Ejemplos con andadas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Tras bastantes fechorías fue apresado, estuvo en la cárcel de Mogador durante cinco años, consiguió fugarse con doce compañeros y volvió a las andadas como bandido.
Nacido en un barrio sevillano, Victor Diaz comenzo sus andadas en el fútbol en un equipo de barrio llamado Hispalis.
Cayó en la ruina cuando Peter decidió hacer sus propias obras literarias eróticas al ser Carter el publicador de la versión en audio cassete, un conductor tuvo un accidente de trafico por culpa de la cinta de audio y demandó a Pewterschmidt dejándolo sin casa, sin dinero y Babs acabo yéndose con Ted Turner, durante un tiempo no tuvo otro remedio que irse a vivir con su hija y su yerno al que tanto había odiado, lamentablemente para el, no se adapta a su nueva vida y empieza a sentirse una carga para la familia, en casa de los Griffin aprendió a apreciar a Peter hasta que Babs le anuncia que se ha divorciado de Turner y vuelven a ser ricos, Carter vuelve a las andadas con su yerno.
En el episodio, Bob vuelve a las andadas, en esta ocasión amenazando con detonar una bomba nuclear sobre Springfield si no se hace desaparecer la televisión.
Manuscrito de la Biblioteca Nacional: Los picaros de todos estados y condiciones, mercaderes, frailes y villanos, aparentan deseo de la enmienda cuando les predica un mono cualquiera: pero pronto vuelven a las andadas porque todo lo hacemos por imitación.
Pregunte usted si quieren volver a las andadas, a muchos de los contratistas de Gallarta.
Podría volver a las andadas, podría antojársele correr tras ella.
¿Volver a las andadas? ¿Para qué? ¿Para cansarse al cabo de un par de meses, sentir el mismo hastío de la vez primera, y portarse de nuevo como un charrán?.
¿Qué sacaría yo de consolarte ahora y corregirte, si el mejor día volvías a las andadas?.
Leocadia, obligada por la fuerza de las circunstancias y quizá temerosa de su hermano, cuidaba algo más al padre, mas también volvió a las andadas.
Quedamos en que no volverás a las andadas ni me escribirás majaderías: no merecen otro nombre las cosas que dices.
Y no aprenderápensaba doña Lupe, todavía es capaz de volver a las andadas, y de ir allá a quitarle motas al zángano de Carlos.
¿A mí qué me importa? Lo que quiero decir es que si usted tiene algún influjo sobre ella, debe aconsejarle que Porque el día mejor pensado, esta mujer vuelve a las andadas, y se cansará de criar a su niñito.
No se veía al marqués casi nunca, desde el nacimiento de la niña, en vez de mostrarse más casero y sociable, volvía a las andadas, a su vida de cacerías, de excursiones a casa de los abades e hidalgos que poseían buenos perros y gustaban del monte, a los cazaderos lejanos.
para ser hombre a la moderna, para ser hombre de ideas atrevidas y para echar a un lado las ranciedades y rutinas de España, que volveré a las andadas y entre los dos haremos alguna cosa.
Nadie me quita que tú has vuelto a las andadas.
Preciosa, algo aficionada, mas con benevolencia que con amor, de la gallarda disposicion de Andres, ya deseaba informarse si era el que habia dicho: entró en Madrid, y a pocas calles andadas encontró con el paje poeta de las coplas y el escudo: y cuando él la vió, se llegó a ella diciendo:.
Iba Sancho en medio, con su vara, que no había más que ver, y pocas calles andadas del lugar, sintieron ruido de cuchilladas, acudieron allá, y hallaron que eran dos solos hombres los que reñían, los cuales, viendo venir a la justicia, se estuvieron quedos, y el uno dellos dijo:.
Creyóse que el buen hidalgo, molido y escarmentado, no volvería a las andadas, y por sí o por no, su familia y amigos acudieron a diversos expedientes para apartarle de sus desvaríos, incluso el de murar y tapiar el aposento donde estaban los libros condenados, mas Don Quijote, muy solapadamente, tomaba mientras tanto a Sancho Panza de escudero, y vendiendo una cosa y empeñando otra y malbaratándolas todas, reunía una cantidad razonable para hacer su segunda salida, más sobre seguro que la primera.
Volví a las andadas por montes y barrancos, y hasta me parecían llanos y placenteros caminos y sendas por los cuales no andaba yo antes sino echando los pulmones por la boca.
Como «obra de arte», me parecía bellísimo, como realidad, no tanto, pero había que tener en cuenta la luz y los «adherentes» que me deslumbraban algo en mi observatorio, y la incesante y maléfica labor de los diablejos empeñados en que yo no saliera de Madrid y volviera a las andadas.
-¡Jeringa, digo yo! que traigo andadas cuatro leguas a pie, y no estoy pa solfeos de esa clase.
Si están en ella, se esconden, se recatan y se parapetan de tal suerte, que se hacen sordos a mis conjuros, y si la cercan, para atormentarla, andan sobrado listos para escapar cuando yo llego, y no volver a las andadas sino después que me voy.
Pero salió de ella, y volvió a las andadas, y tornó la justicia a prenderle, y en este juego pasaron dos años, torturado Gedeón entre sus celos, que le sacaban de casa, y el temor al zapatero, que le asustaba en la calle, el odio que sentía hacia Solita, y el amor propio que cada vez le arrimaba más a ella, el asco que le producía el remendón, y el dinero que le costaba verse libre de él por algunas semanas, el reuma y el catarro que iban desarrollándose en sus piernas y en su pecho, como hiedra en pared vieja, y el zumbar en su cerebro, sin tregua ni descanso, de aquella tempestad de desencantos y remordimientos, cada día más deshecha.
-Así dicen todos cuando caen, pero después que pasa el susto, se olvidan de la lección y vuelven a las andadas.
cuestión de volver a la andadas con alguna otra, y desconceptuado, desprestigiado por añadidura, desmonetizado en plaza como metal de mala ley.
-Si es una perezosa, si ya no quiere salir, si ha vuelto a las andadas, a las encerronas.
Sin embargo, aunque se prometió no verse en otra, pocas horas después, en el Casino, donde le recibieron con muestras de simpatía y de júbilo, ofrecía solemnemente volver a las andadas, acudir a los gaudeamus mensuales en que se daría cuenta de los trabajos de la sociedad innominada que había fundado inter-pocula.
Hoy nuestro conocimiento de la historia del planeta no nos consiente formarnos semejantes ilusiones, los cientos de siglos que antiguamente se atribuían a la vida humana como hipótesis atrevida, hoy son perfectamente conocidos, con todos los pormenores de su historia, hoy sabemos que el hombre vuelve siempre a las andadas, que nuestra descendencia está condenada a ser salvaje, y sus descendientes remotos a ser, como nosotros, hombres aburridos de puro civilizados.
Y como el hombre es terco y no suele querer enterarse y acostumbra después que se le ha sermoneado cuatro horas a volver a las andadas, los preguntones, si leen esto, volverán a preguntarme: «Bueno, pero ¿qué soluciones traes?» Y yo, para concluir, les diré que si quieren soluciones, acudan a la tienda de enfrente, porque en la mía no se vende semejante artículo.

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