Ejemplos con avergonzó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La actitud de Becerrillo fue considera como una intervención divina y avergonzó a los macabros bromistas.
Este doble fracaso avergonzó seriamente a Cnemo y, en general, fue un vergüenza para los espartanos: el primer intento de una ofensiva anfibia había acabado en la ignominia.
Cuando amaneció se avergonzó de su comportamiento de la noche anterior al haberse asustado, y, entonces, vio su banda azul ensangrentada y desgarrada en su mesilla de noche.
May derrota a Harley a pesar de la historia que la avergonzó que grabó de Max ganando su cuarto listón.
Esto avergonzó masivamente a los militares soviéticos y Gorbachov hizo grandes cambios de personal, comenzando por la cúpula, donde se nombró a Dmitry Yazov como Ministro de Defensa.
Sin embargo, Minos se disgustó con su acción y se avergonzó de ella.
Al principio me puso el maestro entre los últimos, lo que me avergonzó bastante, pero pasé pronto al grupo de los de mi edad.
Se avergonzó al darse cuenta de la aversión que le inspiraba este hombre en plena desgracia y que no podía ver lo que le rodeaba.
Al entrar Fernando en su camarote experimentó una gran sorpresa viendo el retrato de Teri Luego se avergonzó de la inconsciencia en que vivía, semejante a la del ebrio que recuerda los propios asuntos cual si fuesen de otra persona.
Tales burlas de mi facha hizo mi noble amigo, que me avergonzó.
Currita no protestó contra aquel reproche tremendo, no se avergonzó ni se indignó tampoco.
Fueron dichas estas palabras con acento de tan honda tristeza, y produjeron tal emoción en don Juan, que se avergonzó de emplear aquella estratagema ruin y mentirosa.
Entonces le ocurrió un lance desagradable del cual se acordó y avergonzó toda su vida, y fue que el pillete del sobrinito, confabulado con sus amigotes, logró embriagarle, dándole subrepticiamente un Chinchón capaz de marear a una piedra.
La satisfacción que le rebosaba en el semblante era tal, que se avergonzó de mostrarla ante Primitivo, y empezó a charlar aprisa, por disimulo, felicitando al cazador y augurando a Sabel un porvenir de ventura en el nuevo estado.
Más tarde el Congreso se avergonzó de su debilidad, comprendió la ridiculez de la escena que había consentido, y no sabiendo qué hacer del malhadado sable, devolviolo a su dueño.
Se avergonzó la directora.
Entonces el jeique Ibrahim se avergonzó mucho, pero se sobrepuso en seguida y se apresuró a decir: ¡Por Alah! ¡Nada tienes que echarme en cara! Toda la culpa es de ella, que ha insistido hasta que ha logrado convencerme.
Y Scharkán se avergonzó de sus sospechas, y empezó a comer, y ella con él, hasta que se saciaron.
No se avergonzó de que su confesor la hubiera visto en tal situación.
Este pensamiento le avergonzó.
Le dolió la palabra en lo más hondo del corazón, le escoció la herida como si estuviera el puñal envenenado, se creyó tonto de veras, por primera vez en su vida, se avergonzó de sus bravatas pueriles, y estuvo a punto de llorar, a faltas de una palabra que no se le ocurría para salir del atolladero sin el riesgo de caer en otro mayor.
El francés sacudió la cabeza al oír estas palabras, como si despertase de un sueño, vio aquella escena de otro modo, y casi se avergonzó de haberla tolerado.
Fui débil, pero apenas te alejaste, me avergonzó de mi debilidad y mi cobardía, pensé en tu soledad y tu aflicción, y tuve valor para huir de nuestro hermano.
¡Cuán discreta anduvo mi señora! El joven se avergonzó de su misma confianza, mi amo no pudo entender el asunto de que se trataba, y con todo esto la oí llorar en su cuarto y quejarse del desenfreno del joven».
Y a causa de la presencia de Giafar, el eunuco se avergonzó mucho de este apóstrofe, y no quiso contestarle.
Se avergonzó, testigo él mismo de sus locuras, y contuvo el paso.
Apenas volvió en sí, fuerza es confesar que desechó todos los escrúpulos y se arrepintió y hasta se avergonzó de su conducta.
Conoció Poldy al fin el peligro en que se hallaba, se avergonzó de ceder con tanta facilidad a quien veía y oía por vez primera, y, prestándole fuerzas su lastimado decoro, rechazó con violencia a su amante, se desprendió de entre sus brazos, y procuró guarecerse de su atrevimiento huyendo desalada y refugiándose en el castillo.
Apresuradamente por el temor de que la cigüeña se fuese a la India sin llevar prenda suya, y con vehemente exaltación, sublimada por la soledad y como destilada en el encendido alambique de sus ocultas cavilaciones, escribió Poldy la apasionada carta que acabamos de transcribir, mas no bien voló la cigüeña, llevándosela colgada en el cuello, Poldy se arrepintió y aun se avergonzó de haber escrito la carta, mostrándose tan tierna y tan afectuosa con un desconocido.
La contestación me avergonzó.

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