Ejemplos con aventurero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Como era muy joven, el poder quedó en manos de un aventurero de Eubea, ministro en la corte, en la que había entrado por matrimonio, y que se llamaba Caridemo.
Esta obra contiene algunas coincidencias con la vida del autor, ya que el personaje principal Valentín Ochaeta regresa luego de estudiar varios años en el extranjero, a su pueblo natal, con una maleta llena de sueños y esperanzas, que son contrariadas con la realidad de sus familiares quienes se encuentran en la miseria, esto lo obliga a convertirse a un aventurero mas de las selvas del Peten donde pretende buscar fortuna para salir de la difícil situación de su familia, convirtiendose en maderero, lagartero y chiclero hacen un tributo a todos aquellos guatemaltecos recios que se dedicaban en tiempos de antaño a esta difícil forma de vida.
Puso en estas empresas revolucionarias el mismo ardor aventurero de los antiguos Febrer, su audacia tranquila, hasta que repentinamente murió en Barcelona, lejos de los suyos.
Al fin del libro va un glosario de los términos náuticos y de las frases populares empleadas en el libro, pero ¡con qué habilidad están derramados por todo él, bien al contrario de esa pedantesca ostentación de ciertos novelistas franceses de escuelas modernísimas, que, haciendo gala de un externo y superficial conocimiento del tecnicismo de tal o cual arte o ciencia, le derraman a carretadas en todas las páginas de su libro, con la necia ostentación del aventurero llegado de improviso a los honores y a la riqueza! No: Pereda no ha tenido necesidad de hacer estudio especial de la lengua de los marineros de la calle Alta para escribir.
Jugó el telégrafo, supo el Gobierno que acababa de hacer la adquisición de uno de los personajes más importantes del país , dijéronlo así al punto los periódicos oficiosos de la corte, súpolo toda España, desapareció la candidatura del pobre aventurero, a quien se dió en pago una credencial , que es cuanto él ambicionaba, y se le dijo a don Simón:.
Primeramente había reinado en Nicea, refugio de los emperadores griegos mientras Constantinopla estuvo en poder de los cruzados, fundadores de una dinastía latina, luego, cuando, muerto Vatacio, el audaz Miguel Paleólogo reconquistaba Constantinopla, la viuda imperial se veía solicitada por este aventurero victorioso.
Habían afirmado en Sicilia la dinastía de Aragón, expulsando definitivamente a la dinastía francesa a fines del siglo XIII, pero los nuevos reyes ignoraban cómo mantener a esta milicia inocupada y temible, hasta que del seno de ella surgía un aventurero de genio, Roger de Flor, que la llevaba a Oriente al servicio de los emperadores de Bizancio, amenazados por las primeras agresiones de los turcos.
Su humor aventurero le hizo ansiar uno de estos encuentros.
El heroico aventurero, contra la opinión de los suyos, que temían una asechanza, fué a Adrianópolis escoltado solamente por unos cientos de catalanes, y le recibieron con grandes fiestas.
Admiraba a aquel primo aventurero desde mucho antes de conocerlo.
Sabía, además, que el aventurero había pasado largas temporadas en Madrid ocupando su sitio, todavía caliente, apenas emprendía el regreso a Bilbao.
Hablábanle éstos de cierto individuo de existencia cosmopolita, un , joven, hermoso y elegante, de problemática vida, un aventurero que invernaba en la Costa Azul, sirviendo de en los casinos de Niza, Menton y Monte Carlo, y en verano pasaba a las estaciones elegantes de los Pirineos.
¿Qué diría su principal cuando se enterase? Le creería un aventurero que intentaba apoderarse de su inmensa riqueza.
Cuando estaba solo y entregado a sus reflexiones, asustábase de las audacias de su pensamiento, pero oyendo al principal enardecíase, y entre las cenizas de su carácter tímido y apático asomaba el fuego del aventurero.
Si yo hubiera servido a algún grande de España, o algún principal personaje respondió el mozo, a buen seguro que yo la llevara, que eso tiene el servir a los buenos: que del tinelo suelen salir a ser alférez o capitanes, o con algún buen entretenimiento, pero yo, desventurado, serví siempre a catarriberas y a gente advenediza, de ración y quitación tan mísera y atenuada, que en pagar el almidonar un cuello se consumía la mitad della, y sería tenido a milagro que un paje aventurero alcanzase alguna siquiera razonable ventura.
Dos veces repitió estas mismas razones, y dos veces no fueron oídas de ningún aventurero, pero la suerte, que sus cosas iba encaminando de mejor en mejor, ordenó que de allí a poco se descubriese por el camino muchedumbre de hombres de a caballo, y muchos dellos con lanzas en las manos, caminando todos apiñados, de tropel y a gran priesa.

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