Ejemplos con barrunta

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Bañada por el río Barrunta, en el valle del río Ayuda, afluente del Ebro por su margen izquierda, junto a las localidades de Bajauri, Mesanza , Fuidio y Albaina.
Bañada por el río Barrunta en el valle del río Ayuda, afluente del Ebro por su margen izquierda, junto a las localidades de Obécuri , Laño , Albaina y Pariza y las alavesas de Navarrete , Villaverde y Villafría.
- No sé por qué, pienso que Felipe barrunta la tempestad que le tengo armada.
Bien se barrunta que tan luego como llegó el sábado y resucitó Cristo y las campanas repicaron gloria, varió de táctica el galán, y estrechó el cerco de la fortaleza sin andarse con curvas ni paralelas.
-¿Pues no da lástima -me decía otro batueco días atrás- ver la confusión de papeles que se cruzan y se atropellan por todas partes en esos países cultos que se llaman? ¡Válgame Dios! ¡Qué flujo de hablar y qué caos de palabras, y qué plaga de papeles, y qué turbión de libros, que ni el entendimiento barrunta cómo hay plumas que los escriban, ni números que los cuenten, ni oficinas que los impriman, ni paciencia que los lea! ¿Y con aquello se han de mantener un sinnúmero de hombres, sin más oficio ni beneficio que el de literatos? Y dale con las ciencias y dale con las artes, y vuelta con los adelantos y torna con los descubrimientos.
Sota de copas: una mujer barrunta, morena de color.
¡Bien se barrunta que su excelencia no conocía a esa sufrida oveja que se llama pueblo! Los criollos, después de comentar largamente el suceso, se disolvían con esta declaratoria, propia del fanatismo de aquella época:.
Si ese hombre barrunta lo que me pasa, no sabe lo que ha vendido.
Asimismo se nota en el rostro del santo cierto vergonzoso rubor, por donde se barrunta que la victoria que ha ganado ha sido en combate espiritual contra el tercer enemigo del alma, según lo refiere el padre Rivadeneira, hablando de aquella hembra insolentísima, que quiso tentar y rendir al santo y dio ocasión para que se le llamase el que no se quemó en medio del fuego y para que se le comparase a los tres mancebos del horno de Babilonia, de quienes habla Daniel profeta.

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