Ejemplos con brochadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Levantábase la población a cosa de cien metros de la orilla, pero como su plano era un suave declivio, y no habiendo en él sino algunas palmeras y canelos, se veía por entre sus troncos el explayado y majestuoso río, distinguiéndose a lo lejos hasta el ligero escarceo con que el Bobonaza hace ostensible el rico tributo que paga a su señor, y las canoas que iban o venían o se balanceaban amarradas a la ribera y parecían aves acuáticas prestas a surcar las ondas y cambiar de margen. Los rústicos edificios, abrigo de unas cincuenta familias záparas que constituían toda la Reducción, se hallaban aislados unos de otros y en pintoresco desorden. Los indios habitualmente dedicados a la pesca, tenían sus barracas más próximas al río, de modo que en las grandes crecidas las azotaban las olas y hacían estremecer, sin causar empero zozobra ninguna a sus impávidos moradores. Eran todas las casas, como son hoy las más de otros pueblos cristianos del Oriente, y como las ya descritas de los Tonganas, labradas sobre postes de incorruptible guayacán y eriupo, guadúa partida por paredes, y los empinados techos cubiertos de chambira o de bijao. Los jívaros y otros salvajes no convertidos usan tamañas chozas donde viven juntas muchas familias, y donde arde el hogar al pie de cada lecho, pero los misioneros han enseñado a los indios de sus Reducciones la manera de vivir más cómodamente en casas separadas, y han quitado algo a la rusticidad de ciertas costumbres. En Andoas cada familia tenía su mansión aparte. En los intermedios de una a otra había naranjos de redondas copas cubiertos de azahares y frutas en diversa sazón, y plátanos de cuyas abiertas y airosas coronas desparramadas en torno pendía el fruto en luengos cuernos de esmeralda o de oro, según el punto de madurez. Atrás se extendían las sementeras de varias raíces, y cada pequeña heredad tenía por linde una hilera del precioso arbusto del achiote que sirve para hacer apetitosos los manjares, y en muchas tribus para pintarse caras y cuerpos. De Norte a Sur, y en regular semicírculo, se alzaba al cielo un gigante muro de verdura, formado de matapalos, higuerones, ceibas y otros reyes de la vegetación, entre los cuales sobresalían las palmeras, cuyos penachos se movían al aire como arrancados de la masa principal. En esta magnífica fortificación de la naturaleza, delante de la cual las casas del pueblo parecían solo colmenas artificiales, se notaban puntos sombríos como bocas de abismos, o bien sobresalían a manera de grandes brochadas dadas a la ventura, los festones de hojas claras de algunas enredaderas, o pendían éstas en soberbios doseles y cortinajes recamados de flores, deliciosa mansión de lindas aves y brillantes insectos, y no pocas veces columpio de abigarradas culebras, bellísimo peligro de las tierras calientes.

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