Ejemplos con arrobo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Por encima de las tapias del huerto conventual asomaban los negros y rígidos cipreses, que eran como el prólogo del arrobo místico, el dechado de la voluntad eréctil y aspiración al trance, y los sauces anémicos y adolecientesen la región los llaman desmayos, que eran la fatiga y rendimiento, epílogo dulce del místico espasmo, y los pomares sinuosos y musculosos, las ramas, de agarrotados dedos, mostrando rojas y pequeñas manzanas, que no sugerían la imagen del pecado, sino a lo más de un pecadillo.
Yo asistía a los oficios con emoción, aunque sin subir al deliquio ni al arrobo, ellos estaban como los perros en misa.
Las monjas que las vigilaban permitían aquella infracción a la regla, porque ellas tampoco podían resistir, y cerrando dulcemente sus ojos y arrullándose en un plácido arrobo, conservaban en las facciones, como una careta, el mohín de la maestra, cuya obligación es mantener la disciplina.
, en el arrobo conventual de una mirada, quisiera reposar mi alma entre la sombra blanda que amontonan tus pestañas.
María leía La Época, la Florián, incansable, tocaba el piano sumida en el arrobo de aquel mar melódico, y Lina esperaba siempre.
Fatigadas de tanto trabajo se habían sentado en tres sillas preparadas para el objeto por el sacristán, y contemplaban en silencio su obra, pudiéndose observar en el semblante de dos de ellas la satisfacción y el arrobo del artista vencedor, mientras la de Amarillo frunciendo la dorada piel de la frente, demostraba hallarse embebecida en otros pensamientos.
Volver a mi pueblo y no sentir sus regocijos o sus dolores cuál los sentía en otro tiempo, será encontrar a la mujer amada y no abismarse en sus ojos, y no estremecerse al soplo de su aliento, y no caer de rodillas al crujido de sus vestiduras, y no experimentar el éxtasis y el arrobo de los primeros amores.
Entonces, como si volviese en sí de un arrobo melancólico, dijo Costancita:.
Pero, cualquiera que sea la procedencia de las doctrinas, en la oda imitada por Menéndez y Pelayo, hasta donde puede juzgarse e inferirse de la vaguedad de un arrobo poético, más que misticismo, en sentido riguroso, se advierte emanatismo, combinado con la tesis aristotélica de la misteriosa atracción, por cuya virtud el primer motor mueve y llama a sí a los seres.

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