Ejemplos con atizando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Atizando un fogón encendido de lumbre que junto a el tiene, de horquetas de leño secadas a la sombra sin que el sol las toque.
En cambio, Segismundo, lanzado a la vida libre sin poner freno a sus apetitos, se había connaturalizado con el alcohol, y bebiéndolo en cierta medida conservaba su serenidad, atizando y dando mayor brillo a las luces de su mente.
El transporte no podía seguirla en conserva, hubo de moderar la fragata su paso ligero, atizando fuego en sólo tres calderas.
También me daba cuenta del inaudito chorreo de firmas que diariamente se agregaban a la exposición dirigida a Su Majestad, pidiéndole que siguiera Narváez atizando palos a roso y velloso, único medio de atajar la revolución que de las naciones europeas quería metérsenos aquí, luego me hacía un resumen de las críticas literarias de Cañete y de Navarrete, sobre esta y la otra función dramática, y por fin, concediendo un modesto lugar a la , me refería que habían llegado Mister Price y su hijo al Circo de Paúl, y que Macallister y su esposa maravillaban con sus artes diabólicas al público de San Sebastián.
Esto recitaba María Luisa una tarde, atizando el fogón para poner a calentar unas planchas, cuando sintió entrar a Ibero en el comedor, donde estaba Cavallieri copiando música.
Pero el diablo, que con más diligencia se mete allí donde no le llaman, se metió entre vosotros, y tanto hizo el maldito, que de la noche a la mañana, atizando candela en vuestros corazones, convirtió vuestro misticismo en amor, y he aquí que mis dos santos, Santiago y Rafaela, ven más fácil, cómodo y seguro irse derechos al matrimonio que a la canonización.
Y ahora lo estamos atizando más.
-Hombre, sí, todavía le tenemos encima -dijo Seudoquis atizando la hoguera, alrededor de la cual vivaqueaban juntamente con el cautivo cuatro o cinco oficiales-.
-¿Una granada? Lo menos cincuenta van disparadas ya -dije yo, atizando el fuego de su miedo para que se marchara pronto y me dejase tan sublime comisión.
No bien le declaró ella las condiciones del proyecto de domesticación, fundadas todas en su renuncia a la posesión de Cecilia, resolvió predisponerla contra el marido atizando los celos de la esposa a lo sumo.
El transporte no podía seguirla en conserva, hubo de moderar la fragata su paso ligero, atizando fuego en sólo tres calderas.
Petronio y Garibaldi que, durante el trayecto, se iban atizando copas y copas de ginebra en los diversos tabernuchos que salpicaban el camino, aplaudían con el gesto a Zapote cuyos ojos se iluminaban de regocijo.
Los agentes de la libertad corrían solícitos las provincias atizando el fuego: muchos fueron.
-¿Por qué me dices eso, mamá? -preguntó la joven atizando el fuego que ardía perfectamente.
Este, luchando en su interior con más bravura que la primera vez, invocando a Dios fervientemente, llamando a sí todo el vigor de sus ideas, y atizando el fuego de piedad que ardía en su alma, se dejó pegar, y no articuló protesta ni lamento.
Buscando nuevas fuentes de información entramos en la cocina, donde campaba la Chanfaina frente a una batería de pucheros y sartenes, friendo aquí, atizando allá, sudorosa, con los ricitos blancos tocados de hollín, las manos infatigables, trajinando con la derecha, y con la izquierda quitándose la moquita que se le caía.
Levantándole, pues, entre la turba militar muchas calumnias, y atizando el encono con que ya le miraban, pidió a los tribunos de la plebe otro día, porque aquel no podía bastar para la acusación, no quedando ya sino cuatro horas.
Su astucia, además, había sabido aprovecharse de la crédula superstición de los montañeses, pintando a los templarios con los más negros colores, y atizando más y más aquel horror secreto con que miraban las artes diabólicas y maravillosas y los ritos impíos a que suponían entregados a los caballeros de la orden.
Seguía en tanto la gritería y tumulto de los enemigos y el endiablado tuerto corría de un lado a otro atizando el fuego de la discordia, ponderando el mal tratamiento que Apolo le había hecho y el poco aprecio que le merecían las doctas fatigas de tantos sabios.
Y este siniestro pensamiento cobraba más fuerza al ver a su abuela Rosalía inflar los carrillos y soplar con brío, atizando el fuego, bien ajena, por cierto, de que todo un Vesubio estaba ahí delante de sus narices, listo para hacer su inesperada y fulminante aparición.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba