Ejemplos con batían

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De la Tercera División sólo dos cañoneras quedaban en operación al norte y se batían en retirada aguas arriba del Uruguay, acompañadas por tres pequeños yates, al mando del.
La medida tuvo su efecto y el retador conectó golpes de advertencia de respeto, que contestaba el campeón con el coraje que lo caracterizó a lo largo de su extensa campaña profesional, obligando a Kingpetch a entregarse para deleitar a su público en brava reyerta, que disfrutaban los tailandeses con los brazos en alto y arriba del cuadrilátero dos hombres se batían en duelo de trompadas por el monarcado de la división mosca una de las más excitante en la historia del pugilismo por donde han desfilado talentos que no vuelven.
Mis compañeros se batían con admirable sangre fría.
Ya se batían en retirada cuando la caballería española logró salvaguardar a sus aliados dejando doce españoles heridos.
Allí tuvieron su primera, Batalla pues los habitantes de Lamedon se batían con los Corsarios de Umbar y los Haradrim.
Lloraba entonces la madre, Narcisa se enfurecía, y si en tales ocasiones de tragedia llegaba Andrés a Rucanto, rodaban los muebles, estallaban los cacharros en añicos, y las puertas se batían en tableteos formidables.
En los combates eran los únicos que se batían avanzando.
Tomamos el camino del borde mismo del acantilado, las olas batían allí abajo haciendo estremecerse el monte.
El viento soplaba con fuerza, en ráfagas violentas, las olas batían las rocas del Izarra produciendo un estruendo espantoso y llenándolas de espuma.
Por lo que contó Old Sam, portugueses y holandeses, sintiendo renacer sus odios, se batían a palos y a cuchilladas en la cubierta.
Sentían impetuosamente las necesidades primarias de la vida animal: el hambre y el amor, sufrían rabiosamente la crueldad de enfermedades y dolores, se batían entre ellos a muerte por la comida o por la hembra, pero todo esto en absoluto mutismo, sin los aullidos de triunfo o de agonía con que acompañan los animales terrestres iguales manifestaciones de su existencia.
El miedo al peligro hacía que los habitantes de los campos escondiesen sus víveres, negándose a facilitar el menor socorro a los compatriotas que se batían por ellos.
Los oficiales gritaban sus órdenes con el sable roto y la cabeza vendada, los hombres se batían sin pensar en sus heridas, cubiertos de sangre, hasta que se desplomaban muertos.
Las aguas batían suavemente el paredón a sus pies.
Formaban batallones, batían marcha imitando con la boca el de los tambores, disparaban tiros, se acometían al arma blanca, tomaban la fortaleza de un montón de piedras.
Durmiendo en el rincón de cualquier tienda, mientras las tropas descansaban, o arrimado a la impedimenta cuando se batían, era un hombre que dejaba su cuerpo inerte en medio del trajín de la guerra, y se iba, todo alma y pensamiento, a las distantes regiones de la Paz.
La mayoría de los obreros carecían de armas y se batían con los puños o con palos, profiriendo en la exaltación de la lucha blasfemias contra la Virgen de Begoña y sus devotos.
Las cornetas de los regimientos formados en la carrera batían marcha, y mientras los soldados requerían su fusil para inclinarse al paso del Sacramento, la muchedumbre agitábase para ganar un palmo de terreno donde hincar las rodillas.
El toque de alborada, risueño y bullicioso, estremecía de júbilo la silenciosa aldea, las gallinas batían las alas despertándose, ladraban los perros, los puercos gruñían en su pocilga, las vacas sacudían la cadena que las sujetaba en el establo, dentro de las casas oíase rumor de pasos y conversaciones.
En Cartagena las mujeres se batían en las calles confundidas con los milicianos.
que las escuadras se batían unas con otras pura y simplemente porque.
Los duelos han tenido sus épocas y sus fases enteramente distintas, en un principio se batían los duelistas a muerte, a todas armas, y tras ellos sus segundos, cada injuria producía entonces una escaramuza.
Cuando iba a la floresta, junto al corzo o jabalí herido y sangriento, hacía improvisar a sus profesores de retórica canciones alusivas, los criados llenaban las copas del vino de oro que hierve, y las mujeres batían palmas con movimientos rítmicos y gallardos.

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