Ejemplos con célebres

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entre los antiguos alumnos de esta Escuela, se puede destacar a los siguientes personajes célebres:.
A partir de la época republicana son varios los exponentes de la narrativa peruana como Felipe Pardo y Aliaga, Manuel Ascencio Segura, pero el mayor literato del siglo XIX fue Ricardo Palma con sus célebres Tradiciones Peruanas.
Sus miembros más célebres fueron el actual baterista de Iron Maiden, Nicko McBrain, y el ex baterista de la misma agrupación, Clive Burr.
Estas reuniones se hicieron célebres con el nombre de pacomias.
Estudió con los célebres maestros franceses Dela-roche, Monuosin, Delacroix, identificándose especialmente con el primero, con quien se le parangona y de quien tomó, seguramente, su afición por los temas históricos.
Gustavo Doré había dibujadosegún decían muchos isleñosen estos olivares sus más fantásticas concepciones, y el recuerdo de dicho artista trajo a la memoria de Jaime el de otros más célebres que pasaron también por el mismo camino y vivieron y sufrieron en Valldemosa.
Después de almorzar en el hotel visitaron el campo de la feria, subieron a la cabeza de la enorme estatua, contemplando la planicie bávara, sus lagos y sus lejanas montañas, recorrieron la Galería de la Gloria, llena de bustos de bávaros célebres, cuyos nombres leían por primera vez, y acabaron yendo de barraca en barraca, admirando los trajes de los tiroleses, sus bailes gimnásticos, sus gorjeos y trinos iguales a los del ruiseñor.
El libro que, como antídoto a los harto célebres de Balzac y de sus muchos y desafortunados imitadores, ha escrito el señor Pereda, pudo parecer pálido en los caracteres y poco interesante o animado en la acción.
Con estas célebres palabras del Fausto podría empezar un futuro historiador de la poderosa república el Génesis, aún no concluído, de su existencia nacional.
Ciudades célebres en la Historia no eran actualmente mas que calles de ruinas al pie de un montículo coronado por los restos de un castillo fenicio, romano, bizantino, sarraceno o del tiempo de las Cruzadas.
¡París! Grandes tiendas llenas de riquezas, restoranes célebres, mujeres, champañ, dinero Y los hombres, orgullosos de que sus conductores se dignasen hablar con ellos, olvidaban la fatiga y el hambre, reanimandóse como las muchedumbres de la Cruzada ante la imagen de Jerusalén.
Yo he sido compañera de infanciacontinuó Freyade mujeres que son célebres por su riqueza en Nueva York, en París, en Londres Me he tuteado con grandes millonarias que hoy son, por sus casamientos, duquesas y hasta princesas de sangre real.
Los hombres trabajaban, peleaban, querían hacerse ricos o célebres, todo por conquistar la posesión de un pedazo de carne, el más inmundo y vergonzoso del cuerpo humano.
Nápoles no le parecía gran cosa al compararla con otras ciudades célebres italianas.
Las atarazanas de Valencia eran célebres por sus construcciones navales.
Y el castillo medioeval, del que sólo quedaba el recuerdo, se había alzado a su vez sobre los restos del palacio de Lúculo, que tenía el centro de sus célebres jardines en esta pequeña isla, llamada entonces Megaris.
Verdad es que conocía la historia de varios célebres misioneros cuyas virtudes honraban al cristianismo, pero siempre encontraba en su carácter un lunar que me hacía perder en parte mi entusiasta veneración hacia ellos.
En el espacio ocupado por tres calles pequeñas habían vivido casi a un tiempo los hombres más célebres de la literatura castellana.
Posteriormente, esta sección dejó el título de que llevaba por el de , que le puso don Rosendo a imitación de las célebres del.
Las descripciones de los asaltos de armas entre los célebres tiradores de la capital de Francia, excitaban también grandemente su curiosidad.
Y Aresti vivió tres años en París, hizo la vida de estudiante en el Barrio Latino, fué interno en los hospitales, al lado de los más célebres cirujanos, y la fama de sus estudios llegó hasta Bilbao antes que él regresase.
como los políticos célebres o los grandes artistas, que empiezan su carrera desde abajo, conociendo la miseria y bordeando continuamente el peligro.
Poseía la blonda señorita, algo, o mucho, de la singular belleza de dos mujeres muy célebres y admiradas entonces: Adelina Patti y la Emperatriz Eugenia.
Eran excelentes grabados ya pasados de moda, el papel viejo y con manchas de humedad, los marcos de caoba, y representaban asuntos que nada tenían de español, por cierto, las batallas de Napoleón I, reproducidas de los un tiempo célebres retratos de Horacio Vernet y el barón Gros.
Sobre aquellos cinco hay que apuntar doce más en la cuenta, total, diez y siete partos, que recordaba asociándolos a fechas célebres del reinado de Isabel II.
En su muerte la perseguían las fechas célebres, como la habían perseguido en sus partos, cual si la historia la rondara deseando tener algo que ver con ella.
De aquellas célebres mesas habían salido ya un ministro, dos subsecretarios y varios gobernadores.
Español al fin, aunque en realidad descendiese de españoles no bautizados, empuñó seguidamente las armas contra el frances, empero, como no era hombre de contentarse con hacer lo que cualquiera otro, llegó en su patriotismo hasta equipar, armar y mantener a sus expensas, durante cuatro años, una Partida de voluntarios de caballería, al frente de los cuales se cubrió de gloria en muchas y muy célebres batallas.
No tardó en aparecer al opuesto confín del reducido paisaje la tribu de jumentos anunciada por tan claros rumores, sobre la cual iban procesionalmente todos los pasajeros que aquel dia habian tenido precision de encaminarse de la Ciudad a la Capital, dado que entónces era sábia costumbre no hacer este viaje sino formando grandes caravanas, en evitacion de tropiezos con la partida de ladrones del Tuerto B, del Chato X, del Manco H, o de cualquier otro ,—que siempre fueron los cabecillas más célebres y temidos.
Pues que Dios mismo ha tomado parte en célebres batallas, bajo la forma de ángeles o santos, bien pueden sus ministros hacerlo.

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