Ejemplos con berrenchín

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Vaya si lo había visto Currita! Como que el berrenchín que tenía por dentro era la nerviosa musa que inspiraba aquella noche sus aceradas agudezas, y desde que terminó el acto no había perdido de vista un momento a Jacobo, viéndole comenzar su por los palcos de las damas, que le recibían todas en palmas, mimándole y agasajándole con sus más encantadoras sonrisas y sus más dulces palabras.
Con el ansia cariñosa con que recibe todo el que tiene gana de charlar a cualquiera que puede servir de auditorio, recibió el viejo a Jacobo, mandando al punto poner otro cubierto en la mesa Necesitaba él desahogarse, porque el berrenchín, el bochorno que había pasado el día anterior aún no le había salido del cuerpo.
El berrenchín de Currita igualaba, en efecto, a su inquietud, porque justamente pertenecían sus convidados prófugos a aquella parte sana y virtuosa de la sociedad madrileña que se complacía ella en atraer a su casa para acallar con el ejemplo de estos los escrúpulos de algunos otros, a la manera que en ciertos garitos de industrias prohibidas colocan en el portal la muestra de alguna otra industria inocente, que desorienta a la policía y sirve de cebo a los incautos.
Sabe Dios cómo se hubiera criado y lo que hubiera sido de ella si el marqués se arruina y muere de berrenchín, dejándola huérfana de edad de cinco años y no de quince.
Un día que el berrenchín no cesaba, fue preciso acudir a expedientes más heroicos: sentar a Perucho en una silleta baja y ponerle en brazos a la chiquitina.
El asombro de los allí presentes no era para descripto: el director tomó un gran berrenchín, el tío, don Anselmo, dijo que aquella incalificable rebeldía estaba pidiendo algo así como el tormento de la Inquisición, y José Andrés, que en el fondo se regocijaba de la salida del muchacho, aunque otra cosa dijera, decidió separarlo del colegio para meterlo, no en la cárcel, como pretendía Espinosa, sino en la Universidad, que era más liberal que el Instituto.

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