Ejemplos con anónimo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El perseguido puede desplazarse a cualquier parte del mundo, si consigue un transporte anónimo.
Es de bronce dorado y fue ofrecida por un peregrino anónimo y bendecida por el Nuncio Apostólico, Mons.
La historia se basa en un relato anónimo que ya circulaba en Norteamérica durante los años de la Segunda Guerra Mundial.
Es nombrada por Ptolomeo en el siglo II con el nombre de Cetaria y por el Anónimo de Rávena en el siglo VII con datos del siglo IV con el nombre de Cetraria.
El más importante de ellos fue la reducción indígena de San Fernando del Río Negro a mediados del siglo XVIII, que legó el nombre de San Fernando al anónimo paraje.
De esta forma el autor impide que la fisonomía del personaje anónimo distraiga la atención del paisaje.
A la asidua lectura de esta obra por parte de los cristianos orientales se hace referencia en el célebre comentario anónimo llamado Relato de un peregrino ruso publicado en el siglo XIX.
El anónimo artista de esta pieza conocía y manejaba ciertamente los recursos compositivos y las calidades de modelado que impuso el Renacimiento, más su sentido estético, el carácter iconográfico e incluso el ambiente religioso que la obra respira quedan muy unidos a los respectivos conceptos popularizantes, pues hay una parte preponderante de intervención indígena.
Del contenido de la iglesia cabe destacar su cuadro de Ánimas, anónimo del siglo XVIII de estructura clásica en tres planos, con buen colorido y en muy aceptable estado de conservación.
C, el anónimo de Rávena o Ravenate denominó a esta mansión Bonisana , nombre que podría hacer referencia a el buen emplazamiento tanto a nivel climatológico como topográfico de la zona y a sus saludables aguas, lo que sumado a los restos romanos anteriormente mencionados convierte en más que probable el emplazamiento de la Búrbida.
La Virgen data de autor anónimo granadino del siglo XVIII.
El anónimo era creación literaria de Felicita, pintaba, con recargada sensiblería, los amores desgraciados de don Pedrito y Angustias, hasta el instante en que la pasión avasalladora les arrebataba en un torbellino y les impelía al rapto, refería que unos perseguidores desalmados iban a los alcances de los amantes evadidos, con propósito de destruir su felicidad, esbozaba, con trazos al carbón, el cuadro venidero de una doncella sin honor, de todos despreciada, y de un sacerdote indigno, caso que no se les permitiese casarse, y, por epílogo, suplicaba de los Padre dominicos y de los marqueses de San Madrigal que intercediesen con el obispo, con el cual tenían notorio metimiento, para que obligase al descarriado seminarista a cumplir como hombre cabal con la chica.
¿Qué le sucedería a Anselmo? ¿Estaría enojado? ¿Sería contrario al matrimonio de don Pedrito y Angustias? ¿Habría averiguado que el anónimo al Padre Alesón era obra de Felicita? ¡Dios mío, Dios mío, qué incertidumbre congojosal Felicita lloraba silenciosamente, deseando la muerte.
A la mañana siguiente, el Padre Alesón, sin saber cómo ni de dónde, recibía un anónimo, escrito en caracteres que simulaban letra de imprenta.
El voluminoso dominico, con el anónimo de manifiesto, fué a ver a don Restituto y doña Basilisa, que, en su sentir, también habían padecido una pequeña violación.
Tal vez fué una amiga de ella, que, adivinando los hechos, los hizo saber al marido por medio de un anónimo, tal vez se delató la misma esposa inconscientemente, con sus alegrías inexplicables, sus regresos tardíos a la casa, cuando la comida estaba ya en la mesa, y la repentina aversión que mostraba al ingeniero en las horas de intimidad matrimonial, para mantenerse fiel al recuerdo del otro.
Algunas veces, el triángulo de acero tropezaba con obstáculos subterráneos un muerto anónimo y sin tumba.
El mismo abogado no estaba seguro de encontrar su sepultura si alguna vez necesitaba buscarla ¡Y así había sido el final de esta criatura de lujo y de placer! ¡Así había ido a consumirse aquel cuerpo en un agujero anónimo de la tierra, lo mismo que una bestia abandonada!.
Mintió con el ilogismo absurdo y descarado del que se ve en peligro de muerte, hubo necesidad de releer sus primeras declaraciones, que negaba ahora, de presentar nuevamente las pruebas materiales, cuya existencia no quería admitir, de hacer desfilar su pasado entero con el apoyo de aquellos datos irrefutables de origen anónimo.
No había ido por la tarde al paseo del Prado, incomodábala mucho aquel eterno dar vueltas de los días de Carnaval, expuesta siempre a oír las desvergüenzas que escupen la envidia y la insolencia tras el anónimo de una careta ¡Cuántas había escuchado ella antes de salir escarmentada! Quedóse, pues, en su casita, como mujer de provecho, cuidando de Fernandito, que andaba desmazalado, y ya entrada la noche, llegó primero el excelentísimo Martínez y a poco el senador del reino don Vicente Cascante.
Estas despertaron en su mente un vivo recuerdo, buscó apresuradamente el anónimo que encerraba la denuncia, cotejó ambas letras, y el velo se rasgó entonces por completo.
Así lo comprendió el excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez, y hecho un basilisco fue a pedir al gobernador cuenta de su torpeza, alborotóse este, y guardándose muy bien de confesar que sólo en un anónimo cifraba él las pruebas del complot de Currita, aseguró campanudamente que le constaba la existencia de una vasta conspiración alfonsina, que el marqués de Butrón la dirigía, y que la señora condesa de Albornoz era una trapisondista de tomo y lomo.
No satisfecha con esto, y para acallar los peligrosos rumores, que, atizados por Isabel Mazacán, corrían de lo sucedido, imaginó denunciarse a sí misma al gobernador, escribiéndole un anónimo en que con pruebas patentes y señales manifiestas aseguraba que la condesa de Albornoz y el marqués de Butrón urdían un complot vastísimo, existiendo en poder de ellos papeles muy importantes para la causa alfonsina.
Y el muy imbécil tal vez se divertiría, tal vez estarían con él las hermanitas, y todos juntos mirarían con desprecio a la gente que se pasea por bajo, sin pensar que de allí podría salir un acusador anónimo que les gritara: ¡Todo ese lujo, esa altivez que ostentáis, son debidos a la trampa, a la desvergüenza, a que vuestra madre es una!.
¡Que toquen la !gritó un vozarrón anónimo con acento imperioso.
—Porque no lo olvides: cada máscara que va a los bailes es un anónimo: cada una que vocea en el Prado es un pasquín, y el Carnaval en conjunto es un simulacro de la ruina, de la disolución de la sociedad.
¡No parece sino que se ha estipulado de antemano no apelar nunca a estos golpes mortales, como se excluye la estocada en ciertos duelos! Y es, realmente, que un maravilloso instinto de conservación advierte a los más desalmados, que el anónimo, y sobre todo el pasquín, acabarían por disolver la sociedad humana.

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