Ejemplos con brincos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A veces toca con un grupo amateur de la Escuela canciones de Los Bravos y Los Brincos.
Barrabás nació de la mano de Fernando Arbex, quien tras la disolución de Los Brincos quiso formar un grupo en el que se combinase la riqueza instrumental de las formaciones sinfónicas con los ritmos y percusiones latinas, así como con el funk, al igual que estaban haciendo otras formaciones como Santana, Mandrill u Osibisa.
Muy conocido es el dicho barranquillero: No es nada el disfraz de marimonda sino los brincos que hay que dar.
El movimiento es así: alternando los pies con pequeños brincos que hacen balancear el cuerpo a lado y lado, este balanceo es el movimiento quebrado , se gira en el puesto o alrededor del salón.
Los síntomas incluyen salivación, protrusión de la lengua, movimientos masticatorios, temblores musculares, incoordinación, ataxia, hiperestesia, sintomatología que se alterna con los famosos brincos que dan nombre a la enfermedad.
Andaba algún tiempo a brincos por las calles de arena rebotando en las hojas secas, al acercársele Lucía daba de pronto un voleteo yendo a posarse en la cima más alta de las acacias rumorosas.
Volvió al , y entró en su dormitorio, donde tenía recado de escribir, escribió una carta, y guardándosela en el pecho bajó las escaleras a brincos, y tomó a buen paso hacia la calle principal.
¡Es que daba unos brincos tan grandes! Se ponía así para arriba ¡Jesús! Yo estaba asustada.
De dos brincos se plantó debajo del corredor, antes que el intruso pudiera montar sobre la barandilla, y con su famoso roten, le descargó en las espaldas tal garrotazo, que el pobre hombre soltó las manos y se dejó caer al suelo.
La levantó como una pluma, y poniéndola sobre un brazo como a los niños, comenzó a dar brincos por el jardín.
Mas no los soltó el niño, y oprimiéndolos contra su pecho, subió a brincos la escalera, hasta llegar al vestíbulo, cerróle allí el paso una extraña figura que se paseaba de un lado a otro con las manos a la espalda.
Pero éste reía y marchaba dando brincos para convencerla de la fortaleza de sus pies, vestidos solamente de un fino calcetín.
con saliva de monarepuso ella muy enojada: ¿no sabes que la has toda a puros brincos? ¿Quién tiene la culpa?.
¡Creese un absurdo eso de morir, cuando todo se conmueve y resucita!—Ni ¿cuál será el arbol seco, cuál el corazón gastado que permanezca aterido cuando llueven del cielo promesas de amor y placidísimas esperanzas?—Por el contrario: ¡es tan grato dejar la capa umbrosa y tétrica, atacarse el pantalón de lana dulce, desabotonarse la levita de primavera, calzarse el guante de medio color y dar cuatro vueltas por el paseo de las Estatuas! ¡Es tan dulce comprar flores, comer fresa, revolcarse en los trigos, leer a la sombra de un árbol, fumar en Chamberí hablando con un amigo, tirar a la pistola en la Fuente Castellana, almorzar en la Alameda de Osuna, escribir versos en la Montaña del Príncipe Pío, tomar leche en la Casa de Campo! ¡Es tan hermoso vivir, andar, correr, dar brincos como un corzo, estirarse como un D.
Cuál llevaba una botella de vino, cuál el jarrito con leche de almendra, otras salían de las tiendas de comestibles dando brincos o se paraban a ver los puestos de panderetas, dándoles con disimulo un par de golpecitos para que sonaran.
Cuando, por haber entrado la enfermedad en el período de descamación era más fácil el contagio, Pepe, que no lo ignoraba, redobló sus cuidados y, durante la convalecencia, se estuvo constantemente haciendo compañía a la muchacha, satisfaciendo sus caprichos y tolerando sus impertinencias, hasta que, dada ya de alta, tornó a su puesto de antes y siguió vendiendo cohombros a los chicos y ensartando buñuelos toda la mañana en los juncos, lo cual, con el manejo de los ochavos, acababa por dejarle los dedos sucios y pringosos: luego, de cuatro brincos, se plantaba a ver a la chica.
