Ejemplos con atolladero

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De acuerdo con Anne Vallely, anek nta es una via de escape de este atolladero epistemológico puesto que posibilita una vision genuinamente pluralista sin caer en los extremismos del relativismo moral o la exclusividad.
Una de esas cartas se publica en la prensa, suscitando un atolladero a la izquierda y valiéndole al Gabinete, acuses de doble juego, y de vivas interpelaciones en la Cámara.
Otras tropas que también habían conseguido salir del atolladero de la playa, a mediodía ya luchaban en el aeródromo situado más al sur.
Aunque al cabo los republicanos triunfaron en la guerra, el coste del conflícto recayó en los aliados egipcios, que inicialmente habían esperado ganar la guerra en el plazo de unos meses, y que finalmente se hundieron en un atolladero de ocho años con un gran coste en bajas y equipo militar, y que desvió gran cantidad de recursos humanos y materiales del ejército egipcio al país.
Le obligué, entonces, con un cariñoso imperio, y Platero, de un tirón, sacó carretilla y rucio del atolladero, y les subió la cuesta.
Pero salía del atolladero por un esfuerzo de su cabalgadura y un milagro de la Providencia, y hasta que se metía en otro más apurado no volvía a ser cuerdo ni razonable.
¡Brava sazón de pensar en semejantes cosas! No obstante, alguien hubo que sacó a Lucía del atolladero, y fue ni más ni menos que Sardiola, que conocía a un jesuita paisano suyo, el Padre Arrigoitia, y lo trajo en un santiamén.
Agasajado en mi cama me adormecí jugueteando con estos acertijos: ¿Era verdad que mi buen padre me había llevado a Durango, que hice allí vida patriarcal y soñolienta entre carlistas fieros y curas de armas tomar? ¿Eran reales las figuras de Choribiqueta, Fabiana Iturrigalde y Pepita Izco? ¿Había yo en efecto espetado a los cándidos durangueses un discurso chancero sobre la ? ¿Era verdad que la me había sacado de aquel atolladero, tomándome a su servicio, para lo cual hube de transformarme en duende minúsculo y gracioso, sutil espía de la historia privada?.
Yo le argüía con lógica incontestable, demostrábale que, abandonados de su padre , no teníamos esperanza de riqueza ni aun de bienestar mediocre, que nuestra salida del atolladero era un pasar modestísimo, trabajando los dos en cualquier oficio, o en un menudo comercio.
-Sigo: 'Te he pintado la figura, antes de decirte que corre por ahí muy válida la idea de investir a Córdova de las facultades de , para salir del atolladero en que estamos metidos.
Entonces él no pudo más, y mintió por salir del atolladero, exclamando:.
Esperaba que la obra generosa que había emprendido pesase mucho en las recónditas intenciones de la Providencia para que Esta le sacase del atolladero en que los amantes iban a caer.
Mire usted, amigo Feijoodijo Rubín masticando las palabras para salir de aquel atolladero.
Esta se vio algo confusa, sin saber cómo salir de aquel atolladero.
Es un mozo de cuenta, y creo que no nos dejará en el atolladero.
En fin -dijo, decidido a salir del atolladero-: no quiero llevarme el mérito de una acción que no debe usted agradecerme.
Sí, sí señor: sé que la influencia de usted basta para sacarme de un atolladero sin embargo.
que sabe tanto, no le da un corte al negocio y me saca del atolladero?.
Samá, Martiartu, Abrisqueta, Suárez Argudín y La Hera, sobrino de Lombillo, porque el tío había ido de carrera a su cafetal en la Puerta de la Güira, Martínez, Carballo, Azopardo y otros varios que, si bien no inmediatamente interesados en el cargamento del , como principales importadores que son de esclavos, deseaban informarse a fondo de lo ocurrido en el Mariel y de cómo nosotros pensábamos sacar el caballo del atolladero.
Para huir de aquel atolladero, humillado, corrido, lleno de vergüenza y de remordimiento, Bonis quiso tratar cuestiones más importantes que no fueran de aquel horrible pormenor oscuro, inextricable para él, pobre flautista.
En el relativo sosiego y bienestar que disfrutaba, tal vez se entretenía en meditar sobre lo que seguramente no se le había ocurrido mientras necesitó todas las potencias de su alma para salir del atolladero del mejor modo posible.
¡Y vuelta a empezar, y vuelta a no salir del atolladero!.
Afortunadamente se anticipó él mismo a sacarme del atolladero.
Me agradecía mucho la intención, pero él solo sabía todo lo mal que se encontraba y lo imposible que era salir de aquel atolladero sin un milagro de Dios.
Leto, felicitándose por salir tan fácilmente del atolladero en que se había visto, se arrimó más a Nieves, la cual le entregó el clavel aplastado y marchito, para que no se cayera del álbum mientras le hojeaban.
El arte de producir oro, la Crisopeya, se ha perdido por completo, y ya no tenemos más arte ó ciencia en que cifrar nuestras esperanzas, á ver si nos saca del atolladero, que la Economía política.
En ese momento no pensaba en la fuga: todo su afán era salir del atolladero en que tan imprudentemente se había metido: estas escenas las había soñado Dorotea de muy distinto modo: vagando siempre su espíritu en regiones ideales creía que alguna vez palparía las visiones de un encanto y dulzura celestes que había tantas veces entrevisto, a través del prisma falso de la imaginación.
Pero desde el momento en que creéis que obro con miras interesadas, adiós, mi querido amigo, salid como podáis de ese atolladero.
Se volvió hacia el rancho, al que se habían ido acercando a medida que avanzaba la tarde, y reflexionó acerca de las probables consecuencias de aquel suceso, decidiendo, después de un rato, emprender la retirada y dejar a Cañuela la gloria de salir del atolladero.
Don Antonio tomó su sombrero y se fue a casa de López y al ministerio a avisar a don Manuel Montt lo que sucedía, y desde aquel momento no puso el pie hasta dejar zanjado aquel atolladero.

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