Ejemplos con atando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La usada desde entonces hasta la ley que define a las actuales escarapelas nacionales fue celeste, como se ve en el Escudo de Uruguay, atando las ramas de olivo y laurel:.
Lola quería salir en la tele y trata de convencer al reportero Jeremiah Trottman para que la deje salir en la tele pero no la deja, ya en la pelea Quinn ayuda a Lola atando al compañero de Jeremiah al poste de la bandera con unas esposas y Lola toma su lugar, Zoey no pelea ya que los chicos no quieren pelear con una chica porque si ganan los molestaran por lastimar a una chica y si pierden lo molestaran por perder con una chica, Zoey sin hacer nada llego hasta la final.
El se roba a una mamá, para el y atando varios cochecitos de bebé leva a todos los niños perdidos y sus madres y el padre de Tootles de nuevo a Inglaterra menos a Peter.
Es mediodía y los marinos están en el saltillo de popa limpiando la latonería, atando cuerdas, etc.
El nuevo cerco se haría desde entonces atando fuertemente a las cadenas, grandes toneles que quedaban flotando, manteniendo su posición mediante piedras de molino sumergidas con mástiles de barco que sobresalían varios metros de la superficie del mar.
Dejaron la habitación y vieron a Omar atando un dispostivo al brazo de Keamy.
En la obra de Séneca, Layo nombra a su asesino, pero en la de Sófocles la culpabilidad de Edipo surge conforme avanza la trama y se van atando cabos.
Atando cabos, y dejándonos llevar por hipótesis más que por certezas documentadas, tendríamos en el Bajo Imperio una población cuya ubicación coincidiría con la de la actual villa, la cual sería mínimamente revitalizada por los musulmanes tras el declive que toda esta región sufre durante el dominio visigodo, y que al ser conquistada por Fernando III a mediados del siglo XIII ya habría adquirido su denominación actual de Fuente de Cantos, aunque su relevancia entonces hubo de ser escasa, casi nula.
, atando entre ellos fidelidades con los caudillos de las luchas anteriores que estaban en las provincias del litoral o en la misma Banda Oriental, como Tomás Gómez de Soriano o Andrés Latorre de Entre Ríos, y se comunicaron con algunos líderes continentales Bolívar entre ellos.
Para ello, se siguen dos métodos: Uno, atando el mechón por la parte de la raíz, visible aún dentro del cubilete, y otro vaciando éste muy suavemente sobre las yemas de los dedos, que harán de sujetador provisional.
En aquella escuela de acento y de prosodia siguió el niño atando cabos, y un día, después de una larga conversación con don Joselito, en que el maldito enano tanteó todo lo que podía esperar su codicia de aquel ánimo generoso si conseguía iniciarle de una vez y guiarle más tarde por los laberintos del vicio, el niño ató el último cabo Desde entonces varió de carácter, había visto más de lo que esperaba ver, y una gran vergüenza clara ya y distinta, y un odio feroz, implacable y reconcentrado, nacieron a la vez en su corazón, impidiéndole aquella levantar los ojos delante del último lacayo, haciéndole este afilar en silencio el puñal de su rencor, para cuando él fuera hombre, para cuando él mandara en su casa.
Sus temores de marras empezaban a condensarse, y atando cabos y observando pormenores, trataba de personalizar las distracciones de su marido.
Pensando en esto, pasó Jacinta parte de aquella noche, atando cabos, como ella decía, para ver si de los hechos aislados lograba sacar alguna afirmación.
Le desazonó más de lo que puede imaginarse este inesperado descubrimiento, porque atando cabos se convenció, a no quedarle duda, de que mientras él galanteaba a la mulata allá por el barrio del Ángel, un capitán del ejército español, a la clara luz de una mañana de octubre, le galanteaba la hermana acá por el barrio de San Francisco.
Hubo un momento de silencio, si penoso para la narradora, mucho más para Isabel, cuya viva imaginación traspasaba los límites del presente, junto con los del lugar, y, atando cabos, veía, como a través de un cristal, el cuadro nada limpio ni edificante de la familia con la cual iba a contraer lazos que no se rompen sino con la existencia.
Atando luego todos estos cabos sueltos a los últimos hechos del general serrano, quise hacer de todo ello una soga, en la forma siguiente:.
Y los dejé y me metí en mi rancho, y le mandé a Calixto que cerrara bien la puerta, atando con guascas el cuero que la cubría.
Recapacitando y atando cabos, Bonis llegó a recordar que Serafina misma le había querido dar a entender, de tiempo atrás ya, que el nacimiento de su hijo, el de Bonis, era cosa que no debía tomarse con calor, el mismísimo Julio Mocchi, en cierta carta escrita meses antes desde la Coruña, le hablaba del asunto y de su entusiasmo paternal con una displicencia singular, con palabras detrás de las cuales a él se le antojaba ver sonrisas de compasión y hasta burlonas.
Y apenas terminaba su comida en las alamedas de Serranos, en cualquier banco compartido con las familias de los albañiles, que hundian sus cucharas en la humeante cazuela de mediodia, Visantet, insensiblemente, se entraba en la ciudad, no parando hasta el mercadillo de las flores, donde encontraba a Toneta atando los últimos ramos y a su madre ocupada en recontar la calderilla del dia.
