Habríale gustado dar convoy a la Reina y a su hermanita, pero casi todo el camino fueron una o dos jornadas por delante, con su lucido acompañamiento de damas, caballerizos, escolta y numerosísima servidumbre.
Los cristianos encargados de la seguridad de la frontera norte de Buenos Aires, maniobrando hábilmente, se lanzaron al sur cuando sintieron la invasión, para salirles a los ladrones de adelante, ocuparon y se posesionaron de una de las aguadas principales por donde debían pasar con el botín, sorprendieron a los caballerizos, les quitaron toda la caballada y los cautivaron lo mismo que a la chusma.
Mandé tomar caballos y ensillar, y como el terreno era muy quebrado, durante la operación se distrajeron los caballerizos y me robaron dos pingos.
Ordené que se redoblara la vigilancia de los caballerizos, entusiasmé a los asistentes con algunas palabras de cariño y un rato después ardió flamígero el atrayente fogón.

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