Ejemplos con cáncamo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cáncamo es un útil que se usa en elevación cuando se pretende elevar un objeto tirando directamente de él.
Para ello el cáncamo se une al objeto a elevar, generalmente por una rosca o soldandose.
En la parte superior del puente suele haber montado uno o varios tornillos de cáncamo para facilitar el transporte de la máquina.
»Para concluir, mi señor don Alejandro: continúan los cerdos revolcándose en las calles sin empedrar, y las gallinas picoteando el césped del encachado de la plaza, el casón histórico, llamado de ''los Capellanes'', se desplomó en abril del año pasado, está mal sostenido con puntales lo que queda del convento de Premostratenses, se va a apuntalar la fachada norte de las Casas Consistoriales, y en la calle del Cáncamo se abrió de repente una sima, tres años hizo en febrero, y sin rellenar se encuentra a la hora presente.
-Pos esa Lola tiée un mantón que no hay otro que se atreva a hablarle de tú, como que, según cuentan, tuvo que pulir un lagar pa poer regalárselo Joseíto el Cáncamo, que ustés lo conocerán porque estuvo mucho tiempo fincao en Jotrón y en Roalabota.
Y al preguntarle esto, detenía por un brazo el tío Cáncamo a Pepe el Perejilero.
-¡Eso no se sabe! -exclamó el tío Cáncamo con acento lleno de incredulidad, y después, mirando fijamente al Perejilero, continuó-: De to lo que a ti te pasa no tiée la culpa naide más que tú.
-Pero ¿cuándo me lo va usté a visar, tío Cáncamo?.
Cuando el tío Cáncamo penetró en las habitaciones que ocupaban en uno de los corralones del Perchel Lola y su madre, ocupábase ésta en atarse al cuello el pañuelo de la cabeza, en tanto aquélla, fresca, limpia y riente, iba de acá para allá, dedicada a sus domésticas faenas.
-No, eso no puée ser, eso no lo pueo consentir yo -dijo Lola con tan extraño acento, que el tío Cáncamo frunció las cejas, sin saber si aquélla hablaba en serio o en tono de zumba.
«¡Chavó, qué gachí esta! Cualquierita sabe si platica de quea u con el corazón en la mano», murmuraba momentos después el tío Cáncamo, alejándose lentamente calle arriba.
Y según cuenta a todo el que lo quiere oír el dueño de la barbería, jamás tuvo tantas probabilidades de saber por experiencia lo que duele una bofetada del tío Cáncamo el novio de Dolores, Pepillo el Perejilero.

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