Ejemplos con apotegma

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Comúnmente era usado como apotegma de cartas u otros comunicados institucionales, así como en carteles, edictos, y en documentos legales.
Otros enunciados sentenciosos son: refrán, adagio, máxima, sentencia, aforismo, frase proverbial, apotegma.
Jugando con la primera sentencia de las leyes robóticas de Asimov, Jef insistía en lo que tendría que ser el apotegma básico de cualquier diseñador: Ningún sistema debería dañar tu contenido o a través de la inacción permitir que el contenido se dañe a sí mismo.
En el interior sobresale, en la parte alta, el nombre del Alma Mater y, en la parte baja, nuestro apotegma de la Ciencia por el camino de la Libertad, sendas inscripciones son en letras color oro.
Sus argumentos contra el funcionalismo están estrechamente relacionados con el apotegma externalista: Las ideas no están en la cabeza.
Según el Gral Juan Domingo Perón, él mismo creo el apotegma que define al peronismo: para un peronista no hay nada mejor que otro peronista.
El trapero se quedó muy satisfecho de su apotegma, y volviendo a inclinarse, enterró su gancho investigador en el montón de inmundicia que delante tenía.
Y a fe que, si lo fuera, nunca podría citar con mayor oportunidad que ahora, el tan sabido apotegma pagano:.
Reinando, pues, Agis, se entrometió el dinero en Esparta, y con el dinero la invadió también la codicia y el ansia de la riqueza por medio de Lisandro, que, con ser inaccesible al dinero, llenó, sin embargo, a su patria de amor a la riqueza y de lujo, introduciendo en ella el oro y la plata y trastornando las leyes de Licurgo, reinando las cuales hasta allí no parecía que Esparta era un pueblo regido con un gobierno, sino una persona que hacía vida ejercitada y filosófica, o, por mejor decir, así como los poetas fingen que Heracles, no teniendo más consigo que una piel y un palo, recorría la tierra castigando a los tiranos injustos y crueles, de la misma manera esta ciudad, con sola una escítala y una mala ropilla, dominando a la Grecia muy según su grado y voluntad, deshizo autoridades injustas y tiránicas que se habían introducido en los gobiernos, decidió sobre guerras y sosegó tumultos, muchas veces sin ni siquiera mover un escudo, sino con sólo enviar un mensajero, al que todos acudían para hacer lo que se les mandaba y ordenaba, como las abejas cuando la reina se presenta: ¡tanto era lo que prevalecía en buenas leyes y en justicia! Así, yo no puedo menos de maravillarme de los que dicen que los Lacedemonios sabían ser mandados, pero ignoraban el mandar, y de los que celebran aquel apotegma del rey Teopompo, el cual, diciéndole uno que Esparta se había salvado por sus reyes, que sabían mandar: “Mejor por sus ciudadanos- le respondió-, que saben obedecer.
Doña Javiera había puesto en circulación un extraño apotegma: La sabiduría es la sal de los hombres.
Artíñano, y a su imparcialidad política, aplicando á unos y otros partidarios liberales y tradicionalistas, el ya célebre apotegma de Lista: «Todos en él pusimos nuestras manos.
Si la imaginación creadora es necesaria para concebirlas, requiérese para ejecutarlas otra rara virtud: la virtud tenaz que Newton bautizó como simple paciencia, sin medir los absurdos corolarios de su apotegma.

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