Ejemplos con benévolos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ya sean gnomos, elfos, humanos, enanos, o elfos de la noche, cada uno fue alistándose en alguno de estos dos bandos según sus intereses, que podían ser benévolos, o malvados, pero con algo en común: La búsqueda del poder y el reconocimiento por parte de los demás.
Sobre la arbitrariedad de las taxonomías véase la invención de Jorge Luis Borges Emporio celestial de conocimientos benévolos.
Las limitaciones de la memoria tales como ésta iban a dominar la programación por décadas posteriores, hasta la evolución de las capacidades del hardware y un modelo de programación que eran más benévolos al desarrollo del software.
La gente comenzó a comparar a Sh o K ng a los primeros reyes benévolos de Xia.
Las encantadas no siempre aparecen como seres benévolos.
En general se mostraban no sólo benévolos, sino lisonjeros con la producción del poeta novel.
Se maravilló y enojó de que los republicanos estuvieran divididos en Intransigentes y Benévolos, y me dijo que por esta castiza propensión al divorcio, estábamos tan lejos del advenimiento de la República.
No han sido con él benévolos los historiadores: pero, sin hacer gran caso del mordaz abate Gualdi, ni de Don Juan Antonio Llorente, se puede creer que por cruel y codicioso, antes fue digno de vituperio que merecedor de alabanza.
Y véase aquí cómo a impulsos de distintas pasiones, tía y sobrino vinieron a coincidir en sus deseos, véase cómo la tirana de la casa concluyó por mirar con ojos benévolos a la misma persona de quien había dicho tantas perrerías.
Celestino se atragantó, mientras que el Príncipe, asombrado de mi precocidad en el estudio de los clásicos, me miraba con ojos benévolos.
Si acudía a casa de sus amigos, temía no encontrarlos tan benévolos como la noche anterior.
Sin embargo, más que todo aquello me gustó la plaza pública, muy vasta y llena de árboles, con una gran calle circular de viejos paraísos cuyas redondas copas verde oscuro se unían entre sí formando una techumbre baja, una especie de claustro lleno de penumbra por el que se paseaban, en fila, dándose el brazo, grupos de niñas cruzados por otros de jóvenes que las devoraban con los ojos o las requebraban al pasar, mientras que los viejos -padres benévolos y madres ceñudas-, sentados en los escaños de piedra o de listones pintados de verde, mantenían con su presencia la disciplina y el decoro.
Ya de gallo viejo y duro de espolones he venido a adquirir largas y auténticas noticias de Boqui y de su custodia, y eso es lo que hoy, pues no soy egoísta, van también a saber los benévolos lectores de mis tradiciones.
Y a pesar de la honda herida de su corazón, realmente destrozado por la súbita desaparición del esposo amado, mal se podía defender de cierta gratitud enternecida, al oír los benévolos ofrecimientos de toda esa gente, tan desinteresada, al parecer.
»Conque apliquen ustedes el cuento y no me vengan con que estos son mejores o peores que aquellos tiempos, que en el Perú todos lo tiempos son uno, pues el ser blandos de carácter y benévolos con el pecador, lo traemos en la masa de la sangre, y el que la echa de más enérgico e intransigente, puesto a la prueba, se torna un papanatas.
¡Era verdad! María no estaba en su caso, no tenía ni aquella posición, tanto más envidiada cuanto menos legítima, ni aquel fantasma de fortuna que se había evaporado entre sus manos, dejándola todos los inconvenientes y llevándose todas las ventajas, no podían, pues, alzarse contra ella el ejército de envidiosos de su poder, de despechados, al verla llegar a ella, a la plebeya, hasta el Olimpo, donde vivían envueltos entre las nubes creadas por su vanidad, de humillados, al rezagarse en la marcha al través de la vida, y de parásitos defraudados en su esperanza de perpetua gorronería, que le amenazaban, y en cambio tenía algo en aquellas circunstancias de valor inestimable, un algo hecho de desprestigio y de simpatías, de desprecios y de admiraciones, una personalidad que epataba a los buenos burgueses que fingían desdeñarla, y les hacía exclamar entre horrorizados y benévolos a cada nueva atrocidad:»¡Bah! ¡cosas de María! ¡cosas de esa loca!» Personalidad que como en nada perdible se basaba, era a manera de patente de corso para hacer su voluntad.
Los lectores benévolos no necesitarán que se les diga que desde este momento la señora mi amiga, el médico Mr.
Poseedores del secreto de los extravíos de Jiménez, merced al conocimiento de algunas personas que le trataron en Granada y en Madrid, de extractos auténticos de la causa criminal formada á consecuencia de su suicidio, donde existe un a parte y no la más escandalosa, ni la más interesante, por cierto, de las Memorias de su vida, que iba escribiendo día por día, cuyo último párrafo es anterior en una hora al doble crimen que desenlazó su tragedia, hemos podido pintar la figura del escritor de Cabeza del Buey con colores menos benévolos, y en nuestro concepto más exactos que los que su sobrino y biógrafo emplea.
naturalmente los hijos son ya aficionados y benévolos al padre.
Si acudía a casa de sus amigos, temía no encontrarlos tan benévolos como la noche anterior.
Y lo más funesto, lo que me quita toda esperanza, es que los señores de la Junta Patronal y el fundador millonario son benévolos.
»Luego celebró otra reunión para protestar del nombramiento de un inspector de policía, hechura de los aborrecidos prefumistas, llamados por mal nombre benévolos.
-No, amigo, ya sé: los benévolos son un partido político, el que ha condenado el Cantón y se dispone a combatirlo.
A esos tales los odiamos, y cuando queremos ofenderles los llamamos benévolos, que es el voquible más feo que aquí se puede decir a un cristiano.
Formaban la Derecha distintas castas de Benévolos, la Izquierda los Intransigentes, fraccionados en heteróclitos grupos: federales pactistas, orgánicos, simplemente autónomos o descentralizadores, federales con vistas al colectivismo, y otros que arrancaban con los criterios más extravagantes.
Los impulsos benévolos y compasivos de la mujer se esterilizan en todo o en parte por falta de aptitud para el trabajo intelectual, por ignorar cómo puede realizarse un buen pensamiento, o por no saber combatir las inteligencias egoístas, para las cuales es muy cómodo poder incluir la compasión entre las debilidades del sexo, y desdeñar los deberes de humanidad como cosas de mujeres.
Respondió uno, estravagante áulico, por único en estos tiempos: «Sire, hacer bien a todas manos: al que no llegan derechamente sus benévolos influjos, alcanzan por reflexión, y cuando no obras, palabras.
El manuscrito de que hemos sacado esta lamentable historia anda muy escaso en punto a noticias sobre el paradero de los demás personajes, en cuya suerte tal vez no faltarán lectores benévolos que se interesen.
Seamos pues pacientes, sufridos, tenaces en la esperanza, benévolos con nuestro tiempo y con la sociedad en que vivimos, persuadidos de que uno y otra no son tan malos como vulgarmente se cree y se dice, y de que no mejorarán por virtud de nuestras declamaciones, sino por inesperados impulsos que nazcan de su propio seno.
comentarios poco benévolos.

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