Ejemplos con bañadero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los hábitos recién adquiridos de disimulo me sirvieron en la circunstancia como si sólo para ella me los hubieran inculcado, después tuve ocasión de utilizarlos muchas veces con éxito, probando que los frutos de la buena educación no se pierden nunca. Bueno, pues, con gran sorpresa y mucho gusto de misia Gertrudis, que hasta entonces tenía que despertarme tres o cuatro veces cada mañana, comencé a madrugar por iniciativa propia, y a dar cortos paseos, con el libro en la mano, como quien estudia, primero en la huerta, después en la acera de la calle, casi siempre a la vista de la vigilante centinela, pero cuidando de desaparecer a veces un momento, para que fueran adormeciéndose sus sospechas. Cuidé también de hablar mucho, por aquellos días, de un paraje pintoresco, a una legua o poco más de la ciudad, al otro extremo del Poste Blanco, que habíamos visitado en una excursión con los Zapata, y donde el río, que más cerca era apenas un hilo de agua tendido sobre un inmenso lecho de cantos rodados, ofrecía entonces, gracias a una especie de dique natural, un buen bañadero y un excelente sitio para pescar bagres y dientudos. El «Mojarral» con sus cauces, sus peces y su bañadero no se me caía de la boca, y cualquiera hubiese jurado que yo no pensaba en otro paraíso.
El «Mojarral» con sus cauces, sus peces y su bañadero no se me caía de la boca, y cualquiera hubiese jurado que yo no pensaba en otro paraíso.
Estableció en la estancia un bañadero para las ovejas y plantó gajos de sauce alrededor del corral con unas cuantas hileras de álamos para reparo de la casa.
Don Ciriaco –después de muerta su mujer– llevó a Aceguá, en calidad de concubina, a una de sus agregadas: y casi todos los veranos iba, con ella y su hija Camila, a pasar un par de meses en la estancia del río Negro, que era muy alegre, y tenía, a seiscientos metros, un bañadero espléndido.
-No ves que soy Filumena tu mujer y que si seguís chupando, esta noche, cuantito dentrés a casa bien mamao, te vi'a zampar de culo en el bañadero e los patos pa que se te pase el pedo.
Nos acomodamos en el redondel, como patos alrededor del bañadero.
«-Ni bien el Diablo se jue y Miseria quedó solo, tantió la bolsa de oro que le había dejao Mandinga, se miró en el bañadero de los patos, donde vido que estaba mozo, y se jue al pueblo pa comprar ropa, pidió pieza en la fonda como Señor, y durmió esa noche contento.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba