Ejemplos con archivo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

DE CASTRO, Teresa: El Marquesado de los Velez en el Archivo de la Real Chancillería de Granada: Siglo XVI.
Esto lo sabemos ya que después Recaredo intento recuperar sus territorios pidiendo al Papa que encontrase ese tratado, el Papa no pudo encontrar el documento ya que se había quemado el archivo imperial.
Podía reconocerlas porque las había estudiado, porque estaban guardadas en una habitación inmediata, en el archivo, como esas flores secas que se conservan aplastadas entre las hojas de un libro viejo.
Dos cartas atestiguaban en el archivo esta dulce e incomprensible esclavitud.
Conservábanse en el archivo de la casa algunas de sus cartas: pliegos de papel amarillento con caracteres rojizos, desiguales y confusos, y un estilo que delataba las pocas letras del comendador.
Había pasado muchas tardes en el archivo de la casa, la pieza inmediata al comedor, registrando legajos apilados en armarios con puertas de alambre, a la luz suave que se filtraba por las persianas de los huecos.
Siguiendo un corredor, camino de la cocina, dejó a un lado la capilla, que estaba cerrada muchos años, y al otro la puerta del archivo, vasta pieza cuyas ventanas daban sobre el jardín, y en la que había pasado Jaime, de vuelta de sus viajes, muchas tardes, revolviendo legajos guardados tras el enrejado de alambre de vetustas estanterías.
Una vez adentro, podía tocar el botón eléctrico que se le antojase, para pedir a un ujier lo que tuviera por conveniente, pasear en el salón que mejor le pareciese, sentarse en el diván más cómodo, escribir en los gabinetes al efecto, pedir en secretaría el expediente más difícil de hallar, y en el archivo el libro más extraño, en fin, hasta beber, de balde, un vaso de agua con azucarillo en la de la casa.
¿Conoces las donaciones que reyes y grandes señores hicieron en vida a nuestra catedral y las herencias que le dedicaron en la hora de la muerte? ¡Qué has de conocer! Yo lo sé todo, me he enterado en la Obrería, en el Archivo, en la Biblioteca.
La hicieron en una ermita, después de elegido el obispo don Bernardo, y yo la he visto con mis pecadores ojos en el Archivo: un pergamino con letras góticas, que figura a la cabeza de los Privilegios de esta Santa Iglesia.
Acababa de cerrar una puertecilla inmediata al coloso, que conduce por una escalera de caracol al archivo de música.
Seguía mirando la puertecilla del archivo con ojos melancólicos, como si fuese a llorar sobre la ruina de la música.
Crea usted, Gabriel, que ese archivo es un panteón de grandes hombres, pero panteón al fin, en el que nadie resucita.
¡Ay, ese archivo, Gabriel, qué pena da! Cada vez que lo visito salgo triste.
La partida tal entró en tal pueblo, quemó el archivo municipal, se racionó, y volvió a salir La columna tal perseguía activamente al cabecilla cual, y después de racionarse.
La verdad era que el archivo había producido en el alma de Julián la misma impresión que toda la casa: la de una ruina, ruina vasta y amenazadora, que representaba algo grande en lo pasado, pero en la actualidad se desmoronaba a toda prisa.
No era tortas y pan pintado la limpieza material del archivo, sin embargo, la verdadera obra de romanos fue la clasificación.
Desocupó en seguida las sillas de cuero, y explicó muy acalorado que aquello estaba revueltísimo-aclaración de todo punto innecesariay que semejante desorden se debía al descuido de un fray Venancio, administrador de su padre, y del actual abad de Ulloa, en cuyas manos pecadoras había venido el archivo a parar en lo que Julián veía.
Iba a dar la vuelta al pasillo que dividía el archivo del cuarto de don Pedro, cuando vio.
Del famoso arreglo del archivo sacó Julián los pies fríos y la cabeza caliente: él bien quisiera despabilarse, aplicar prácticamente las nociones adquiridas acerca del estado de la casa, para empezar a ejercer con inteligencia sus funciones de administrador, mas no acertaba, no podía, su inexperiencia en cosas rurales y jurídicas se traslucía a cada paso.
Su obligación de sacerdote era enseñar, corregir, perdonar, no pisotear a la gente como a los bichos del archivo.
Y volaba por los salones recorriendo la larga crujía para llegar hacia la parte del archivo, donde había sonado el grito horrible.
Bajó con esperanzas de encontrarla en la cocina, y al pasar ante la puerta del gran despacho próximo al archivo, donde se había instalado don Pedro desde el nacimiento de su hija, vio salir de allí a la moza, en descuidado traje y soñolienta.
¿No lo ha reparado usted cuando estuvo almorzándose el polvo del archivo? Pero usted es capaz de no haber reparado tampoco el estado de mi mujer, si no le entero yo ahora.
¡Oh mi señora Dulcinea del Toboso, estremo de toda hermosura, fin y remate de la discreción, archivo del mejor donaire, depósito de la honestidad, y, ultimadamente, idea de todo lo provechoso, honesto y deleitable que hay en el mundo! Y ¿qué fará agora la tu merced? ¿Si tendrás por ventura las mientes en tu cautivo caballero, que a tantos peligros, por sólo servirte, de su voluntad ha querido ponerse? Dame tú nuevas della, ¡oh luminaria de las tres caras! Quizá con envidia de la suya la estás ahora mirando, que, o paseándose por alguna galería de sus suntuosos palacios, o ya puesta de pechos sobre algún balcón, está considerando cómo, salva su honestidad y grandeza, ha de amansar la tormenta que por ella este mi cuitado corazón padece, qué gloria ha de dar a mis penas, qué sosiego a mi cuidado y, finalmente, qué vida a mi muerte y qué premio a mis servicios.
Y, pues que, en efeto, él ha de salir a plaza,quiero que sea en la del archivo de tu secreto, confiado que, con él y con la diligencia que pondrás, como mi amigo verdadero, en remediarme, yo me veré presto libre de la angustia que me causa, y llegará mi alegría por tu solicitud al grado que ha llegado mi descontento por mi locura.

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