Ejemplos con apóstrofes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y al teatro se iba y vagaba como una sombra espectral del escenario a las butacas y desde aquí a las galerías meditando el efecto que harían tales versos oídos desde lo alto y desde lo bajo, cómo resultarían los apóstrofes y los apartes.
En los apóstrofes y denuestos de Xuantipa, aunque muy veladas, siempre latían, como se habrá advertido, venenosas alusiones a este asunto.
Jóvenes cuya distinción entusiasmaba a doña Elena prorrumpían en apóstrofes contra las corrupciones de París, corrupciones que habían estudiado a fondo velando hasta la salida del sol en las virtuosas escuelas de Montmartre.
En el espantoso vocerío perdiéronse mis apóstrofes.
Empezó su discurso el inmenso tribuno con estos ardientes apóstrofes: Soy sospechoso al Partido Republicano porque le digo que él solo no puede salvar la República, porque le digo que está hondamente dividido y perturbado, porque le digo la verdad, como se la dije a los Reyes, y añado que no gobernará como no condene enérgicamente y para siempre a esa demagogia.
Desde aquel día, me metí en el trajín electoral, y tuve la dicha de oír de los autorizados labios de don Nicolás, en las reuniones del teatrito de la calle de Las Aguas, parrafadas y apóstrofes tan tremendos como los que a mí me valieron poco menos que la excomunión de la Asamblea del partido.
El doctor recordaba las declamaciones de muchos mitins obreros, a los que había asistido por curiosidad, los apóstrofes a los explotadores de las cantinas que engordan con los sudores del trabajador, que se redondean chupándoles la sangre, y se decía con gravedad:.
Además, de los labios de doña Frasquita continuamente brotaban dichos y apóstrofes tan destemplados como éstos: ¡Carcamal! ¡No haber tenido familia a los veinte, y querer correrla con un pie en la sepultura! ¡Cochino! ¡Buen chasco se llevaría la que fuese, porque al burro que no puede con la albarda, échele usted doble carga!.
Durante ella, y para los que tenemos algo de sexto sentido, esos muebles, arrumbados durante todo el año, se animan, gesticulan y hablan, de cuyas resultas es facil oir sangrientos apóstrofes, horrorosos sarcasmos y verdades como puños.
Uno pronuncia discursos, otro os dirige a voz en grito apóstrofes que os ponen colorado, quién os nombra, quién os señala con el dedo, cuál os adula, cuál otro os manifiesta todo lo que os conviene saber.
Dejaba escapar de su pecho exclamaciones de ira, juramentos de venganza y apóstrofes de despecho contra sí mismo.
Y no dejaron de molestarle también y entorpecerle ciertas disensiones domésticas, pues Refugio, que ya se estaba dando pisto de gobernadora, y se había despedido de sus amigas con ofrecimientos de protección a todo el género humano, se quedó helada cuando su señor le dijo que no la podía llevar Pucheros, lloros, apóstrofes, quejas, gritos Pero, hija de mi alma, hazte cargo de las cosas, no seas así.
Estuvo a punto de descargar su indignación en apóstrofes violentos, de los que tantas veces oyó a los señores que frecuentaban la casa de don Tadeo, pero se limitó a mirar a su hermano con lástima, diciéndole:.
Preparose durante varios días con libros que consideró del caso, leyó al Padre Larraga y al jesuita Roothaan, consultó varios sermonarios de Santander, Eguileta y Pantaleón García, hizo acopio de frases sabias, citas de los Santos Padres y hasta de figuras retóricas, escogiendo tropos, hipotiposis y apóstrofes que dieran color a sus períodos, después de lo cual fijó el tema de la oración, fundándola en aquellas palabras famosas:.
El patrono del pueblo es saludado siempre a escopetazos y con espantosos apóstrofes, que pasarían por sacrilegios y blasfemias si no fuesen la concentrada y enérgica expresión de su piedad y de su gratitud, estallidos de unas lágrimas cristalizadas, pedazos que saltan de la mismísima cantera de la fe, como salta la esquirla cuando se rompe el hueso.
