Ejemplos con bonachona

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es una mujer cándida y bonachona que a menudo es tomada por insulsa.
Las más pequeñas se deslizan por debajo del vientre de la cantora, que, bonachona y tolerante, levanta las patas traseras para no estorbar su camino.
Su carácter desigual y contradictorio gravitaba sobre los pobladores de sus tierras con una tiranía cruel y bonachona.
Le sublevaba el orden minucioso y mecánico, siempre igual, sin algo de arbitrariedad extravagante, de tiranía bonachona.
¡Todos le robaban! Al día siguiente hablaba con sonrisa bonachona de una importante cantidad que debería pagar por haber garantizado con su firma a un conocido , en completa insolvencia: ¡Pobre! ¡Peor es su suerte que la mía!.
El medallón principal ofrecía esmaltada, sobre un fondo de ese azul especial de la , la cara ancha, bonachona y tristota de Luis XVI, en torno, un círculo de medallones más chicos, presentaba las gentiles cabezas de las damas de la corte del rey guillotinado, unas empolvado el pelo, con grandes cestos de flores rematando el edificio colosal del peinado, otras con negras capuchas de encaje anudadas bajo la barbilla, todas impúdicamente descotadas, todas risueñas y compuestas, con fresquísima tez y labios de carmín.
El doctor hacía esta pregunta con una expresión de malicia bonachona en los ojos y la boca.
Es un Diógenes ordenado, que ha tomado la vida por el lado práctico, aprovechando las bonanzas que nos ofrece, y presentando a las tempestades el murallón de una filosofía pasiva, de que son emblema su corpulencia, su sonrisa bonachona y sus epigramas flemáticos.
La señora del alcalde era una dama bonachona, sin otra flaqueza que suponerse muy relacionada en la corte.
Aspecto menos marcial jamás se ha visto, pero tampoco fisonomía más bonachona que la de D.
Tomó el mando de ellos el menos militar de los hombres, el de más pacífica y bonachona estampa: don Pascual Madoz.
con expresión bonachona, la cabeza de un burgomaestre.
El Inglés me miró con una sonrisa bonachona.
-Ya veremos cómo hacer felices a esos pobres diablos -parecía decir la sonrisa bonachona de Su Majestad don Pedro Pablo I de Cumaná.
Las más pequeñas se deslizan por debajo del vientre de la cantora, que, bonachona y tolerante, levanta las patas traseras para no estorbar su camino.
Esto fue dicho con tal jovialidad bonachona que todos se echaron a reír, todos menos, naturalmente, doña Gertrudis, que no conseguía llegar a mostrarse amable ni aun para adular a Tatita.
Fue a verme Cárceles, que trató de animarme con su jovialidad bonachona.
Sin negar ni afirmar nada, mi sonrisa bonachona dio a entender al buen Pajalarga que estaba en lo cierto, pero tuve cuidado de añadir que el asunto era delicadísimo, y la reserva me obligaba a ser sordo y mudo.
Sin pronunciar una sola palabra subversiva, sin ultrajar a nadie, ni poner en su queja más que una ligera inflexión de amargura, sólo con el respirar, sólo con la multiplicidad ingente de los rostros, en que dominaba la expresión bonachona, produjeron en las clases privilegiadas y en todo lo de arriba un hondo miedo, el vértigo de los abismos.
Pues como le digo, es persona sentada, tan limpio que da gloria verle, la cara bonachona, los cabellos entrecanos.
bonachona, con ademán episcopal, Taine vendrá a veces y.
, y no se cayó el firmamento, ni subió el vino, ni vieron los españoles la menor alteración en su vida bonachona.
Las respuestas eran bastante evasivas, pero dadas con franqueza bonachona, y tales, que don Anacleto no dudó ya de haber encontrado al compadre de sus ensueños.
Fue a pedir a la vizcacha le prestase su casa para la noche de las bodas, y la otra, bonachona, consintió, pasándose a vivir en casa de una parienta, para no turbar la luna de miel de su huésped.
» y cuanto ven en esa egregia dama los soñadores ojos de la poesía bonachona y elegante.
Don Álvaro habló de amor disimuladamente, con una melancolía bonachona, familiar, con una pasión dulce, suave, insinuante.
Quintanar era inagotable en el capítulo de las quejas y de la envidia pequeña, al pormenor, cuando se trataba de su amigo íntimo, de su Frígilis, se sentía dominado por él y desahogaba la colerilla sorda, cobarde, bonachona en el fondo, en estas confidencias, Mesía era una especie de rival de Frígilis que asomaba, don Víctor encontraba cierta satisfacción maligna en la infidelidad incipiente.
Cuando Mesía ya cerca de las tres, de vuelta del Casino, trataba de llamar al sueño imaginando voluptuosas escenas de amor que se prometía convertir en realidad bien pronto, al lado de la Regenta, protagonista de ellas, vio de repente, y ya casi dormido, la figura vulgar y bonachona de don Víctor.
El galgo, que era listo, estuvo al punto al cabo de que la Zorra le iba a jugar una de sus pasadas a la bonachona de la Vejeta, y le dijo:.
La Vejeta, por bonachona que fuese, empezó a entrar en desconfianza, y le contó a un galgo, amigo suyo, lo que le pasaba.

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