Uno se le subía por la manta que le envolvía las piernas, otro estaba en su regazo sentado sobre los cuartos traseros, refregándose las patas con la lengua y el hocico con la pata, y un tercero se le había subido a un hombro y allí seguía con vivaracha atención los brincos de la bola del , marcándolos con la pata en el aire.
Mándemerepitió la chiquilla dando brincos entre risueña y suplicante.
La mona se dio por enterada, y volvió a la cocina dando brincos.
Por la mañana había cumplido admirablemente, estuvo muy suelta de lengua y de manos, haciendo garatusas y dando brincos en cuanto la señora le quitaba la vista de encima.
¿Ves esa farolona?dijo Guillermina a su amiga, es una de las hijas de Ido Esa, esa que está dando brincos como un saltamontes ¡Eh!, chiquilla No oyen venid acá.
A la claridad lunar divisa por fin un monstruo de fantástico aspecto, pegando brincos prodigiosos, apareciendo y desapareciendo como una visión: la alternativa de la oscuridad de los árboles y de los rayos espectrales y oblicuos de la luna hace parecer enorme a la inofensiva liebre, agiganta sus orejas, presta a sus saltos algo de funambulesco y temeroso, a sus rápidos movimientos una velocidad que deslumbra.
—El propósito es, respondió el alférez, de que toda aquella balumba y aparato de cadenas, cintillos y brincos, podia valer hasta diez o doce escudos.
—Así fuera, respondió el alférez, si la verdad respondiera al parecer, pero como no es todo oro lo que reluce, las cadenas, cintillos, joyas, brincos, con solo ser de alquimia se contentaron, pero estaban tan bien hechas, que solo el toque o el fuego podia descubrir su malicia.
Juan, llevado de su valeroso corazon, en dos brincos se puso a su lado, y metiendo mano a la espada, y a un broquel que llevaba, dijo al que se defendia, en lengua italiana por no ser conocido por español:.
Y volviendo a la cama, metió la mano por entre los colchones, y sacó la llave de en medio dellos, sin que el viejo lo sintiese, y tomándola en sus manos, comenzó a dar brincos de contento, y sin mas esperar abrió la puerta, y la presentó a la dueña, que la recebió con la mayor alegría del mundo.
El pecho, los dedos, los brincos, el dia señalado del hurto, la confesion de la jitana, y el sobresalto y alegría que habian recebido sus padres cuando la vieron, con toda la verdad confirmaron en el alma de la corregidora ser Preciosa su hija, y así cogiéndola en sus brazos se volvió con ella adonde el corregidor y la jitana estaban.
Apénas hubo oido la corregidora las razones del papel, cuando reconoció los brincos, se los puso a la boca, y dándoles infinitos besos, se cayó desmayada, acudió el corregidor a ella ántes que a preguntar a la jitana por su hija, y habiendo vuelto en sí, dijo:.
La Carducha, que vió que en irse Andres se le iba la mitad de su alma, y que no le quedaba tiempo para solicitar el cumplimiento de sus deseos, ordenó de hacer quedar a Andres por fuerza, ya que de grado no podia: y así con la industria, sagacidad y secreto que su mal intento le enseñó, puso entre las alhajas de Andres, que ella conoció por suyas, unos ricos corales, y dos patenas de plata con otros brincos suyos, y apénas habian salido del meson, cuando dió voces diciendo que aquellos jitanos le llevaban robadas sus joyas, a cuyas voces acudió la justicia y toda la gente del pueblo.
En resolución: él me aduló el entendimiento y me rindió la voluntad con no sé qué dijes y brincos que me dio, pero lo que más me hizo postrar y dar conmigo por el suelo fueron unas coplas que le oí cantar una noche desde una reja que caía a una callejuela donde él estaba, que, si mal no me acuerdo, decían:.

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