Ejemplos con angelina

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo y Angelina no sentíamos correr el tiempo.
¿Le gustaría a usted que me casara con Angelina?.
¡Ay, Rorró! Si alguna vez piensas casarte busca una mujer como Angelina.
No sólo me detenía en la budística ciudad el amor de los míos, no, cuando me ocurría que acaso sería preciso ausentarme, pensaba yo con tristeza en Angelina.
En el último soneto puse sobre los cuernos de la luna a la dulce Angelina, oculta bajo el poético nombre de Flérida.
Me pasaba largas horas conversando con Angelina.
¿Y de Cervantes, qué me dice usted, Angelina?.
Valdría la pena consignar aquí el juicio de Angelina acerca de algunos libros.
Y como tía Carmen dudara, Angelina refirió, con muy buen acuerdo y muy donosamente, la vida de la mística.
Angelina era una muchacha muy inteligente.
Los chicos preferían que Angelina les tomase la lección.
Las rosas ¡ah! ¡las rosas! Lindas y espléndidas salían de manos de la anciana, pero Angelina las embellecía al tocarlas.
Padecía insomnios, y ataques de convulsión que la obligaban a dejar el lecho por algunas horas y a pasearse por el aposento, apoyada en el brazo de Angelina.
¿Dónde está mi Angelina? ¿Qué hace mi Angelina que no viene?.
La Angelina de este libro está, silvestre y coronada, con María.
¡Dulces instantes aquellos! Angelina, de pie cerca del pretil, envuelta en el rebozo, caídos los brazos con placentera indolencia, entre las manos la escoba perezosa.
Sin embargo, no tardé en comprender que aquel airecillo gazmoño que tanto me chocó en Angelina el primer día, no era más que timidez de bondad, muy en harmonía con su carácter y su belleza, muy natural en quien había tenido tanto que llorar.
A poco principiaba Angelina su matinal faena.
Algún amigo de la familia habló de mis tías al párroco, y Angelina se quedó con ellas.
Entonces vino Angelina a nuestra casa.
¿Por qué en aquel momento pensé en Matilde, la dulce niña de mi primer amor? ¡Ay! ¿por qué creí ver delante de mí un rostro apenado, lloroso y dolorido, el rostro de Angelina?.
¡Eso es, así, como persona decente!dijo: Tía Pepa Y Angelina me seguían.
No venía muy provisto el baúl, no había en él mucho con que engalanarme, pero en dos por tres, con ayuda de tía Pepa y de Angelina, saqué la ropa, y pronto me presenté delante de la enferma hecho un veinticuatro.
Angelina, turbada, nos veía con penosa curiosidad.
Oye, Angelina: Rodolfo está muy contento de las camisas que le mandamos, y dice que nadie las hará mejores.
Elogié las habilidades de Angelina.
¿Novio Angelina? ¡Por Dios, Rorró! ¡Qué otro vienes!.
En esos países donde hay siempre margaritas que deshojar, versos ingenuos en los abanicos, novias que juran, desde una reja nocturna, el amor vitalicio de Angelina.
María muere, Angelina se retira para olvidar, a un convento, para olvidar un amor que ya adivina amenguado en el perfecto amante de su fantasía.

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