Ejemplos con berza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Cocido Maragato consta básicamente de los elementos del campo, sopa, berza, garbanzos y siete carnes.
Platos típicos son la tortilla de criadillas, el arroz de boda, la berza con buche, las tencas fritas, la chanfaina, el frite de burranco y, entre los postres, las floretas.
serrulata las hojas se encuentran serradas finamente, como las de una berza.
Castellano: ajea, altos, armuelle, armuelle borde, armuelles bordes, armuelle silvestre, armuelles silvestres, axea, berza de perros, berza perruna, bledo, bledos, bledos pestosos, bletos, burriquesos, cagadós, cañizo, cedijo, ceñidros, ceñiglo, ceñiglo blanco, ceñiglos, ceñiglo verde, ceñilgo, ceñilgos, ceñilos, cenicera, cenilgo, ceniso, cenizo, cenizo blanco, cenizo común, cenizos, cenizo verde, chamarisco, chinizo, chirona, ciñidro, ciñilgos, ciñilos, cimielga, cincho, cisno, ciñublo, desajo, engordagochos, fariñento, fenifo, fenijo, flor de la sardina, gajo, genifro, genijo, genillo, hagea lebrel, hierba cana, jajo, jajo caballar, jajo rastrero, jenijo, ledo blanco, mata sucia, meldrasco, meldro, minjo, palero, peral, pispájaro, salao, senisell, senizu, yebón, yerba mala, zeniziallo, zeniziello, zenizón.
Los platos más típicos de la zona son: el Caldo Gallego de berza, repollo o grelo, el lacon con grelos, la empanada de carne, atún o manzana,.
Guisos : Berza malagueña, Callos a la andaluza, Cazuela de fideos con coquinas, Almejas a la malagueña, Cocido de chícharos y habas, Cocido malagueño, Potaje de castañas y judías, Potaje de garbanzos, Potaje de lentejas, Fideos a banda, Gachas, Migas cortijeras, Papas en adobillo, Papas a la malagueña, Habas a la andaluza, Menestra a la rondeña, Arroz caldoso con bacalao, Arroz a la parte.
En la Garbanzada se sirven en este orden, la sopa, los garbanzos con la berza y coliflor, y al final la carne con chorizo, tocino acompañada de la fritada y los pimientos.
Los garbanzos, la berza, las algarrobas, las lentejas y los guisantes constituyen una de las mayores riquezas económicas de la zona, no sólo de San Martín.
La otra concesión del AAS reconoce una flor o una berza con logros de mejoras significativas, demostrando ser superior a todas las otras existentes en el mercado.
En Jerez de la Frontera y alrededores, se llama berza a un cocido o potaje propio de la zona, con múltiples variantes en los alrededores e incluso dentro de la misma ciudad.
Frente a la botica de Anabitarte vi un grupo que a mi paso profirió voces chanceras acompañadas de siseos y carcajadas, y de la lonja de Basterrechea salieron chiquillos desvergonzados que me arrojaron hojas de berza y algunas peladillas.
Hallolo en la huerta totalmente abstraído en la contemplación melancólica de un pie de berza en que las orugas se habían ensañado.
El pie de berza se sintió abandonado súbitamente.
El pie de berza volvió a ser instantáneamente objeto de la más profunda atención.
A mí me han insultado, me han arrojado puñados de estiércol y tronchos de berza, me han llamado .
«Y en todo caso -agregó la Tirado, mudando de postura en el sofá por el daño que le hacían los malditos muelles-, cuando le dan la breva no pida la berza.
Como hoy se proveen los chicos de novelas o de cajas de fósforos, entonces se proveían de tronchos de berza y de pelotillas de plátano, y había sitios en esta ciudad, como el Puente de Vargas, los portales del Peso Público, los del Principal, la embocadura de la cuesta de Garmendia y la esquina de la Plaza Vieja y calle de San Francisco, que constantemente estaban ocupados por exterminadores implacables del sombrero alto.
Y, sigún me contó a mí mi pairino, el señor Toño el Clavija, al que ustés conocerán porque es más conocío que la ruá y tiée un puesto de berza pela por medio con el de Antoñico el Cerrojazo, que tamién se las trae, poique ese Cerrojazo fue el que mató a Toñico el Cardenales en la calle de la Armona, que ustés oirían contar la faena poique la cosa dio mucho ruío y con razón, poique el Cardenales la pintaba de retaco sin seguro y además le había dao mucho cartel el haberle quitao como le quitó a un tal don Curro la jembra que tenía, que, según cuentan, era un monumento de bonita, con ca ojo como un tazón y con una mata de pelo más larga que una maroma, y con una boca que de rechica que era tenían que darle en píldoras los alimentos, y con un pecho más grande que un automóvil, y con una caera mas reonda que tina tinaja, y con dos pinreles que no abultaban ni lo que dos abalorios, y con un mo de reír que cuando se reía se le secaban las lágrimas a la Santísima Virgen de las Angustias y, en fin, una gachí de las de chipé, de las que yo quisiera a la verita mía pa mi consuelo cuando me llegara mi hora.
Y lo que le pasa al tendero le pasa al del carbón, y lo que le pasa al del carbón le pasa al del aceite, y lo que le pasa al del aceite le pasa al de la berza.
Si le da usted cordilla, se la come, y a un troncho de berza no le hace ascos.
Encontró luego dos mujeres y un chico que venían cargados de acelgas, lechugas y hojas de berza, de las que se arrancan al pie de la planta para echar a las cerdos.
-Yo creo con Florindo -exclamó Arturo, adoptando actitudes de tribuno para rebatir una opinión científica de Berza-, yo creo que el hecho es irritante, y sobre irritante, antipatriótico.
Este insigne Berza no había podido ir a Europa, por más que solicitó un Consulado que le permitiese vivir en París, Londres o Berlín, leyendo a Hegel, pero hablaba de aquellos países como si hubiese nacido en ellos, gracias a las guías, mapas y catálogos que constantemente se hacía mandar por sus amigos.
Bien es verdad que de las cosas de Berza nadie sacó nada, mientras que de los terribles puños de Luis ofrecían muestras harto ostensibles algunas narices rotas y muchas bocas que cometieron la imprudencia de provocarlos.
-¡La apología del crimen! -decía Berza, paseando su mirada de sabio por todo el largo del corredor.
En consecuencia, Berza disertó largamente a su modo, y Acosta replicó que Jesús no fue sólo demagogo, sino el primer apóstol del anarquismo.
Berza le dirige una mirada de lástima al contrincante.
Y los demás estaban ya con tamaña boca abierta, esperando los nuevos raudales de ciencia que debían brotar de aquellos privilegiados labios, cuando se incorporó del todo, bruscamente, el estrafalario Acosta, y dirigiéndose de un modo irrespetuoso a Berza, le dijo:.
El ilustre Berza hacía en tanto signos negativos, él no estaba conforme ni con las elocuentes frases de Canelón ni con las familiares expresiones de Florindo.

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