Ejemplos con bizcocho

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Después de que ha sido horneada, se corta el bizcocho horizontalmente por la mitad y se rellena con la crema.
La Concha es un pan dulce originario de Mexico consiste en un pan tipo bizcocho con masa en forma de espiral ya sea sabor chocolate o vainilla en la parte de arriba.
El castella o es un popular bizcocho japonés hecho con azúcar, harina, huevo y sirope de almidón, muy común en los festivales y como comida callejera.
No hay duda de que estas condiciones se pasaban a veces por alto a causa de la picaresca personal o de las necesidades temporales del ejército, pero en general siempre se exigió que el soldado estuviese sano y fuerte, y que contara con una buena dentadura para poder alimentarse del duro bizcocho que se repartía entre la tropa.
Consiste en una masa similar al bizcocho, pero más aplanada, rellena de anises en grano y recubierta de azúcar.
Hablan y tratan con los nuestros, y ayudan a beneficiar el pescado en la ribera a trueque de algun pan bizcocho y sidra que allá no tienen ellos.
Ello hace que el contraste entre el suave bizcocho y el fondo quemado no sea del todo agradable.
El bizcocho posee un color amarillento en su interior, debido al predominio del huevo y la vainilla entre sus ingredientes.
En cuanto a dulces, destacar la tarta de Elche, que se trata de un bizcocho hecho a base de harina de almendra, almibarado para evitarle la sequedad, y con merengue por encima.
Hizo un gesto de repugnancia y horror al probar el bizcocho mojado.
¡Ay! Te deshago como un bizcocho.
El joven se dejó caer en el sofá, inclinándose hacia la mesa próxima, en que el desayuno estaba, y tomando un bizcocho lo mojó en el líquido espeso.
Hízosele muy cortés recibimiento, y los que no pudieron agasajarle a él agasajaron a la Chula y al Turco, que iban apoyando la cabeza en todas las rodillas, lamiendo aquí un plato y zampándose un bizcocho allá.
Las orillas del rio en este dia son campos, sauzales y cejas de monte: díles a estos indios bizcocho y carne para cenar.
Propúsele me acompañase hasta donde estaba el Señor Arias, y le daria unas varas de ropa, aceptó el partido, y se embarcó con nosotros: y habiendo dado a los suyos bizcocho, sal y yerba, seguimos por el rio, y saltando por dos veces en tierra, reconocimos en estas dos partes el nuevo carril que habia abierto la expedicion reduccional.
A poca distancia salió de la parte del N una indiada Mataguaya, de ciento y mas indios, siendo su caudillo el antecedente convidado y ladron nocturno: se arrojaron a la canoa, y el indio Sinipé que nos acompañaba, se arrojó al rio y pasó donde yo estaba, y habiéndoles regalado charque, bizcocho y gualcas, quedaron contentos.
Este dia se les dió de comer los indios, y se les regalò con aguardiente, harina, bizcocho y porotos, y se fueron las cuatro de la tarde gustosos, pero esta noche me robaron un caballo que habia comprado, tal es la fidelidad de estos b rbaros.
Francisco de Viedma, d ndole noticia de mi arribo: asi para que hiciesen esta diligencia como por la buena armonía, fueron todos regalados con aguardiente, porotos, bizcocho, harina y abalorios, y las doce del dia se pusieron en camino para sus toldos, y el que llevaba la carta dice que en derechura pasará al Rio Negro entregarla.
Se acabó de hacer la aguada, leña y sementeras: despaché al Cacique Negro con sus indios, habiéndole regalado aguardiente, harina, bizcocho y porotos, quedándome listo para por la mañana emprender mi viage al Rio Negro.
Ocho dias estuvimos en la isla, guardándome los turcos el mismo respeto que si fuera su hermana, y aun mas: estábamos escondidos en una cueva, temerosos ellos que no bajasen de una fuerza de cristianos que está en la isla, y los cautivasen: sustentáronse con el bizcocho mojado que la mar echó a la orilla, de lo que llevaban en la galeota, lo cual salian a coger de noche: ordenó la suerte para mayor mal mio, que la fuerza estuviese sin capitan, que pocos dias habia que era muerto, y en la fuerza no habia sino veinte soldados: esto se supo de un muchacho que los turcos cautivaron, que bajó de la fuerza a coger conchas a la marina: a los ocho dias llegó a aquella costa un bajel de moros que ellos llaman caramuzales, viéronle los turcos, y salieron de donde estaban, haciendo señas al bajel que estaba cerca de tierra, tanto que conoció ser turcos los que los llamaban: ellos contaron sus desgracias, y los moros los recibieron en su bajel, en el cual venia un judío, riquísimo mercader, que toda la mercancía del bajel o la mas era suya, era de barraganes y alquiceles, y de otras cosas que de Berbería se llevan a Levante, en que ordinariamente tratan los judíos: en el mismo bajel los turcos se fueron a Tripol, y en el camino me vendieron al judío que dió por mí dos mil doblas, precio escesivo, si no le hiciera liberal el amor que el judío me descubrió.
Cerca de mediodía podría ser cuando nos echaron en la barca, dándonos dos barriles de agua y algún bizcocho, y el capitán, movido no sé de qué misericordia, al embarcarse la hermosísima Zoraida, le dio hasta cuarenta escudos de oro, y no consintió que le quitasen sus soldados estos mesmos vestidos que ahora tiene puestos.
Para servir a Dios y al rey, otra vez he estado cuatro años, y ya sé a qué sabe el bizcocho y el corbacho respondió Ginés, y no me pesa mucho de ir a ellas, porque allí tendré lugar de acabar mi libro, que me quedan muchas cosas que decir, y en las galeras de España hay mas sosiego de aquel que sería menester, aunque no es menester mucho más para lo que yo tengo de escribir, porque me lo sé de coro.

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