Ejemplos con bochorno

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hay uno secundario en sentido contrario llamado bochorno.
Los Mendoza mantuvieron firme su apuesta por la princesa Juana, a tal punto, que vieron con bochorno y como una traición el hecho de que el rey Enrique cediese, en los toros de Guisando, los derechos de su hija.
En la costa mediterránea se dio la situación típica durante estas situaciones de bochorno y mínimas muy altas, pero no se alcanzaron los valores de la ola de calor del año anterior.
Según el general Fotheringam que lo conoció personalmente, Reichert no era polaco sino alemán y que se había incorporado al ejército en Azul y que había tomado el nombre de un desertor llamado Teófilo Ivanoski para evitar un bochorno para el ejército y además cobraría los sueldos no cobrados del desertor.
Como resultado del bochorno oficial por el fracaso, y preocupados por las posibles filtraciones justo antes del inicio de la invasión real de Europa, se tomó juramento de secreto a todos los supervivientes por parte de sus superiores jerárquicos.
Aunque la prensa alabó la música de Strauss, las palabras que la acompañaban fueron catalogadas de banales y tontas, por ejemplo, se hicieron alusiones al asado de carne elaborados a partir de la suela de una bota, y cuando en escena se interpretó el vals, el personaje del Duque de Urbino cantó su canción-vals con un tono de maullidos, lo que fue recibido con mucho bochorno por la audiencia de Berlín.
Las manifestaciones más comunes van desde mareos, edema de miembros inferiores, cefalea, enrojecimiento de la cara y sensación de bochorno.
De este desvarío, que fue sin duda obra del Enemigo Malo, resultó para mí el bochorno que puedes imaginarte.
La pena y bochorno de estas revelaciones me hicieron enmudecer.
Bastante hemos hecho, ¡rediez!, con salvarlos del bochorno de ser cogidos y avergonzados en público por esta canalla del Gobierno.
Con el ansia cariñosa con que recibe todo el que tiene gana de charlar a cualquiera que puede servir de auditorio, recibió el viejo a Jacobo, mandando al punto poner otro cubierto en la mesa Necesitaba él desahogarse, porque el berrenchín, el bochorno que había pasado el día anterior aún no le había salido del cuerpo.
Había rendido mujeres sosas de las que caen sin lucha ni gracia, como fardos abandonados a su propio peso, señoritas imbéciles, tocadas de fría sensualidad, mozuelas que ceden por cálculo y se equivocan en la cuenta, casadas de las que se visten con gajes del adulterio, viudas aventureras, semejantes a los aros de circo con el papel ya roto, en que no deja señal un salto más o menos, pecadoras por hambre, que soportan los besos haciendo números de desempeños y deudas, lascivas por codicia que ponen el cuerpo a interés compuesto, y también disfrutó alguna de esas mujeres inocentemente viciosas, alocadas, que se entregan sin pensarlo, y a quienes se goza de improviso cortando la monotonía de la vida, como esas ráfagas de aire fresco que interrumpen de pronto el bochorno asfixiante de un día abrasador.
¡Qué bochorno! ¿Estás enfadada? No, si no hay para qué.
Cuando salió a la calle, el aire fresco le serenó algo, pero el bochorno sufrido oyendo a Millán le pesaba en la memoria como el rubor de una falta propia: unos instantes le agradecía el aviso, otros, casi le guardaba rencor.
¿Cómo no morís de bochorno, al pensar que destrozasteis aquellos primores artísticos?.
Este sesgo del asunto tiene para la familia la ventaja de que mi señora la condesa no pasará ningún bochorno.
¡Qué bochorno! Yo sabía tan bien mi papel.
¡La que ha sido siempre la misma honradez, hija de padres honrados, como no los ha habido desde que el mundo es mundo, verse en este bochorno! ¡Ay, Sr.
-Pero señora doña Bernarda, empiece usted por contarme el cómo, cuándo y de qué manera de ese bochorno para ver de ponerle remedio.
¡Qué día de ascuas se nos depara! ¡Y luego la mala noche y el bochorno! ¡Qué prestigio de autoridad ni qué calabazas! ¡Al infierno con don Liborio!.
Sí, lo sabía, algo, un no sé qué, superior a él, se lo decía, estaba convencido, cierto de ello, con el bochorno en más de verse reprobar.
querer no era poder, que lo admitiesen, en eso estaba el negocio, la gran cuestión, en no exponerse a un rechazo, a que le fuesen a arrimar con la puerta en las narices y a sufrir él un bochorno inútilmente.
Los que engendró en la fiebre del bochorno.
Y no de sus libros, de su vida, que era la forzosa negación de sus libros, sufrió el novelista bochorno.
Abstraído, reconcentrado en el secreto examen que de sus propias fuerzas intentara, mirábase obligado a confesarse, a pesar suyo, su impotencia, íntimamente y a él solo, allá, en la negra, en la misteriosa mudez de su conciencia, en lo más recóndito de su alma, poseído de un sentimiento de sordo malestar, algo como un bochorno de pobre vergonzante.
Y, además, el niño era lo único que le quedaba en este mundo traidor, y ya que pasaba tanto trabajo y tanto bochorno para seguir viviendo, ya que no se tomaba una caja de fósforos porque Dios manda que eso no lo hagamos, al menos el niño, el niño.
-Pues ¿cómo están allí? -preguntó Nieves gozándose en el bochorno de Leto.
Por puertas y ventanas trepan al asalto la helada, el bochorno, el tráfago y las impurezas de la vía pública.
Las facciones de la novia, al pronto asombradas, expresaron, al fin, bochorno, desprecio infinito, ira profunda.
»¡Yo, descendiente de reyes, convertido en una bestia como Nabucodonosor! ¡Yo, poeta, vivir despreciado del mundo que piensa y siente, ser mengua de la especie humana, paria entre los ciudadanos, degradación y bochorno de mi estirpe!.

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