Ejemplos con arcón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Asimismo, también se exponen ornamentos religiosos, casullas, capas y paños desde el siglo XV al XIX, algunos bustos, un arcón con herrajes góticos, capiteles, libros-corales, etc.
Esta sala conserva una caja de caudales originaria de Estados Unidos y un arcón que data del siglo XVI cuyo resorte de seguridad se conserva en tan buen estado que aún funciona y tres maquetas de las carabelas del descubrimiento.
Los bajos estaban reforzados para aportar rigidez al conjunto y la capota quedaba guardada en un arcón cubierto del mismo color de la carrocería.
Completan la ambientación del dormitorio, un arcón, propiedad de Juan Bautista Rivarola, una curiosa silla sanitaria, un espectacular reclinatorio y un nicho poilicromado.
Ella y su hermana USS la Colina del Arcón , qué también había sostenido el daño severo del ataque de la antena, era los únicos portadores en su clase que no vio ningún activo-deber sin embargo el servicio postguerra su daño de tiempo de guerra se había reparado con éxito.
El Cardenal William Keeler, arzobispo emérito de Baltimore, y uno de los muchos defensores de la restauración, terminaron la restauración, sin hundirse en el arcón de la arquidiócesis, decidió utilizar las donaciones de los fondos privados con el único propósito de que se hiciera la restauración.
Además de esto, es de especial interés el arcón románico del siglo XIII, policromado su paño frontal con escenas del Tetramorfos y los Apóstoles.
El cofre, en fuerza de empujones, abordaba la costa tallada a pico de un arcón, el golfo triangular de dos cómodas, la blanda playa de unos fardos de telas.
¿Cómo aquella señora augusta, soberana de remotos países de magnificencia y de ensueño, había venido a dejar sus huesos en una lóbrega capilla de Valencia, dentro de un arcón semejante a los que guardaban retazos y cachivaches en los desvanes del notario?.
Saca del arcón mi clámide más hermosa.
Yo creo en la Virgen del Sagrario y un poquito en Dios, ¿pero en esos señores? ¡Si los conocieran como yo! Pero, en fin, todos hemos de vivir, y lo malo no es tener defectos, sino ocultarlos, hacer la comedia como el sinvergüenza de mi yerno, que ahí donde lo ves, grandote como un castillo, se da golpes de pecho, besa el suelo lo mismo que las beatas, está deseando mi muerte, creyendo que guardo algo en mi arcón, y quita lo que puede del cepillo de la Virgen, y roba las velas y hace trampas en el cobro de las misas, y ya estaría en la calle si no fuese por mí, que pienso en mi hija, siempre enferma, y en los pobrecitos de mis nietos.
Así dejara el alma en la tarea no se guardaría en el bolsillo, ni achocaría para el arcón media docena de duros.
En la tienda de Arnaiz, junto a la reja que da a la calle de San Cristóbal, hay actualmente tres sillas de madera curva de Viena, las cuales sucedieron hace años a un banco sin respaldo forrado de hule negro, y este banco tuvo por antecesor a un arcón o caja vacía.
-Y ahora -añadió don Sotero, mientras volvía a meter el papel en el legajo, y el legajo y las monedas en el arcón-, hágame usted el obsequio de oírme unas cuantas palabras muy al caso, que también a mí me gusta dar a cada cosa la luz que le corresponde.
Como ya va anocheciendo, el chico de la casa toma un tizón del hogar, sopla en él varias veces, y al resplandor de la vacilante llama que produce, se acercan a un arcón ahumado que está bajo el más ahumado vasar, alzan la tapadera, y aparecen en el fondo, entre montones de harina, salvado y medio pernil de tocino, dos pucheros grandes llenos de leche.
Sacó éste, con mucha flema, un legajo del arcón, y del legajo un papel, y después de leerle entre dientes del modo que Fernando le entendiera, sentóse, humedeció la pluma en los no muy empapados cendales del tintero, y escribió, cerca de la firma que en el papel había, lo que el joven deseaba.
Por listo y afanoso que anduvo, mientras arregló ''la ceba'' de las novillas para cuando se las recogieran por la noche, y se puso la ropa nueva, y se calzó las alpargatas, y guardó las escasas provisiones de boca en el arcón de la harina, y metió ''a subio'' la leña que tenía en el corral, y volvió a dejar la llave de la casa en la de su señora, ya era por filo más de media tarde.
Contra la pared, un armario cerrado, y detrás de la cama, un arcón viejísimo con esquineros y cerradura de hierro oxidado, una silla de paja arrimada a la mesa, y a la cabecera de la cama una pililla de agua bendita entre las cuentas de un rosario, colgado en el mismo clavo que ella.
Cargó con él y se fue a su mesón, donde cogió un hacha y se puso a hacer pedazos el arcón, y de un secreto que tenía cayó un papel.
Estaban las paredes de la alcoba y las de la sala recién blanqueadas, tan recientemente, que aún se veían en el suelo y en las puertas los regueros de la lechada, y se olía la cal húmeda, como si acabara Bastián de extenderla con la escoba, y las mayores aberturas del tillado estaban medio tapadas con listones en bruto, sí, pero bien afirmadas con clavos trabaderos, se había barrido la alcoba y sacado de ella el arcón viejo, la mesa no tenía encima más que el tapete y la palmatoria, en la cama había almohadas con funda limpia y una colcha en buen uso y por último, arrimadas a la pared, hasta dos sillas útiles.
¡Todo su gallinero no valía cinco reales en buena venta! Por único regalo tenía dos ''quiquiriquis'' habaneros que le había enviado un sobrino indiano la primavera pasada, y ya le habían dado cincuenta disgustos revolviendo todas las gallinas del lugar y robando el grano hasta del arcón de los vecinos.
Cuando las tuvo en la mano recogió los libros y papeles que había sobre la mesa, los guardó en el arcón muy sosegadamente, y entonces salió a cumplir el encargo hecho por don Lesmes, entre las maldiciones de Celsa y el asombro de los demás.
-El señor -respondió Macabeo señalando a Bastián- haría mejor en dejar ese papel en el arcón en que estaba, siquiera por bien parecer, hasta que la tierra tapara al que apandó tantos caudales.
digo mal, con don Román solamente, pues le tomó éste por su cuenta desde luego, apartándose un buen trecho de los demás, que nada hicimos por acercarnos a ellos, respetando la santa avidez con que el noble expatriado de Coteruco aprovecharía aquella providencial ocasión de saber algo más de lo que sabía sobre el estado de cosas de su pueblo nativo, aunque fueran extraídas con la ganzúa de sus ansias de aquel arcón de cuatro llaves.
Cafetera estaba solo en casa, sentado sobre un arcón viejo, único mueble de ella, no contando el catre matrimonial, rascándose la cabeza como aquel que acaricia una idea de gran trascendencia, y murmurando algunas palabras, no todas evangélicas, las más de un colorido asaz rabioso.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba