Ejemplos con bárbaros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Y esta muchacha iba a ser para uno de aquellos bárbaros de tez obscura, que la sometería como una bestia a la servidumbre de la tierra?.
Allí estaría el odioso, y aquel pobre diablo del , y todos los bárbaros y rudos, con sus trajes ridículos.
¡Lástima que hubiese nacido en esta isla para no salir de ella jamás! ¡Y su belleza sería para alguno de aquellos bárbaros que la admiraban con perruna mirada de ansiedad! ¡Tal vez para el , el odioso que parecía protegerlos a todos con sus ojos sombríos!.
¡Dejarla! ¡no verla más! ¡Y ella iba a ser de uno de aquellos bárbaros, que profanarían su belleza usándola en las faenas del campo, convirtiéndola poco a poco en una bestia agrícola, negra, callosa y arrugada!.
Cuando los emisarios del cardenal Besarión vieron en casa de Constantino Lascaris el primer libro impreso, burláronse riendo de la estúpida invención, y dijeron: Entre los bárbaros tenía que nacer la ocurrencia, y en una villa de Alemania.
Recuerdocontinuó el ministroque una vez se le dió una comisión extraordinaria, que nadie había querido aceptar, para la costa de Africa, con motivo de unos náufragos que estuvieron a punto de ser engullidos por aquellos bárbaros, y me consta que varias veces le han sido rechazadas sus pretensiones de presentarse en un distrito como candidato ministerial.
Como únicos rastros de su existencia quedaban los de Cerdeña y los de las Baleares, mesas gigantescas formadas con bloques, altares bárbaros de pedruscos enormes, que recordaban los menhires y los dólmenes celtas de las costas bretonas.
La fuerza como único derecho: esa es la moda alemana, la vuelta a los tiempos bárbaros bajo una careta de civilización.
Resucitaba la antigua lucha entre los celtíberos bárbaros y las disciplinadas legiones de Roma.
A estos bárbaros no les basta con vivir rabiando y se matan por la mujer.
Por ahí han pasado los bárbaros.
Y aunque nadie hubiera podido explicar la razón de ser de esta supremacía de que gozaba Currita en la corte, sin embargo, con esa vergonzosa condescendencia para el escandaloso que es a nuestro juicio el pecado capital de la alta sociedad madrileña y el origen y fuente de sus deformidades, todo el mundo, desde el caballero cumplido hasta el tahúr elegante, desde la dama honrada hasta la hembra sin decoro, se sujetaban a ella de modo más o menos directo, sin dejar por eso de proclamar que en belleza la aventajaban todas, en alcurnia la igualaban muchas, en riquezas la superaban bastantes, y sólo en audacia y desvergüenza caminaba siempre la primera ¿Sería, pues, esta la razón de ser de aquella supremacía? ¿Sería que a fuerza de ver refinado el vicio y respirar la atmósfera de escándalo llegan ciertas sociedades a la aberración de aquellos pueblos bárbaros que prestan su homenaje más profundo y su culto más entusiasta al ídolo más monstruoso?.
Esto reza el epígrafe del capítulo Pero, criatura, ¿que siempre ha de estar usted metiéndose en lo que no le importa? ¿Qué le va a usted ni qué le viene con que aquellos bárbaros, que ya se murieron hace miles de años, adoraran muchos dioses? Es gana de meterse en vidas ajenas.
—¡Ella es inocente!—respondió la anciana, irguiéndose poco a poco ante aquellos bárbaros insultos.
Tal era el estado de nuestras relaciones con los bárbaros, cuando se llamo a Azara, y no es estrano que su plan se resienta de la debilidad en que se hallaba constituido el poder que lo empleaba.
La proximidad el arrojo de los bárbaros mantenian a los pocos moradores del campo en una alarma continua, y se trataba menos de entanchar nuestro territorio, que defender la vida de sus habitantes.
Otro dia por la mañana, alzando bandera de paz volvieron a Trápana: aquella noche la pasé con el dolor que imaginarse puede, no tanto por el que mis heridas me causaban, cuanto por imaginar el peligro en que la cruel enemiga mia entre aquellos bárbaros estaba.
Las jitanas hicieron lo mismo con Preciosa, no sin envidia de Cristina y de otras jitanillas que se hallaron presentes, que la envidia tambien se aloja en los aduares de los bárbaros y en las chozas de los pastores, como en palacios de príncipes, y esto de ver medrar al vecino, que me parece que no tiene mas merecimiento que yo, fatiga.
Turbéme, considerando el peligro que don Gregorio corría, porque entre aquellos bárbaros turcos en más se tiene y estima un mochacho o mancebo hermoso que una mujer, por bellísima que sea.

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