Ejemplos con atracó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde Southampton viajó a Cherburgo donde embarcó más pasajeros, luego atracó en Queenstown, Cork, Irlanda donde embarcó pasajeros de tercera clase y el correo.
Cuando Peter le dice a Lois que nunca ha pasado tanto miedo desde aquella vez que le atracó Gene Shalit se muestra un flash back en el que aparece el critico apuntándole con una pistola, mientras le intimida le dice No tengas Cabo del miedo, si no te haces el Babe, el cerdito valiente no sufrirás ningún Daño colateral, ahora Coge el dinero y corre y todos tan Happy Gilmore.
El navío en que hicieron la travesía atracó en las costas de Córcega.
La lancha atracó en el muelle inglés del puerto de Iquique, siendo recibida por el mayor Manuel Loayza.
Un trirreme corintio que transportaba a emisarios de Esparta atracó en Corcira y poco tiempo después, el partido aristocrático lanzó un nuevo ataque contra el democrático, el cual resultó vencido.
También se atracó allí, como de costumbre, el cetáceo Mora, y a los postres, al olor del riquísimo café y de los puros de a cuarta, acudió el brigadier Rotalde, que ahora pide la bicoca de ochenta mil duros por las obras del Teatro Real.
Por fin, la valiente atracó a la escala de Portugalete, y al encuentro del audaz marino bajaron muchos preguntándole: ¿Traes parte? ¿Qué ocurre en Bilbao?.
Amaneció con el viento por el N fresco, y a las ocho atracó la chalupa bordo, y le hice embarcar ocho dias de víveres.
Pasado éste, atracó a la derecha frente a una corta cabaña donde le aguardaba un joven indio, a quien ordenó que se embarcase, diciéndole enseguida:.
Blas era en este punto el vice-versa de su mujer: amaba con delirio los colchones, según hemos tenido ocasión de observar, y como eran ricos y podían hacer su santísima voluntad, la una se proveyó de un jergón a su gusto, y el otro se atracó de colchones hasta el extremo de necesitar una escalera para trepar al último de ellos.
dos blancas figuras, en breves momentos atracó a tierra.
Ha navegado con incierto rumbo tocando alguna vez en las costas de la izquierda, pero al fin atracó en el banco negro.
Un grito de gozo infantil de Cumandá impidió continuar su canto al joven Carlos de Orozco, que reparó de súbito en ella, atracó la canoa y saltó a tierra.
También se atracó allí, como de costumbre, el cetáceo Mora, y a los postres, al olor del riquísimo café y de los puros de a cuarta, acudió el brigadier Rotalde, que ahora pide la bicoca de ochenta mil duros por las obras del Teatro Real.
Al anochecer entróse por la ría una lancha automóvil que atracó en el muellecito de la finca, donde ya gallardeaba una barca con corte y armadura de balandro.
-¿Dónde bueno? -pregunta Mariuca al Hereje, que atracó frente al embarcadero.
Celedonio era guapo y no vaciló, al primero le atracó un tajo que, antes que hubiera podido detener la mano, lo cortó al gaucho en dos medias reses perfectas que cayeron a ambos lados del mancarrón, y de un revés le quitó al otro la parte superior de la cabeza, con el sombrero encima, dejándole el cráneo como caja destapada, y dejándolos tendidos en el campo fue a explicar a las autoridades cómo había sido la cosa.
Quería separar a dos gauchos enfurecidos, con su modito de siempre, se les acercó, levantando las manos para detener los facones que ya chirriaban con rabia, pero eran ambos gauchos de mala ralea, y sin darle tiempo para nada le atracó uno una terrible puñalada, mientras el otro le disparaba a quemarropa dos tiros de revólver.
Pero, cuando el vapor atracó al muelle, en la Dársena Norte del puerto correntino, y comenzó la salida de los pasajeros, halláronse los muchachos con un médico que les examinaba la boca y los ojos.
Con este propósito fue al mercado, compró de las mejores cosas que había de comer y atracó de lo lindo a su encantada huéspeda.
Un poco más arriba, en lo que pudiera, sin mucho agravio de la verdad, denominarse llano, y antes de llegar a la ermita, todavía en la penumbra que nos haría invisibles a no muy larga distancia, atracó su rocín al mío, y deteniéndole por las riendas que casi me arrancó de las manos, después de detener el suyo, me dijo apuntando con su diestra ociosa a un altísimo y lejano picacho, en cuya cúspide se estrellaba el primer rayo de sol que penetraba en aquellas montaraces regiones.

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