Pues bien: supongamos ahora que yo hubiera tenido ingenio bastante para componer un libro de leyendas poéticas y edificantes, llenas de madres resabidas y sentimentales, de padres eruditos y elocuentes, y de hijos galanes, trovadores y sensibles como los pastores de la ''Galatea'', quiero imaginarme que, al pintar el concejo de mi tierra, hubiera arrojado de él al tío ''Merlín'', y puesto por tema de discusión, en vez del que allí se ventiló bajo la impresión de una suspicacia casi estúpida y de una malicia lamentable, tal cual égloga de Virgilio o artículo del ''Código Penal'', como para una asamblea de académicos escrupulosos o de sabios legisladores, supongamos que, en lugar de exhibir a la familia del tío ''Nardo'' vendiendo hasta las tejas para ''echar a América'' al niño ''Andrés'' con la esperanza de verle tornar un día rico e influyente, sin hacerse cargo de los infinitos ambiciosos montañeses que han perecido hambrientos y abandonados en aquellas regiones, hubiera pintado un indiano poderoso en cada casa, arrojando sin cesar talegas de onzas por la ventana y atando los perros con longaniza, supongamos también que, en vez del sencillo mayorazgo ''Seturas'', hubiera presentado un patriarca venerable explicando, bajo los bardales de una calleja, las maravillas de la botánica y de la astronomía, deteniéndose extáticos, ante la majestad de su palabra, los tardos bueyes, los fieles canes y los rizados borregos, supóngase asimismo que, en lugar de admitir como base del carácter del campesino montañés el puntillo y la suspicacia, causa de tantos males en este país, donde todos los días es una verdad el ''paso'' de ''Las Aceitunas'' del buen Lope de Rueda le hubiese poblado de hombres infalibles y longánimos, sin más tribunales que el de la penitencia, ni otras leyes que las del Decálogo, supongamos, además, que, en lugar de ''Cafetera'' y de la nuera del tío ''Bolina'', y de otros personajes ''ejusdem farinae'' que andan por el libro, hubiera presentado algo parecido a los marineritos que bailan en el teatro la ''tarantela napolitana'', y a las bateleras del ''demimonde'' en las regatas del Sena, supongamos, en fin, que yo hubiera sido capaz de crear un país y un paisanaje con todos los primores que caben en la naturaleza y en la humanidad, y de sacar a la plaza pública esa creación con el título de ''Escenas Montañesas'': ¿qué hubieran dicho entonces de ella esos mismos señores a quienes dedico estas líneas? De fijo: «Hombre, esto es muy bueno sin duda, pero tiene tanto de montañés como nosotros de turcos.
Otros, y éstos, éstos son los más en número y los más insolentes, que pasan la vida atando en insufribles versos una polilla asquerosa, que embadurnan y apestan el teatro con unas cosas que llaman comedias, compuestas de retazos mal arrancados de aquí y de allá, atestadas de más defectos que los originales que copian, y sin ninguna de aquellas perfecciones que disculpan o hacen olvidar los errores de las antiguas.
El quinto trabajo de Hércules fue cuando sacó el Çerbero, can del infierno, domándolo e atando, por e a defendimiento de sus compañeros Theseo e Periteo, que con él eran.
Y mientras soltaba sus juramentos sacaba de la faja su pañuelo de hierbas, lo extendía, colocaba sobre él aquel montón de pelos y maullidos, y, atando las cuatro puntas, echó a andar con el envoltorio, abandonando el carro.
-Hermano mío -le dijo atando a la espalda del catalán la mochila del quinto- hermano mío, mi único amigo, no te dejes matar, no me dejes sola en este mundo en que lloro, y en el que estaré enteramente abandonada si tú me faltas.
quitándose la guirnalda de la frente, la fue destejiendo, y atando unas ramas con otras, hizo.
Detrás del mostrador se veía constantemente a Bautista, contando y recontando dinero, atando y desatando líos de ropa usada, doblando y desdoblando recibos, cuya procedencia y valor conocía aunque no sabía leer.
Entonces fue cuando los Efesios, viéndose por él sitiados, consagraron su ciudad a Diana, atando desde su templo una soga que llegase hasta la muralla, siendo la distancia no menos que de siete estadios, pues a la sazón la ciudad vieja, que fue la sitiada, distaba tanto del templo.
Pero Nino, que, con excepción de su padre, era entre todos los de su casta el que menos turbia veía la realidad de las cosas, por no ser miope del entendimiento ni tenerle ofuscado por el relumbrón de ciertas pompas, y con mayor motivo en casos como aquél, que tan particularmente y en lo vivo le interesaba, cogiendo hilos y atando cabos llegó a caer muy pronto en la cuenta de que en aquella familia pasaba algo que tenía mucho que ver con él y con los risueños proyectos que su padre le había pintado a dos dedos de realizarse, y que ese algo era de tal monta, que había trascendido fuera de los linderos del hogar.
E Periteo adelantóse e quexó de entrar e fue muerto por el dicho can, e oviera esso mesmo fecho a Theseo sinon que Ércules le acorrió, apretando la del goloso can sangrienta garganta, sacándolo fuera del guardado castillo e atando en manera que non pudiesse nuzir nin ladrar.

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