Ejemplos con bordón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Alrededor de la iglesia se fue construyendo el Bordón que se conoce hasta hoy.
En el parche inferior, que no se toca, se suele colocar algún bordón o cuerda que roza superficialmente la piel y vibra con ella.
El bordón desciende, como el bastón, de un bastón de peregrino.
El bordón es la marca de ciertos dignatarios de capítulos que no tienen derecho a las insignias pontificias, como los priores, primicerios, grandes chantres o prechantres.
Este cetro tenía antecedentes míticos, se decía que era el bordón del dios Tonapa, entregado generosamente al cacique Apotambo y luego heredado de éste por su hijo Manco Cápac, quien lo usó durante su marcha desde el Huanacauri.
Un bordón es pasado en palo detrás del escudo.
Un tubo abierto produce un tono en el que participan tanto los armónicos pares como los impares, mientras que un tubo cerrado, tal como un bordón, produce un tono básicamente con los armónicos impares.
La portalada de piedra granítica es la original aunque cambiada de emplazamiento, presenta un arco de medio punto con dos arquivoltas, la exterior con motivos escultóricos de cuatro caras, dos por lado, en el centro una cabeza de buey y el resto de la decoración son pequeñas pirámides, la arquivolta interior está formada por un bordón.
El santo, embarcado en su manto, ponía el bordón por mástil y el capuchón por vela.
La Torralba, que lo supo, se fue tras él, y seguíale a pie y descalza desde lejos, con un bordón en la mano y con unas alforjas al cuello, donde llevaba, según es fama, un pedazo de espejo y otro de un peine, y no sé qué botecillo de mudas para la cara, mas, llevase lo que llevase, que yo no me quiero meter ahora en averiguallo, sólo diré que dicen que el pastor llegó con su ganado a pasar el río Guadiana, y en aquella sazón iba crecido y casi fuera de madre, y por la parte que llegó no había barca ni barco, ni quien le pasase a él ni a su ganado de la otra parte, de lo que se congojó mucho, porque veía que la Torralba venía ya muy cerca y le había de dar mucha pesadumbre con sus ruegos y lágrimas, mas, tanto anduvo mirando, que vio un pescador que tenía junto a sí un barco, tan pequeño que solamente podían caber en él una persona y una cabra, y, con todo esto, le habló y concertó con él que le pasase a él y a trecientas cabras que llevaba.
Y luego se abrazaron los dos, y Sancho subió en su rucio, y Ricote se arrimó a su bordón, y se apartaron.

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