Ejemplos con burlador

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El eterno burlador: boceto dramático en un acto de cinco escenas y en verso, coautor Ramón de Godoy-- Málaga : Iberia, ,.
Entre los últimos proyectos figuran Argelino, servidor de dos amos, a partir de Arlecchino servitore di due padroni de Carlo Goldoni, en coproducción con Animalario y dirigida por Andrés Lima, y El burlador de Sevilla dirigido por Dan Jemmett.
Su debut oficial como actriz de teatro fue con la compañía española de Julio San Juan, en calidad de dama joven, aunque su primer papel lo consiguió en la obra El burlador de Sevilla, del poeta español Francisco Villaespesa.
Asimismo existen varios personajes literarios del ambiente andaluz convertidos en auténticos arquetipos de la literatura universal como Carmen, la gitana de Prosper Merimée, Fígaro, El barbero de Sevilla de Pierre-Augustin de Beaumarchais y Don Juan, El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina.
El rudo payés, el contrabandista burlador de las leyes, parecía estupefacto por la noticia.
Psiquis se quema las alas en la antorcha del divino Eros, la fiel Penélope desteje su labor, el necio Candaules muestra a Gyjes la hermosa desnudez de su esposa Nyssia, Florinda y don Rodrigo, enlazados bajo un naranjo, dan pretexto a la venida del moro, Carlos I y Bárbara de Blomberg se abrazan enamorados y orgullosos, presintiendo que ha de nacer quien venza en Lepanto, la desvergonzada Lozana se deja tentar por un canónigo a quien pide dineros, Felipe II se exalta mirando el ojo sano de la Éboli, el Burlador de Sevilla descansa en brazos de Tisbea, Felipe IV desciñe a la Calderona los cordones de un justillo, Luis XV se divierte en pintar a la Dubarry un lunar junto a la boca, Mirabeau besa el retrato de Sofía, Fernando VII hace cosquillas a , Rodolfo de Austria expira en brazos de María Véscera, y como síntesis de la dulce locura que a todos agitó, el gran Don Quijote muere resignado sin haber poseído jamás a Dulcinea.
Ya no se le ocurría todo aquello de capricho, vanidad, lo que me dé la gana, un día, una hora La quería por suya como se desea la felicidad, sin fijar término ni plazo, lo antes posible y para siempre: ya no era el temible Burlador de Sevilla, que seduce, logra y desprecia, sino el Tenorio apasionado que se rinde a doña Inés.
En efecto, no sé cómo ni cómo no, ellos se juntaron, y, debajo de la palabra de ser su esposo, burló a mi hija, y no se la quiere cumplir, y, aunque el duque mi señor lo sabe, porque yo me he quejado a él, no una, sino muchas veces, y pedídole mande que el tal labrador se case con mi hija, hace orejas de mercader y apenas quiere oírme, y es la causa que, como el padre del burlador es tan rico y le presta dineros, y le sale por fiador de sus trampas por momentos, no le quiere descontentar ni dar pesadumbre en ningún modo.
DEL BURLADOR, ACADÉMICO ARGAMASILLESCO, A SANCHO PANZA.
El impávido burlador de los dioses recorrió, antes de hallar su verdadero camino, las más varias aplicaciones, y ninguna logró aquietarle.
Como el burlador de Sevilla, tenía a gala engatusar muchachas y hacerse el orejón cuando éstas, con buen derecho, le exigían el cumplimiento de sus promesas y juramentos.
Y cuando llega el turno, Leonello Spada, herido en su vanidad de principiante por desdeñosas burlas de Guido, se estimula a sí propio con la idea de humillar un día al burlador, arrebatándole, no sólo la preeminencia de la fama, sino también la boga de los procedimientos.
Juan de Molière, apenas seduce doncellas, con muchas no es el burlador, sino el burlado, que es lo que comúnmente sucede, el don Juan de Molière apenas mata hombres y hasta tiene que disfrazarse y huir para que no le apaleen.
Oyéndole contar alguna de sus aventuras, acometida con harta impavidez y cierta convicción profesional, vi reproducida en él la figura del burlador de antaño, a un tiempo heroico y cínico.
Su hermano menor fue un día, un solo día, para preguntarle el nombre del amante, del burlador de su honra.
El Pinto fue su amor y su tormento, el burlador de su honra, el estímulo de sus esperanzas, el que había despertado en su alma ensueños de ventura, y despechos ardientes.
Parece ser que muy temprano don Víctor llamó a Frígilis y le obligó a buscar a Trabuco para ir juntos a desafiar al burlador, Frígilis no tuvo más remedio que obedecer, porque al saber Quintanar que el otro pensaba escapar, amenazó con seguirle al fin del mundo y llamarle cobarde en los periódicos, en la calle.
Juan, la arrogancia de Mejía, la traición interina del Burlador, que no necesitaba, por una sola vez, dar pruebas de valor, los preparativos diabólicos de la gran aventura, del asalto del convento, llegaron al alma de la Regenta con todo el vigor y frescura dramáticos que tienen y que muchos no saben apreciar o porque conocen el drama desde antes de tener criterio para saborearle y ya no les impresiona, o porque tienen el gusto de madera de tinteros, Ana estaba admirada de la poesía que andaba por aquellas callejas de lienzo, que ella transformaba en sólidos edificios de otra edad, y admiraba no menos el desdén con que se veía y oía todo aquello desde palcos y butacas, aquella noche el paraíso, alegre, entusiasmado, le parecía mucho más inteligente y culto que el señorío vetustense.
Y descargando sobre su burlador el puño que había levantado contra él, no le deshizo, pero le hizo en la frente un chichón del tamaño de un huevo.
-Ese burlador de profesión, con ser ridículo, y sus víctimas unas pobres ilusas, me causa miedo.
El gitano, ser salvaje dentro de la sociedad, es un prodigio de agudeza, un archivo de triquiñuelas jurídicas y un burlador hábil de la Policía.
¿Y qué escándalo no iba a causar en la ciudad al verle a él, pacífico ciudadano, forzando puertas de templos, ni más ni menos que un burlador de capa y espada? Ocurriósele también gritar, acaso el sacristán, atareado aún en la sacristía, le oyese, pero inexplicable recelo embargó su voz, temiendo verla apagarse sin eco en la alta bóveda, además, algo pueril había en los gritos, que repugnaba a Diego.

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