Ejemplos con amos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¿Y el emperador Carlos V? ¿Qué tienes que decir de él? ¿Conoces un hombre más extraordinario? Les pegó a todos los reyes de Europa, medio mundo era suyo: el sol no se ponía nunca en sus dominios , los españoles éramos los amos de la tierra.
Por esto España fue más grande entonces que nunca, y éramos los amos del mundo, y había dinero y grandeza, y se vivía feliz en la tierra, con la certeza de alcanzar el cielo después de muerto.
A la caída de la tarde llenábanse las tabernas de hombres enrojecidos y barnizados por el sol, con la recia camisa sudosa, que hablaban de la cosecha y de la paga de San Juan, el semestre que había que entregar a los amos de la tierra.
Pero los del gremio no se fiaban, ningún labrador quería las tierras ni aun gratuitamente, y al fin los amos tuvieron que desistir de su empeño, dejando que se cubriesen de maleza y que la barraca se viniera abajo, mientras esperaban la llegada de un hombre de buena voluntad capaz de comprarlas o trabajarlas.
Eran los amos del agua, en sus manos estaba la vida de las familias, el alimento de los campos, el riego oportuno, cuya carencia mata una cosecha.
Tenía que visitar a los amos, los hijos de don Salvador, y pedirles a préstamo un piquillo para completar la cantidad que iba a costarle la compra de un rocín que sustituyese al.
Los amos acababan de prestarle el piquillo que le faltaba para la compra del rocín.
Ahora llegaba la suya: ahora eran los amos.
Los amos, conejos miedosos, se habían vuelto ahora lobos intratables.
¿Y por qué no les tenían miedo? ¡Cristo! Porque ya no estaban abandonadas é incultas las tierras de , aquel espantajo de desolación, que aterraba a los amos y les hacía ser dulces y transigentes.
¿Crees tú que todos los amos son como tu padre y tu abuelo? No hagas caso de esos falsos testimonios, no, muchacho, no hagas caso de esas cosas, desprecialas, desprecialas, porque nadie ha de creer en ellas.
¡Aunque me quede sin nada! ¡Al fin, para lo que yo he de vivir! Al fin no hago más que pagar lo que a los amos les debo.

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