Ejemplos con arreboles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡No! tú, libre como el aire, yo esclava, quieta, callada y mansa como el agua eternamente enamorada del cielo que, aun sin darse cuenta de ello, igual refleja los alegres arreboles del alba que las tristes nubes de la tempestad.
día entre los arreboles de una risueña aurora, y comienza el hombre a vivir entre las risas de.
Para los hombres como Gedeón, el arte no tiene bellezas, ni la naturaleza aromas, luz, ecos, armonías ni colores, la misma impresión les causa el nubarrón que oscurece el horizonte, que los arreboles de una aurora, lo mismo hiere sus oídos la inspirada melodía, que el chirrido de las carretas, la propia aversión tienen a la prosa de Cervantes, que a las copias de Calaínos.
Salió de la capital lleno de dolor, jurando volver pronto y dejando su corazón empeñado como una preciosa prenda en tres casas diferentes: en poder de una linda señorita, en el de una hermosa dama de alta categoría, que gastaba los últimos arreboles de su vida en coqueteos, y en una pequeña trastienda del barrio de las Nieves, en donde sus almibaradas palabras habían hecho la desgracia de una pobre muchacha hija de un artesano.
En el verano el cielo se cubre de nubarrones nacarados que van a unirse con el mar allá en el confín del horizonte, al fin de la llanura se ven ondear las copas de los altos árboles del camino real, cuya línea recta va a perderse en lontananza, inmediatamente a mis pies el viento de la tarde juega con los tilos del jardín, en cuyo follaje se refleja la luz que envían los arreboles.
Vi animarse un tanto sus mejillas, donde unos atisbos de colorete y albayalde, mal borrados por la toalla, parecían los últimos arreboles de su gloria.
bajo los últimos arreboles nos preparamos para la queda.
¡Y era mi orgullo y mi regocijo! ¡Y cuando le soñaba entre los arreboles de su gloria coronando las canas de mi vejez, la desesperación le mata y la desdicha me ofrece su cadáver mutilado, y hasta la justicia humana le niega el triste consuelo de la sepultura en tierra bendecida para los hombres! ¡Donde le vi crecer lleno de vida y de esperanza, donde más le sonreía la ilusión de sus amores, se pudrirán sus míseros restos señalados con el horror de las gentes, sin compasión a las lágrimas con que yo regaré el mármol que los cubra!.
Los últimos arreboles coronaban las colinas.

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