Ejemplos con aristón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sila emprendió el asedio de Atenas y El Pireo, gobernadas por el tirano Aristón, una marioneta del rey del Ponto.
La política de tierra quemada llevada a cabo por Aristón y la consiguiente carencia de madera para construir máquinas de asedio llevó a Sila a ordenar talar todos los árboles en cien millas a la redonda, quedando el Ática arrasada.
El tirano Aristón escapó por mar a través del Pireo, para unirse a las fuerzas pónticas conducidas por Taxiles.
Pertenecía a la dinastía de los Euripóntidas y sucedió a su padre Aristón.
Entre las que se escribieron en tiempos de Antonino Pío se cuentan la de Aristón de Pella y las dos de Justino que pide una justificación a las condenas contras los cristianos.
Su padre se llamaba Aristón, descendiente de Codro, último Rey de Atenas, y su madre Perictione, descendiente del legislador Solón, prima de Critias.
Estaban a la vista los dos ejércitos prontos ya piara venir a las manos, cuando los corintios, que habían conocido la injusticia de aquella guerra, fueron los primeros que, mudando de parecer, comenzaron a dar la vuelta hacia su patria, después de ellos retiróse también el rey de los lacedemonios que conducía el ejército, Demarato, hijo de Aristón, por más que antes nunca hubiese sido de parecer contrario al de Cleomenes, y siendo así que hasta entonces solían los dos reyes juntos salir al frente de sus tropas: con esta ocasión y por dicha discordia hízose en Esparta una ley de que al salir el ejército nunca marchasen con él entrambos reyes, sino que exonerado uno de ellos de ir a campaña, se quedase en Esparta con uno también de los Tindaridas, pues antes ambos Tindaridas, como patronos y dioses tutelares de sus reyes, iban siguiéndoles en el ejército.
De estas resultas, la muchedumbre se mostraba dispuesta a defender a Pisístrato, juntáse el pueblo, y haciendo Aristón proposición por escrito de que para custodia de su persona se dieran a Pisístrato cincuenta maceros, levantándose Solón lo contradijo, e hizo presentes al pueblo muchas cosas por el término de éstas que escribió en sus poemas: Os pagáis de la lengua y las palabras de un hombre enlabiador y artificioso, mas no miráis, atentos, su conducta.
Muy pronto y con mucho ardor pareció haberse aplicado Temístocles a los negocios públicos, y muy vehemente se mostró también su anhelo por la gloria, por la cual, aspirando desde luego a ser el primero, se atrajo con intrepidez los odios de los poderosos, que ocupaban el primer lugar en la ciudad, y más especialmente luchó con Arístides el de Lisímaco, que en todo le hacía siempre oposición, sin embargo, la enemistad con éste tuvo, al parecer, un motivo y origen del todo pueril, porque ambos habían estado enamorados del hermoso Estesileo, natural de Teos, según la relación de Aristón el Filósofo, y desde entonces siempre estuvieron también encontrados en las cosas públicas.
Aristón de Ceo dice que la enemistad de ambos dimanó de ciertos amores, hasta llegar al último punto: porque enamorados de Estesilao, natural de Ceo, sumamente gracioso en la forma y figura de su cuerpo, llevaron tan mal la competencia, que aun después de marchita la hermosura de aquel joven no cesaron en su oposición, sino que como si se hubieran ensayado en aquel objeto, con el mismo afecto pasaron al gobierno, acalorados y encontrados el uno con el otro.
Así dicen que de lo que más se admiraba Aristón el filósofo era de que fuesen tenidos por más felices los que poseían cosas superfluas que los que abundaban en las necesarias y útiles, y Escopas el Tésa- lo, como le pidiese uno de sus amigos una cosa que al mismo que la pedía no era de gran utilidad, e hiciese presente a éste que no le pedía nada que fuese o de necesidad o de provecho, “pues con estas cosas- le replicó- soy yo dichoso, y rico con las inútiles y superfluas.
Era esta ciudad colonia de los Atenienses, fundada en aquellos felices tiempos en que floreció su poder, teniendo el dominio del mar, y aun por esto, muchos, huyendo de la tiranía de Aristón, trasladándose allá por mar, fijaron en ella su residencia, sucediéndoles que, por evitar los males propios, tuvieron que sufrir los ajenos.
Engañados con una estratagema por Aristón, piloto de Corinto, fue destrozada enteramente su ala izquierda, según escribe Tucídides, con pérdida de mucha gente.
Aristón, general de los Peonios, había dado muerte a un enemigo, y mostrándole la cabeza, “Entre nosotros ¡oh Rey! -le dijo-, este presente se recompensa con vaso de oro”, Alejandro, sonriéndose: “Vacío -le contestó-, y yo te lo doy lleno de buen vino, bebiendo antes a tu salud”.
En cuanto a Demades, todos convienen en que, entregado a su genio, era invencible y que, hablando, de pronto confundía todo el cuidado y prevenciones de Demóstenes, y Aristón de Quío refiere el juicio de Teofrasto acerca de los oradores, porque preguntado qué le parecía Demóstenes, respondió: “Digno de la ciudad”.
Miró siempre con admiración a Antíoco Escalonita, e hizo su amigo y comensal al hermano de éste, Aristón, varón inferior a muchos filósofos en la elocuencia y erudición, pero en su probidad y modestia comparable a los primeros.

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