Ejemplos con aplastaron
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
Sus ejércitos aplastaron brutalmente a los insurgentes en el Gran Ducado de Lituania.
Tras un levantamiento generalizado en el que los británicos saquearon Camulodunum, Verulamium y Londinium, los romanos aplastaron la rebelión en la Batalla de Watling Street y continuaron su ofensiva hacia al norte llegando a alcanzar el centro de Escocia en la Batalla del Monte Graupio.
Los alemanes aplastaron su breve república, pero esto no significó el fin de sus movimientos, que se fortalecerían con el tiempo.
Los confederados aplastaron a la brigada que ocupaba la línea en Peach Orchard, e hirieron y capturaron al comandante mismo de la brigada.
Coco contrató al abogado René de Chambrun para renegociar las cláusulas del contrato con los Wertheimer, pero ellos aplastaron sus intentos.
En la Batalla de Bibracte las legiones aplastaron a sus oponentes y los helvecios, derrotados, ofrecieron su rendición, a lo que César accedió.
Desafortunadamente, al activarse las gulillotinas, NO cortaron los pernos, sino que sólo los aplastaron, no pudiendo separarse el satélite.
También como su padre, se rebeló, pero esta vez el resultado fue completamente distinto, pues los asirios aplastaron la rebelión y devastaron el país, siendo la familia real mitannia capturada y llevada a Asur.
Sobre su pecho se aplastaron ocultas redondeces de elástica y firme dureza cuya existencia no había podido sospechar.
¡Parece imposible que la edad nos haya reducido a tal grado de miseria! ¿Somos nosotros aquellos héroes, que hace algunos años, recorrían en mulo o a pie las montañas más altas de Europa, expuestos a perecer entre la nieve, sólo por ver un ventisquero, una cascada o el sitio en que los aludes aplastaron a tal o cual impertérrito naturalista? ¿Somos nosotros los mismos que pasaron noches de purgatorio en ventas dignas de la pluma de Cervantes, por conocer las ruinas de un castillejo moruno, los que hicieron largas jornadas en carro de violín, por contemplar un retablo gótico, los que sufrieron a caballo todos los ardores del estío andaluz, buscando el sitio en que pudo existir tal o cual colonia fenicia o campamento romano? ¿Somos nosotros los atrevidos exploradores de la Alpujarra, los temerarios visitantes de Soria, los que llegaron por tierra a la misteriosa Almería, y, sobre todo, los intrépidos descubridores de Cuenca.
En el mismo instante, varias pelotas de lodo, arrojadas por los chiquillos, se aplastaron en su pecho, salpicándole la cara.
No tuviste valor para sustraerte a ellos, y te aplastaron sin piedad.
Y era que el cañón había reventado al tiempo de disparar, era que la encina, hecha pedazos, vomitaba la metralla en todas direcciones, lo mismo hacia atrás que hacia adelante y por los costados, revuelta con mil fragmentos de madera que silbaban al hender el aire, era que la expansión de tanta pólvora inflamada había hecho rodar los troncos en que se apoyaba el cañón, y estos troncos aplastaron a españoles y franceses.
