Ejemplos con ameno

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Hombre activísimo, resuelto, emprendedor hasta la temeridad, de trato extraordinariamente encantador y ameno, dejaba entrever en ocasiones la sombra de una suave y profunda melancolía, que no es difícil observar en el fondo de sus composiciones poéticas.
El estilo de Esquivel es sobrio y directo, no abusa del diálogo y es un gran pintor de ambientes, posee dotes de narrador ameno y es un gran observador de la realidad social de nuestros días.
Estudió además Matemáticas, y antes de los veinte años publicó ya un Ameno y deleitable jardín de Mathemáticas.
Era Quintana hombre de costumbres sencillas, de afectuoso y ameno trato, amante de la justicia y de la probidad tan acrisolada que, habiendo sido director general de aduanas, en su casa reinaba la más estricta economía, y atenido en los últimos años a su jubilación de consejero de estado, tuvo que vender cuadros de familia y libros de su biblioteca cuando se vio precisado a hacer algún gasto extraordinario.
El escritor, poeta y periodista Luis Antonio de Villena ha dicho de este libro: El libro se lee de un ameno tirón y las semblanzas cinematográficas son impecables.
Un planteamiento arriesgado y ambicioso que con un estilo ameno y sencillo, no exento de rigor histórico y lingüístico, consigue acercarse a cualquier tipo de lector.
Mientras Ranestelar A resulta ser un planeta ameno y empeñado, evolucionado y desarrollado, Ranestelar B es de los peores lugares de la galaxia.
Si bien la dimensión fantasmal a la que conecta la Unidad Contenedora pareciera ser un lugar ameno para fantasmas, estos frecuentemente intentan salir.
Ramón de Cáceres recordaba que las patriadas de Monterroso eran de ocho, diez y hasta doce horas, y en ellas reía, lloraba, pero siempre ameno, no dejaba de interesar y no nos cansaba con sus vistas.
Limita con las localidades de Barano d'Ischia, Forio, Ischia, Lacco Ameno y Serrara Fontana.
Cierto es que está vallado por montes gigantescos, pero no por ello creas que es lóbrego y sombrío, sino rutilante y esplendoroso de luz y de sol, ameno y fecundo, de verdor primaveral Aunque en la rígida pendiente de la montaña ni un solo rincón encontramos donde edificar, con la ayuda de Dios, el trabajo de nuestras propias manos y la precia de los artesanos, en muy poco tiempo allanamos un pequeño espacio donde pudimos edificar un breve remedo de claustro.
Recientemente se han insertado nuevas opciones al juego para hacerlo más realista y ameno.
El programa se ideó aún más ameno que el de Vanguardia de la ciencia con la inclusión de más música y entrevistas más breves.
Motivado por lo que consideraba una gran ausencia de textos que enseñaran la realidad del país, se dedica a escribir desde muy joven, considerado un prosista ameno, castizo y elegante.
Mariano Miguel de Val, el escritor correctísimo, el versificador fácil y ameno, el hombre culto y bondadoso, ha dejado de existir en plena juventud, cuando su talento y su cultura prometían rendir frutos sazonados y copiosos.
Es un libro muy ameno en el que puede aprender cualquiera que no tenga concepto ni base de esta ciencia.
A pesar de su condición de religiosa católica, en sus programas refiere a Dios en forma desvinculada a una religión específica y comparte su particular visión del mundo con los televidentes en un marco ameno, de escenografía austera y sin perder su acento alemán.
En realidad, lo mejor y más ameno de sus conocimientos se lo debía a su madre, cuando él vivía, siendo niño, en el palacio, sin haber visto maestros.
Después de separarme del señor de Fraile, recorrí algunos de estos heteróclitos albergues, hasta que posé definitivamente bajo los hospitalarios Penates de doña Trina, cobijo llevadero por la abundancia, ya que no por la delicadeza de bastimentos, y, sobre todo, lugar ameno, si los había, a causa de la afluencia de gentes de todo estado, edad y condición: sacerdotes, toreros, políticos, tahures, comerciantes, covachuelistas, militares, estudiantes, labriegos, inventores, pretendientes, petardistas, ingredientes y rebabas del revoltiño social, que allí se mezclaban desde todos los rincones de Iberia.
Llegábase al manantial por un ameno sendero, ya desde el puente se cogía bella perspectiva.
Pintoresco y ameno, el camino merecía, no obstante, una mirada.
Acá, todo es pecado: si se sale, si se entra, si se da el brazo a un amigo, si se lee un libro ameno.
Jaime, además, era joven aún, gallardo y arrogante de figura, discreto y ameno.
Los más, como no le hallaban divertido y como casi no le entendían, le tenían poco menos que olvidado, aunque si alguna vez se acordaban de él era para considerarle como un santo, fastidioso, valetudinario y nada ameno.
, todo le parece lo mismo: la mujer del alcalde es igual a una emperatriz o reina, la del escribano equivale a la duquesa más en moda en Madrid, y el majo Fulanito se le antoja más brioso, y gallardo, buen jinete, seductor, afable y ameno, que el más perfecto de cuantos ha conocido.
Por la noche, en torno de la mesa, mientras mi tía Pepa y Angelina hacían aquellas hermosas flores que han dejado perdurable fama en Villaverde, me instalaba yo, triste y contrariado, en un sillón, cerca de ellas, y sin decir palabra me engolfaba en la lectura de un libro ameno.
Juan Pablo era guapo, simpático y muy bien plantado, de buena estatura, ameno y fácil en el decir, de inteligencia flexible y despierta.
Pasada aquella hora, desaparecía de su rostro rossiniano la seriedad tétrica que en la iglesia tenía, y volvía a ser el hombre afable, locuaz y ameno de las tertulias de tienda.
Y calculando así, miraba contristado el paisaje ameno, el huerto con su dormilón estanque, el umbrío manchón del soto, la verdura de los prados y maizales, la montaña, el limpio firmamento, y se le prendía el alma en el atractivo de aquella dulce soledad y silencio, tan de su gusto, que deseaba pasar allí la vida toda.
Fui recogiendo la soga que enviábades, y, haciendo della una rosca o rimero, me senté sobre él, pensativo además, considerando lo que hacer debía para calar al fondo, no teniendo quién me sustentase, y, estando en este pensamiento y confusión, de repente y sin procurarlo, me salteó un sueño profundísimo, y, cuando menos lo pensaba, sin saber cómo ni cómo no, desperté dél y me hallé en la mitad del más bello, ameno y deleitoso prado que puede criar la naturaleza ni imaginar la más discreta imaginación humana.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba