Ejemplos con asomé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Me asomé por la ventana y vi un Falcon y un Peugeot con techo corredizo, con el chofer que parecía un bandido mexicano con bandoleras cruzadas.
ahí fue donde me asomé y vi los últimos momentos del Belgrano, allí, cerca, irse a pique.
Me asomé a la ventana, no llovía, me vestí rápidamente y bajé las escaleras.
Me asomé un momento a la ventana de mi cuarto, y vi en las crestas de los cerros humazo de fusilería.
Mentira me pareció que perdía de vista la casa inmunda, el pozo, la horrible cisterna y sus aguas dormidas, que fueron espejo en que me asomé y vi la eternidad.
Asomé la jeta por la puerta del reloj.
Me asomé con ellos a las ventanas que dan a Buenavista, y no vi nada ¿Pero a cuándo esperan? ¿En qué están pensando?.
-Tenía calor, me asomé a la ventana, se me cayó el pañuelo y bajé a buscarlo.
Me asomé a la ventana para ver el baile de tambor por un instante, cuando sentí que Pedro se movía, volvía la cara y noté que se andaba en la boca con los dedos.
Yo me asomé a la escalera, y uno decía que verdes, otro que maduras.
Dándolas de inocente, me asomé al corral, donde varios hombres.
»El lunes pasado, había terminado mi jornada y me estaba vistiendo en mi habitación, encima del fumadero de opio, cuando me asomé a la ventana y vi, con gran sorpresa y consternación, a mi esposa parada en mitad de la calle, con los ojos clavados en mí.
Me asomé a la ventana y la vi caminando calle abajo a buen paso, hasta que el turbante gris y la pluma blanca quedaron reducidos a una manchita entre la sombría multitud.
Me asomé y vi que el lozano jardín pertenecía a la casa y que en él abundaban los hierbajos, por entre los cuales aparecía un sendero, como si alguien tuviese costumbre de pasear por allí.
Como él y yo éramos compañeros de sufrimientos y nos hacíamos las confidencias propias de nuestro caso, Joe se dispuso a hacerme una en el momento en que levanté el picaporte de la puerta y me asomé, viéndole frente a ella y junto al rincón de la chimenea.
-No, ¡por vida de San Jorge!, exclamó el del Cisne poniéndose en pie y dirigiendo la mano hacia la cruz de su espada: por esta insignia te juro que he de aguardar al pie del torreón que dices, desde que asomé la luna en el término preciso de seis días.
anoche, amigo mío, después de cantar una trova, me asomé al balcón, y al contemplar la plateada.
Curiosamente me asomé, viendo al mismo don Segundo Sombra.
No sé si cuando me asomé a ella me conoció alguno que dentro estaba o por las voces que di vino en quién fuese, porque, abriéndola de repente dijeron: «¡Ah, hermano Lázaro!»,esto con una voz lastimosa diferente de las del siglo.
sentí ruido en el jardín, me asomé.
Mentira me pareció que perdía de vista la casa inmunda, el pozo, la horrible cisterna y sus aguas dormidas, que fueron espejo en que me asomé y vi la eternidad.
La ardiente curiosidad me picó de nuevo y asomé las narices a la plazuela.
El día, que se mantuvo nebuloso hasta cosa de las doce, comenzó a ponerse tan malo que, al llegar a los postres de la comida, me asomé a una de las ventanas de la posada en que habíamos hecho alto, y viendo encapotarse el cielo de nubes oscuras y amenazadoras, de las cuales comenzaban a desprenderse algunas gotas de agua, exclamé, dirigiéndome a mi compañero:.
Entonces corté con mi cuchillo el saco y asomé por la abertura mi cabeza.
Me asomé al balcón de mi casa, que es, por su proximidad a San Isidro, la antesala del cementerio.
Por último me asomé al mundo físico.
Me desperté muy temprano al otro día, y por satisfacer una curiosidad en que había mucho de pueril, me asomé al balcón, bien arropado.
Salté entonces de la cama para acabar de despabilarme y de sosegar con ello el agitado espíritu, y me asomé al cuarterón entreabierto.
Me asomé a una ventana abierta en la pared del Este junto a una alacena, y vi lo que ya me había imaginado: el peñascal negro, jaspeado de grietas con vegetaciones silvestres y separado de la casa por un callejón pendiente, de lastras resbaladizas.
¡Porque fue triste de veras! Pero me había dormido con la curiosidad recelosa de conocer de vista la tierra en que voluntariamente acababa de sepultarme, y sintiendo revivir de golpe aquel vehemente deseo al ver un poco de luz que se filtraba por los resquicios de las puertas, levantéme de prisa, lavéme tiritando de frío, envolvíme en el abrigo más espeso de los varios que tenía a mi alcance, y me asomé al mismo balcón a que me había asomado por la noche.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba