Ejemplos con arañando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se oyen unas notas de Hedwig's Theme antes de que un golpe provoque la irrupción definitiva del contrabajo arañando la partitura.
Willie llama la atención en la iglesia arañando una vidriera, de la misma forma que Quint en la película Tiburón.
Bart llama la atención de los nerds y de Homer arañando una pizarra, de la misma manera que Quint en la película Tiburón.
Una niebla blanca se extendió ante sus ojos, le zumbaron los oídos Pero cuando creía sentir cerca de él a su contrario, la niebla se deshizo, volvió a ver la luz tranquila y azul de la noche, y a pocos pasos, tendido igualmente en el suelo, un cuerpo que se revolvía, que se arqueaba, arañando la tierra, lanzando un ronquido angustioso, un hipo de muerte.
Los franceses también se acostaron, arañando el suelo para no perder lo recuperado Y empezó de este modo la guerra de trincheras.
Mi mujer pasó cuatro días arañando la sábana, con un ataque cerebral, y yo acudí a la morfina.
Despegábanse diariamente de la tierra europea algunos de estos monstruos, arañando la profundidad con las invisibles zarpas de sus hélices, repleto el vientre de carne humana estremecida por los espejismos de la esperanza.
Trabajaba de noche a noche, cuando toda la huerta dormía aún, ya estaba él, a la indecisa claridad del amanecer, arañando sus tierras, cada vez más convencido de que no podría con ellas.
Y doña Manuela, enfurecida por lo difícil de la situación, crispaba sus manos arañando los adornos de su bata.
En la calle de Mira del Río tocaba un pianillo de manubrio, y en la calle del Bastero otro, armándose entre los dos una zaragata musical, como si las dos piezas se estuvieran arañando en feroz pelea con las uñas de sus notas.
La cencerrada proseguía, implacable, frenética, azotando y arañando el aire como una multitud de gatos en celo el tejado donde pelean, súbitamente, de entre el alboroto grotesco se destacó un clamor que en España siempre tiene mucho de trágico: un.
nosotros éramos pobres fuerzas rastreras que arañando el suelo, estábamos a merced de los de arriba, y sin embargo queríamos destronarlos.
Este sujeto, un tal Barraganes, rematante de arbitrios, la explota desde entonces arañando por encima y ocupando en las labores, sólo a temporadas, cuando más, ocho obreros cuyo hallazgo le cuesta un triunfo.
Sabido es por demás que los susodichos explotadores eran lo peor de cada casa, y que no habiendo entonces en el país ni ley, ni rey, ni roque, todo era en él primi ocupantis, por lo cual, antes que la herramienta del trabajo, todo buscador precavido adquiría un revólver y un puñal, porque no es necesario decir que lo que se adquiría arañando las costras de la tierra durante el día, había que defenderlo a menudo, por la noche, a tiros y a puñaladas.
Confieso, sin embargo, que más de una vez nos causó horror considerar el aspecto que ofrecía nuestra larga caravana, trepando, arañando, gateando ladera arriba, en redoblado zigzag o receñidas eses, como una culebra de desmesuradas proporciones.
A eso de la madrugada del tercer día, el cuzquito se levantó de la manta, dejó oír un gruñido leve, y al poco rato se puso a ladrar arañando la cabeza de Moreira como para despertarlo.
No son sirenas y no tienen a su disposición seductores cantos, pero tapan con agua estancada, bien tranquila, el pantano de barro blanco donde chapaleará el jinete incauto, con desesperación, y de donde saldrá arañando, pálido del riesgo corrido, de tener que bajarse en pleno fangal para aliviar al mancarrón hundido, y los muy pícaros se desternillarán de risa silenciosa, mirándolo.
También figura entre las mujeres Petrona, mordiéndose los rojos labios, arañando sus manos sin piedad.
Al llegar la lectura del drama, y en tanto duró ella, Magda, asentada junto a Alejandro, le oía sin levantar los ojos, cruzadas sobre las rodillas las manos, en los pasajes amorosos tremaba su alto pecho y palidecía su tez, en los dramáticos, crispábanse sus dedos, arañando la sedería de la falda.
Veinte años llevo arañando la tierra, cuidando esta pobre viña del Señor, donde he tenido que encerrar toda mi actividad, todos mis esfuerzos.
La sed, con la mueca indescriptible de sus caricias, tostando los labios con sus besos, secando horriblemente la lengua con su aliento ardoroso, arañando furiosamente la garganta, detuvo aquellos átomos de rebeldía .
! Suponte tú, y es mucho suponer, que yo, echando por zancas y barrancas, arañando aquí y allá, reúna mil reales.
Pronto, nadó el caballo, pero cortó la corriente, y con las manos tocó la barranca, resbaladiza como jabón, que, dos veces, le rechazó las uñas, y sólo fue arañando que se trepó, al fin, el rosillo triunfante, con el tílbury a la rastra.
¡Oh, qué vi de calvinistas arañando a Calvino!, y entre estos estaba el principal Josefo Escalígero, por tener su punta de ateísta y ser tan blasfemo, deslenguado y vano y sin juicio.

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