Ejemplos con benévolas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este es el tema de la última obra de la trilogía: las Euménides, que no son otras que las Erinias, pero que, durante esta última tragedia, serán rebautizadas de este modo debido a que Atenea las convierte en diosas benévolas.
Para la mayor parte, estas criaturas híbridas son benévolas o por lo menos no malignas.
La poesía de Hammill, a veces oscura y excesivamente misteriosa, le ha valido críticas no siempre benévolas desde los medios y publicaciones especializadas, lo cual poco pareció importarle.
Qlifot también es el nombre con el cual se designan a las sefirot malignas quienes son lo contrario a las emanaciones benévolas de Dios.
Una magnífica esfera geográfica, colocada al extremo del salón, parecía preguntarse cuál era su objeto y destino en semejante lugar, y en cambio, los retratos de las dos hermanas de Luis XVI, Victoria y Adelaida, tradicionales de Vichy, sonreían, empolvada la cabellera, rosadas y benévolas, presidiendo el certamen de frivolidad continua celebrado a honra suya.
La patria, si pudiera escuchar aquellas benévolas palabras, se estremecería infaliblemente de gozo, como Venturita.
Quedó el señor de Romarate convencido, y mientras el andaluz expresaba su pensamiento con gracia y ardor, dirigía miradas benévolas a los leones del Congreso.
Armengol, pues el único que Dios le concediera había muerto de un lanzazo en la guerra del Rosellón, pero tenía un nieto que si bien de corta edad, podía servir para desempeñar el cargo, mayormente si las benévolas monjas le enderezaban a la virtud haciéndole hombre devoto o instruyéndole en todos los oficios de la sacristanía.
Sus burlas eran benévolas y urbanas, y tenían a menudo cierto barniz de dulce melancolía.
Allí hubo expresiones benévolas, un cambio feliz de sentimientos conciliadores, y el asunto empezó a tomar aspecto risueño.
Entonces no habrá personas que se avergüencen de ser benévolas conmigo, entonces los que se sientan más o menos inclinados a mi compañía, podrán verme a la luz del día y no a hurtadillas y con sonrojo.
juramento que entonces hiciera de mantenerse fiel, ni las benévolas disposiciones que hacia él.
Me hizo sobre el particular las más benévolas reflexiones, y por último, dándome una muestra de cariño, me dijo: Bien, coronel, pero cuando usted se vaya, no me deje a mí, usted sabe que soy misionero.
Al contrario, si ella gustaba de reír era más bien para alegrar a los otros y sus travesuras eran tan benévolas y lisonjeras que cautivaban siempre el corazón de aquel que era su objeto.
Animado por estas y otras benévolas insinuaciones de la soberana diosa, salté de la cama en cuanto amaneció y corrí presuroso a la casa del pontífice.
Sus miradas eran menos benévolas y frecuentes.
De los labios del Sha caen algunas palabras benévolas.
El insigne TENDILLA pactó allí mismo con los moros que «sólo quedarían con hacienda los que se hiciesen cristianos», que «todos podrían conservar su hábito y lengua», y que «la Inquisición no se establecería en Granada en mucho tiempo», en prenda de lo cual y de sus benévolas intenciones, el CONDE dejoles en rehenes a su esposa y a sus dos hijos pequeños.
Primero, unas palabras benévolas, vagas y amables a los niños sobre sus estudios, su paseo, King y Boby, los dos perros que tío Ángel les enviara días atrás desde Londres.
El ruido de las tijeras asorda las palabras atrevidas, y las respuestas, irritadas o benévolas.
Pedro, ya dispuesto para salir, bastón en mano, paróse ante su madre, y dijo estas benévolas y santas palabras:.
Entonces no habrá personas que se avergüencen de ser benévolas conmigo, entonces los que se sientan más o menos inclinados a mi compañía, podrán verme a la luz del día y no a hurtadillas y con sonrojo.
Luego, si hay en nosotros esas inclinaciones benévolas al mismo tiempo que otras que les son opuestas y si como acabamos de ver, ambas tienen sus órganos respectivos, es claro que unos y otros ejercerán continuamente una solicitud que tiene por objeto la satisfacción de aquellas inclinaciones.
Estaba reservado al genio de Gall venir a demostrar con argumentos irrefragables, fundados tanto en un análisis admirable de las facultades intelectuales y afectivas del hombre y en un estudio comparativo de los animales, que hay en éstos como en aquél, tendencias innatas que los inclinan hacia el bien, como hay otras que los impelen hacia el mal, que estas inclinaciones tienen sus órganos en la masa cerebral, y que el hombre no es por lo mismo un ser exclusivamente inclinado al mal, como lo habían supuesto los teólogos y los metafísicos, sino que hay en él, como lo había establecido el buen sentido vulgar, inclinaciones benévolas que le son tan propias como las opuestas.
»La crítica ha tenido muchos elogios para este libro: pero también ha tenido censuras, que por lo mismo que han sido benévolas y sinceras, me obligan más y más a tomarlas en cuenta, tanto para enmendar unas cosas, como lo he hecho, como para justificar otras como lo voy a hacer.
Era tan profundo el dolor que sentía Catalina al encontrar a Santiago en aquel lastimoso estado, y al verse tratada de aquel modo por el amado compañero de su niñez, a quien su corazón había llamado y esperado por espacio de once mortales años, era tan profundo el dolor que revelaba la dulce faz de Catalina, que Santiago no pudo menos de arrepentirse de su frialdad y dureza, y de alargar la mano y dirigir algunas palabras benévolas a la joven, que se estremeció entonces de alegría.
Al escuchar semejante historia, el rey Mihraján se maravilló, y me dijo: ¡Por Alah, hijo mío, que si tu suerte no fuera tener una vida larga, sin duda a estas horas habrías sucumbido a tantas pruebas y sinsabores! ¡Pero da gracias a Alah por tu liberación! Todavía me prodigó muchas más frases benévolas, quiso admitirme en su intimidad para lo sucesivo, y a fin de darme un testimonio de sus buenos propósitos con respecto a mí, y de lo mucho que estimaba mis conocimientos marítimos, me nombró desde entonces director de los puertos y radas de su isla, e interventor de las llegadas y salidas de todos los navíos.

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