Ejemplos con bachilleras

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-Te lo preguntaba -añadió Petrilla, sin apartar la mirada insidiosa de los ojos acobardados de Irene,- porque se me figuró que te habías alterado un poco al nombrártela, y como desde la última vez que estuvo aquí esa santa mujer, juraría yo que... en fin, ya sé ventilará ese particular como es debido, en su correspondiente ocasión. Por ahora tranquilízate, serénate, pobre criatura, que bien lo necesitas, y vamos a lo que íbamos... ¿Qué diantres era lo que yo pensaba decirte a propósito de la misa?... ¡Ah, sí! Que uno de los doce escogidos que la oían comiéndose los santos con los ojos, escondido detrás de un pilar, era ese culebrón de Fabio López, que nos dice atrocidades cuando pasa junto a nosotras, bien dichas, eso sí, y con gracia, no se puede negar, pero atrocidades, lo que se llama atrocidades. Parece ser que oye misa todos los días, muchas de ellas al amanecer, y siempre de igual modo: con mucha devoción y en lo más oscuro de la iglesia. Ata cabos ahora. Lo regular es que cuando los hombres no son buenos de por sí y quieren aparentar lo contrario, hagan lo malo a escondidas y recen en medio de la plaza, pero éste es al revés de todos... Pues lo de la devoción de ese sujeto, que tan malo nos parece en la calle... y puede que lo sea de verdad en todas partes, me lo contaron las de Sotillo, poco después de salir de misa, porque nos encontramos con ellas tope a tope, al abocar a la tienda de los Camaleones, donde íbamos a comprar el rasete para el adorno de tu matiné. ¡El demonio de las bachilleras, lo que ellas rajaron en cinco minutos! Por supuesto que ya metieron el hocico en casa de las de Gárgola, como nosotras lo temíamos... ¡Mira que es frescura, mujer! ¡Fueron a verlas el miércoles, y dicen que les agradecieron tanto la visita!... ¡Embusteras semejantes! Hasta nos dieron a entender que se habían tratado algo en Madrid. Pero como primero se atrapa a un mentiroso que a un cojo, a la media hora de esto encontramos a las de Gárgola en la calle de San Basilio, y nos lo contaron todo al revés: que se habían asombrado de la visita por falta de motivos para ella, y que... conocen lo buenas que son, eso sí, pero, vamos, que las crucificaron vivas con la mayor gracia del mundo... Pues ¿y lo que nos hablaron de ti?
En el siglo XVII, siempre que las bachilleras comadres de Lima hablaban de algún indio acusado de crímenes, añadían: «Este cholo ha de ser uno de los malditos».
Como, al fin, era catalana, no le faltaba el necesario buen sentido para ocultar sus caprichosas ideas, algunas demasiado extravagantes, ante la mayor parte de sus relaciones sociales, que no podían servirle de público adecuado, por lo poco bachilleras que son las señoritas en España, y lo poco eruditos que son la mayor parte de los bachilleres.

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