Ejemplos con cóleras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De todos modos, la ofrenda de sangre humana era la mejor garantía para aplacar las cóleras divinas y evitar el castigo celestial.
Olvidaba las cóleras y tristezas sufridas allá.
¡El mar! Su grandeza, insensible para los hombres, cruel e implacable en sus cóleras, abrumaba a Febrer, despertando en su memoria un sinnúmero de ideas que tal vez eran nuevas, pero él las aceptaba como vagas reminiscencias de una vida anterior, como algo que ya había pensado, no sabía dónde ni cuándo.
Sus lágrimas, surgiendo de pronto en este ambiente hostil, podían ser una señal de combate, iban a producir la explosión de todas las cóleras contenidas que adivinaba en torno de ella.
Don Ramón estaba ya acostumbrado a estas cóleras insensatas y no hacía caso alguno de ellas por haberle persuadido, no se sabe quién, de que era achaque común de todos los jóvenes que estudiaban filosofía y letras.
Se sintió arrepentido interiormente de sus cóleras.
Las velas, ahora retemblaban, se impacientaban, se enfurecían, tenían cóleras de algo vivo, brillaban muy blancas a la luz de la luna.
Este mar de las costas vascas es de los más salvajes, de los más violentos, tiene cóleras rápidas e imprevistas, es pérfido y cambiante, hierve, tiembla, siempre agitado y tumultuoso.
La majestad del Atlántico en las noches tropicales hacía olvidar a Ulises las cóleras de sus días negros.
Su serenidad de varón ordenado, incapaz de perturbarse con frívolas aventuras, le hizo adivinar desde el primer momento el secreto de los entusiasmos y las cóleras del capitán.
Las dos hijas, Luisa y Elena, aceptaron con entusiasmo al comensal, que venía a animar sus monótonas conversaciones del comedor, cortadas muchas veces por las cóleras del padre.
Esta hija menor, a la que apodaba la romántica , era el objeto de sus cóleras y sus burlas.
Las tardes del Hotel Drouot le resultaban insípidas cuando no tenía a su lado a esta confidente de sus proyectos y sus cóleras.
¡Qué generosidad la de las mujeres cuando creen llegado el momento de ofrecer! Su padre le inspira gran miedo por sus cóleras, y sin embargo se queda una noche fuera de casa con uno a quien apenas conoce y en el que no pensaba a media tarde La nación siente gratitud por los que van a exponer su existencia, y ella, la pobrecilla, desea hacer algo también por los destinados a la muerte, darles un poco de felicidad en la última hora y regala lo mejor que posee, lo que no puede recobrarse nunca.
También Fernando, que durante los primeros meses sólo veía en María Teresa una conquista más, una mujer elegante y hermosa que halagaba su masculina vanidad, sufría de pronto iguales cóleras.
Quejábanse los artistas de sus cambios de humor, de sus cóleras alcohólicas, que perturbaban los ensayos con un estrépito de batalla.
En seguida se puso a brincar sobre él los dientes apretados, los ojos inyectados en sangre, con una de esas cóleras fragorosas de los hombres fuertes y pacíficos.
En su egoísmo infantil de hombre sano y musculoso, había llegado a considerar a su cuñada como un ser pasivo, razonable y frío, admirable para aconsejar y dirigir a los demás, un ser superior, si se quiere, pero incapaz de sentir aquellas cóleras, aquellas alegrías, aquellas pasiones insensatas que alteraban a los caracteres débiles como el suyo.
Apretó la sábana con las manos convulsas, y lanzó una serie de interjecciones brutales, entregándose a una de esas cóleras breves y terribles de los hombres sanguíneos.
Podía dar nuevas seguras y anticipadas de sus cóleras, de sus desmayos, de sus sonrisas, de sus más profundas palpitaciones.
Y ese día Lucía y Juan estaban en paz: ni permitía Juan, por parecerle como indecoro suyo, aquel llevar y traer de cóleras, que le sacaban el alma de la fecunda paz a que por la excelencia de su virtud tenía derecho.
Pero lo que la traviesa muñeca no decía era que le importaban muy poco las cóleras de mamá y que deseaba la desaparición de Andresito por propio interés.
Amaranta, después de desahogar las antiguas cóleras de su pecho, estaba meditabunda y aun diré que arrepentida de todo lo que había dicho, doña Flora preocupada, y Congosto, con los ojos fijos en el suelo, revolvía sin duda en su cabeza altos y caballerescos pensamientos.
Rodeábanle personajes de mala facha, dispuestos a satisfacer del modo más vil sus rencorosos instintos contra la grandeza, se agitaba él con inquietud afanosa, como quien jamás encuentra lo que busca, ni llega al punto adonde va, el temple viril de su alma se exageraba en vivísimas cóleras y en excentricidades sin cuento.
Aquí están buenos amigos de Karl Marx, que no fue sólo movedor titánico de las cóleras de los trabajadores europeos, sino veedor profundo en la razón de las miserias humanas, y en los destinos de los hombres, y hombre comido del ansia de hacer bien.
Ha hecho justicia a la sanidad de la intención, y yo me he habituado a mirarlo como parte necesaria de mi existencia, a no temer sus cóleras ni a provocarlas, y ya estoy declarado por unanimidad bueno y leal chileno.
Vio las cóleras, los odios y las persecuciones que los suyos habían de sufrir, al derramar en el mundo su divina palabra, vio las guerras y las horribles matanzas que por su nombre y en su nombre habían de ensangrentar la tierra que él había venido a redimir, y la serie innumerable de los mártires, desde Esteban hasta Delboy, desde Molé hasta Juan de Hus y hasta Atahualpa, desfiló, silenciosa, lúgubre, ante su mente contristada.
De pie, en el hogar, entre cóleras y lágrimas, aquel contraste ponía espanto en el ánimo de los contertulios.
¡Ah, pícaro! La prensa de París desata sus cóleras llamándole «gran criminal», y el Times dice de la confesión del príncipe, que entraña la más grave responsabilidad de cuantas adquiriera en los dos últimos años.
Bonacieux cayó en una reflexión profunda, pesó detenidamente las dos cóleras en su cerebro, la del cardenal y la de la reina, la del cardenal prevaleció con mucha diferencia.

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