Comentaban con malicia los criados el rumor de apóstrofes, epifonemas y onomatopeyas que les aseguraban completa vagancia por algunas horas, pero ningún habitante de la casa se atrevió a poner su planta profana en el gabinete convertido en salón de sesiones.
El marqués ardía en deseos de venganza, pero esta pasión era en él reconcentrada y sorda: habíase calmado, y sin duda meditaba algún plan de difícil ejecución, porque enmudeció, y sólo con algún que otro monosílabo expresaba su conformidad al oír los terribles apóstrofes de D.
Ya se dirigía hacia aquella puerta, cuando salió una vieja que, corriendo tras el travieso volátil, le dirigía toda clase de apóstrofes con muestras de gran enfado: ¡Anda bandolera, retozona, callejera, mala cabeza, loquilla!.
¿El lector ha visto esto? Pues el efecto producido en las tres damas por la respuesta de Clara fue enteramente igual al que producen los apóstrofes de un predicador endemoniado en el tímido y dueñesco auditorio de un novenario.
Y digo que conversaban, porque don Sotero, contra su costumbre, no maltrataba a Bastián con apóstrofes y dicterios, antes le agasajaba con tal cual sonrisilla placentera, y le buscaba con mimos los pocos registros sonoros que cabían en aquella inteligencia rudimentaria y agreste.
Algo como carcajada estalló entre los concurrentes del café, y en seguida comenzaron los epigramas y los apóstrofes más cáusticos.
Lo cual no dejaba de exasperar a Tremontorio, y dábale a menudo ocasión de fulminar sus embreados apóstrofes sobre los ''pinturines'' pescadores que caían por su banda.
-Sigue a esto -dijo a su padre Maravillas, interrumpiendo la lectura-, un largo párrafo muy bonito y de gran efecto, de conjuros y de apóstrofes por el estilo de los que ha oído usted, que duran hasta la mitad de esta segunda columna, y digo enseguida.
Doña Sabina aprovechó la ocasión que le ofrecía la actitud de delincuente de su sobrino, para continuar con más dureza sus apóstrofes.
Tose, estornuda, se limpia el sudor con el pañuelo y da fuertes golpes en la acera con el bastón, creyendo que así se oirán menos los apóstrofes y bufonadas del zapatero, pero sólo consigue poner más en evidencia sus angustias.
¡Oh, qué bien si se parase el tiempo! Pero no, no se paraba, corría, le arrastraba consigo, le gritaba: muévete, haz algo, tu deber, aquí de tus promesas, mata, quema, vocifera, anuncia al mundo tu venganza, despídete de la tranquilidad para siempre, busca energía en el fondo del sueño, de los bostezos arranca los apóstrofes del honor ultrajado, representa tu papel, ahora te toca a ti, ahora no es Perales quien trabaja, eres tú, no es Calderón quien inventa casos de honor, es la vida, es tu pícara suerte, es el mundo miserable que te parecía tan alegre, hecho para divertirse y recitar versos.
Al oír todos aquellos apóstrofes, Grano-de-Belleza quedó tan mortificado que abandonó inmediatamente a sus invitados, y cabalgando en la mula emprendió el camino de la ciudad, y lleno de rabia el corazón y de lágrimas los ojos, llegó junto a su madre, que se asustó al verle en tal estado.
Con aquel ojo leía desde su casa la razón en las contiendas de sus convecinos, y anonadando al culpable con dos apóstrofes de acero, sin dar largas alas ni ensalzar muy arriba al inocente, restablecía la paz quebrantada.
Ya en la calle, a las once de la noche, la muchedumbre comenzó a relinchar y a dar corcovos, y siguiendo a Lucas, detuviéronse todos debajo de las ventanas del señor cura, a quien saludaron con una docena de morrillazos a los cristales, otras tantas seguidillas indecentes que entonaron a porfía Gildo y Barriluco, y un sin cuento de apóstrofes soeces, que los más borrachos se creyeron en el deber de lanzar a los oídos del santo varón.
Rugió, golpeose las caderas con los puños cerrados, mesose el ralo cabello con las uñas, amagó apóstrofes fulminantes, injurias.

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