Ejemplos con anémica

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De cuando Pepe Monagas señaló en Canarias los descubrimientos de la pelisilina y la bomba anémica.
Su consumo afecta dañando principalmente el aparato circulatorio, el sistema nervioso, el sistema inmunológico y los pulmones, produciendo Metahemoglobinemia que es causa de hipoxia anémica.
Canal anémica, subcutáneo con tinte ictérico y hemorragias focales, petequias y equimosis en mucosas y serosas viscerales, hipertrofia de médula ósea roja, anemia, ictericia y atrofia serosa de tejidos grasos, hemorragias subcapsulares en todas las vísceras,hepato y esplenomegalia, infarto hemorrágico y atrofia serosa de médula ósea.
¿Pero es de veras? ¡Qué rico de Pe-ri-co!exclamó la anémica cantando.
Ella era una rubia, abultada y algo anémica, de ojos claros y gesto sentimental.
Del lecho salía un vaho espeso y fétido, la anémica estaba bañada en copioso sudor.
Tenía la anémica la cabeza enterrada de un lado en las almohadas, y dormía con sueño inquieto y desigual, en las orejas, pálidas como la cera, resplandecían aún los solitarios, contrastando su blancura nítida con los matices terrosos de las mejillas y cuello.
Pero no hubo medio de persuadir a la anémica.
Al regresar a casa con sus compras, brillaban de tal suerte los ojos de la anémica y estaban sus mejillas tan encendidas, que Perico le dijo:.
¿Paseamos hoy, señora enfermera?interrogó la anémica.
¡Ay, Periquillo del alma!gritó la anémica, que con su fino oído no perdía palabra.
La anémica se apoyó el índice en la frente, con expresivo ademán.
¿Tú le conoces hace tiempo?murmuró Lucía, subyugada y ofreciendo a la anémica el brazo para que se apoyase.
Solía la voz de la anémica romper el encanto.
Las noticias dadas por su hermano acerca de Lucía y Miranda lograron aguzar singularmente la hambrienta curiosidad de la anémica, y su olfato fino percibía no sé qué emanaciones novelescas en los sucesos acaecidos al matrimonio.
La anémica solía manifestar, al volver del paseo, el capricho de ir un rato a sentarse en los bancos del parque.
¡Chist! Ahora, ahoragritaba la anémica palmoteando.
¡Qué horror!exclamaba la anémica dando un grito.
A las seis dejaba pasito el lecho conyugal y se iba a despertar a la anémica, a fin de que el prolongado sueño no le causase peligrosos sudores.
El médico de consulta a quien se habían dirigido en Vichy, al par que recomendaba las distracciones a Miranda, prohibía severamente a la anémica todo género de excitación, encargándole mucho que procurase aprovechar el carácter semi rural de la villa para hacer vida de campo en lo posible, acostándose con las gallinas y madrugando con el sol.
La risa de la anémica se volvió tos, una tosecilla que le rascaba la garganta y la sofocaba, obligándola a sentarse en un banco rústico de los muchos que en el parque había.
Miranda hubo de beber las aguas hirvientes y enérgicas de la , sometiéndose a la vez a un complicado sistema de afusiones locales, baños y duchas, mientras la anémica absorbía a pequeñas dosis la picante linfa, gaseosa y ferruginosa del manantial de las.
Su cuello se inclinaba hacia delante con una esbeltez anémica, una fragilidad que marcaba bajo la piel los tendones y arterias, dilatados por la tenue emisión de la voz.
Echándoselas de médico, Ido la declaró anémica y diagnosticó los baños de mar como infalible tratamiento.
Los árboles se agitaban al viento como incensarios, las flores, de color pálido, lánguidas, con anémica hermosura, olían a incienso, como si las bocanadas de aire de la catedral con que las impregnaban las cercanas puertas transformasen sus naturales perfumes.
Era la imagen de la mujer del pueblo criada en los tugurios de los barrios obreros, en las grandes metrópolis: anémica por el aire mefítico del cubil donde nació, por la alimentación mala y deficiente, con el cuerpo escuálido, paralizadas en su desarrollo los gracias femeniles por el rudo trabajo realizado en plena niñez.
muchachita anémica, estando bajo la influencia del opio!.
En cuanto se quedaban solos en la habitación de la enferma, ella cerraba la puerta con estrépito, y acto continuo se oía la voz chillona, estridente, que gastaba las pocas fuerzas de la anémica en una catilinaria de cuya elocuencia y facundia no era posible dudar.
Ni un ave en el espacio, ni un ser viviente en el suelo en cuanto abarcaba la vista, y el rumor continuo, igual, monótono, del invisible río, como si fuera el estertor de la naturaleza, que se moría tiritando, anémica y abotargada por la frialdad.
Lo intermedio, lo cursi y sin cachet, resulta la faz anémica del señorito ciudadano: habla de nómina y pobreza a diez kilómetros.

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