Ejemplos con bullanga

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡eso sí que me parece que no! Yo no he pensado despacio en esas cosas, ni sé cómo será el enamorarse, pero se me figura que debe ser así más de bullanga, y que entrará vamos, más de prisa y más recio.
Pero esos amores de bullanga, ¿qué falta hacen para ser buenos casados?.
Al despertar, avanzada ya la mañana, oímos gran trompeteo y bullanga: los forajidos se iban, con su condenada doña Nieves a la cabeza.
Y sobre la bullanga femenil oíamos una estruendosa carcajada de la Moral Pública.
Fascinado Vicentito por la bullanga marcial que atronaba la calle, creyó que su amigo Juan volvía para echar con él otro parrafito de cosas de la guerra.
Corrimos hacia el , de donde al parecer venían la bullanga y el resplandor, y al pasar por un pasadizo cubierto de los que en la ciudad tanto abundan, distinguimos un bulto negro y pavoroso que hacia nosotros venía en la actitud más amenazante.
Al pasar por el , advirtió Juan que en el gran número de soldados confundían su júbilo bullicioso con la bullanga de las hebreas.
Desde muy temprano el vecindario discurría por las calles anticipando con su alegría las emociones de tan soberana fiesta, y las tropas acudían con marcialidad y bullanga, como en son de simulacro de una batalla, al estratégico plan de cubrir la carrera, lo que no debía de ser cosa fácil, a juzgar por el ir y venir de Generales con sus escoltas, y el presuroso correr de ayudantes de órdenes llevando las precisas para la movilización de los cuerpos y el señalamiento de posiciones.
La prisión en que tan a disgusto estaba volvíale pronto a su mal humor y poniéndose muy regañón decía a su mujer: Eso, eso, déjame solo otra vez para ir a divertirte con la bullanga de esos idiotas.
La bullanga se hace en nombre del partido exaltado, pero ¿no presumen ustedes quién es el verdadero autor de este movimiento?.
Todos metían una bullanga de mil demonios.
Amaneció el tercer día, y fue de bullanga popular.
Al pasar por el Zoco, advirtió Juan que en el Mellah gran número de soldados confundían su júbilo bullicioso con la bullanga de las hebreas.
Corrimos hacia el Zoco, de donde al parecer venían la bullanga y el resplandor, y al pasar por un pasadizo cubierto de los que en la ciudad tanto abundan, distinguimos un bulto negro y pavoroso que hacia nosotros venía en la actitud más amenazante.
Fascinado Vicentito por la bullanga marcial que atronaba la calle, creyó que su amigo Juan volvía para echar con él otro parrafito de cosas de la guerra.
Aquel maldito licor picaba como un demonio, producíale llamaradas en todo el cuerpo, y en la cabeza un levantamiento, un pronunciamiento, una insurrección de todas las energías, un motín de ideas, bullanga y jarana extraordinarias.
¡Encantadora joven! A todo atendía, cual si nada ocurriese en la Creación que no fuese importantísimo, atendía a la hoja desprendida del árbol, a la mosca que pasaba zumbando, a cualquier ruido del viento o bullanga de los chicos en el camino.
Pito, repantigado en una silla, con las piernas estiradas sobre otra, y echando la cabeza atrás, increpaba al techo con expresiones burlescas y roncas, que en medio de la infernal bullanga de los otros dos apenas se entendían.
Aquel día, pues, el brío popular era terrible, se habían desbordado las masas, como suele decirse en lenguaje revolucionario, y la Bastilla de mis planes había sido tomada con estruendo y bullanga.
El motivo de tantos plácemes y de bullanga tan estrepitosa era que se había recibido un telegrama de Cuba manifestando estar asegurada la elección de José María.
Encarnaba en sí la novelería, la bullanga y el entusiasmo monárquico del antiguo pueblo de Madrid.
La bullanga se hace en nombre del partido exaltado, pero ¿no presumen ustedes quién es el verdadero autor de este movimiento?».
Algo le contaron a mi amiga, algo de proyectada conjura o bullanga llegó a sus oídos, y ella lo abultó con su disparada imaginación y criterio chabacano.
Gradualmente descendían las sílfides en su giro vertiginoso, y nos aturdían con aquel rumor, que no sé si era cháchara o graznido, bullanga de risas o estridentes exclamaciones de alegría burlesca.
Distraídos por la bullanga que alegraba el campamento, suspendieron su conversación.
Di la voz de arrear de firme, y con bullanga partieron coche y galera, y los almogávares de a caballo.
A muchos designó Telesforo como gente alborotada y maleante, patriotas de oficio que acuden a donde hay tumulto y bullanga por la Libertad o la Constitución, aunque ninguno sepa cuál de las que tenemos está vigente.
Cenaron y bebieron alegremente arrieros y leñadores, y Santo Barato, hombre sin semejante para toda fiesta y bullanga, cantó villancicos en castellano y en vascuence, y bailó la jota y el aurresku con mozos y mozas de Aránzazu, en medio de grande algazara.
Más parecía aquello bullanga de Carnaval, que prendimiento de malhechores.
Cogidos de las manos iban los tres hermanitos, temerosos de perderse en la bullanga.

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